jueves, 5 de diciembre de 2013

2.2- ¡¡DESTINO HANOI!!

Mi viaje a Vietnam comenzaba el 30 de Septiembre de 2012 en el aeropuerto de Barajas. Al tener que desplazarme desde Santander, hago noche en uno de los muchos hoteles que están cerca del aeropuerto madrileño. Reservando por internet suele salir la noche a 50 euros incluido el trasporte ida y vuelta a Barajas. Los hoteles de 4 estrellas, son bastante nuevos y tienen todas las comodidades.
Salgo de la T-2 hacía París. Una vez en la ciudad de la luz, solo tengo un par de horas hasta la salida de mi avión. La vueltecita por París tendrá que esperar.
A las 14:10 mi avión de Air Vietnam sale dirección Hanoi. Comienza oficialmente la Escapada.

- LUNES, 1 DE OCTUBRE DE 2012.

Estoy ya a media hora de llegar a Hanoi, las plazas del avión, acostumbradas a los cuerpos más menudos de los asiáticos, son pelín estrechas.


Uno de los menús de Vietnam Airlines, rico, rico... Foto del autor.

En el vuelo no ha faltado de comer ni de beber pero no he podido pegar ojo. La ruta del vuelo nos lleva entre nubes iluminadas suavemente por el brillo de la luna por encima de la frontera entre Afganistán y Paquistán. Es una extraña sensación la que sentí en mi interior. Allí abajo tanto peligro, tanto dolor y sufrimiento y aquí a 11.277 metros de altura, con casi todo el vuelo durmiendo, tanta tranquilidad. Es como si las guerras no existieran y mucho menos ahí abajo donde tan solo se ven luces en las grandes aglomeraciones de edificios, que deben ser las ciudades. El resto a esta altura se ve completamente a oscuras.
Once horas y media de vuelo. Según horario de París son las 00:51, en Vietnam son las 5:51.
Se ve amanecer, un denso colchón de nubes lo cubre todo bajo nosotros, acabamos de dejar atrás la inmensa cordillera del Himalaya y ya descendemos hacía la tierra de los viets. ¡¡¡Vietnam ya estoy aquí!!!


 Llegando a Hanoi. No esta inundado.
 Vietnam es así. Foto del autor.


- PRIMERAS SENSACIONES EN HANOI.

El aeropuerto de Hanoi es pequeño. Edificios con una antigüedad de 50 años, repintados, con una estética de aeropuerto soviético de los años 60. Muy pocos viajeros nacionales, y los que hay, con grandes maletas cerradas tan apretadas que parece que van a reventar. La sensación es la de haber retrocedido 50 años en el tiempo. Tras pasar la aduana, entrego la carta de invitación junto a una docena de turistas anglosajones, y ya con mi visado pegado en el pasaporte, salgo a la calle. Cogí un autobús de esos destartalados que no sale del lugar hasta que no está lleno. 
En media hora llegamos a la ciudad, todo lo que vemos a nuestro alrededor es diferente a lo que vemos en cualquier ciudad española, europea o occidental. El paisaje cuajado de campos inundados de arroz, los vehículos destartalados circulando por unas carreteras estrechas, mal asfaltadas y bordeadas de edificios estrechos de tres o cuatro pisos.


Típicos edificios de viviendas vietnamitas en Hanoi. Foto del autor.

En cada bajo, un negocio que vende mil y un servicios y productos y las aceras completamente ocupadas por cientos de ciclomotores. A cuatro metros del suelo sobre postes de madera una maraña de miles de cables de la luz imposible de desentrañar, entran y salen de las calles como si fueran las arterias de este increíble país.
El tráfico es un caos, parece mentira que no haya ni un solo golpe entre los miles de vehículos, principalmente motocicletas de poca cilindrada que esquivan camiones, furgonetas y demás transportes de ruedas, amoldándose los unos a los otros como en un ballet perfectamente coreografiado. Ni un solo claxon, ni un solo gesto de enfado, ni una "peineta". Lo que en este primer día me parecía algo excepcional con el paso de los días recorriendo el país comprobé que es un comportamiento generalizado en toda la población vietnamita.


Típica estampa en una calle del centro de Hanoi. Vietnam. Foto del autor.

El bus nos deja en el centro de Hanoi, las calles son un lío porque no se identifican con carteles y forman un laberinto sin grandes avenidas. Aquí es imprescindible un callejero o un navegador y preguntar cada cierto tiempo (allí solo los que trabajan en negocios turísticos hablan inglés) para encontrar la calle en donde tengáis el hotel. Yo con la mochila al hombro y volviendo un par de veces sobre mis pasos tardo 40 minutos en hallar la calle.

Una calle del centro de Hanoi por donde pasa un tren.
Foto del autor.



- COMO CRUZAR UNA CALLE EN VIETNAM.

Una vez que os bajáis del bus y os convertís en peatones, lo que llama más la atención a un recién llegado a Vietnam es que parece imposible que seamos nosotros los únicos peatones. Pues así es. 
Ningún vietnamita camina más de 10 metros por la acera. Todos absolutamente todos, van en scooter, bici o vehículo de 4 ruedas. Eso de andar es de turistas o de pobres de solemnidad. Allí hasta los más humildes alquilan por unos pocos dongs una de las docenas de scooters con conductor que esperan en cada esquina y que les llevaran donde deseen.

Las aceras en Vietnam son para las motos, calle en Hanoi. Foto del autor.



Típica calle de Hanoi, llena de scooters. Foto del autor.

Cruzando calles en Hanoi. Toda una aventura. Foto del autor.


Las scooters son las reinas de la ciudad. Pasan por miles continuamente por las calles sin dejar un resquicio a los peatones y como no hay semáforos el cruce de calles parece prácticamente imposible. Pero está todo pensado. 
Hay que lanzarse a pasar la calle y ellos solos te esquivan. No intentes esquivarles tú retrocediendo o acelerando, eso solo les desconcertara y hará que se caigan o te atropellen. El truco esta en andar decidido, no muy rápido y ellos solos te esquivan. Tranquilidad, no te pitaran, ni se molestaran, pues así cruzan ellos. Al principio da un poco de respeto pero luego te acostumbras. No vi un solo atropello en todo el viaje, increíble.

                                  Solo hay que avanzar despacio para atravesar 
                                    calles como esta. Los vehículos te esquivan.
                                                      Hanoi. Vídeo del autor.


- EN NUESTRO HOTEL.

Ya estoy en mi hotel, el Serenity Hotel en la calle Cua Dong. Limpio, coqueto y con un servicio muy agradable y profesional por parte de todo su personal. Después de acomodarme en la habitación salgo a dar una vuelta por la zona mas bonita y turística de Hanoi, el lago Hoam Kiem.


El autor con el encargado del Serenity Hotel en su pequeño salón-comedor. Hanoi. Vietnam.


Alrededor de este lago se concentra las calles del barrio mochilero. Es muy cómodo perderse por sus calles y llegar hasta este precioso lugar. En una isla del extremo norte del lago se encuentra el Den Ngoc Son o Templo de la Montaña de Jade, uno de los edificios más hermosos y venerados de la capital. El edificio del templo data de comienzos de 1800 y está perfectamente conservado.


Puerta de entrada al Templo de la Montaña de Jade. Lago Hoam Kiem. Hanoi.
Foto del autor.






Templo de la Montaña de Jade en el lago Hoam Kiem en Hanoi. Vietnam. Foto del autor.
Balcón en el Templo de la Montaña de Jade sobre el lago Hoam Kiem, Hanoi. Vietnam.
Foto del autor.

Este templo está dedicado a los espíritus de la tierra, la medicina y la literatura y al general Tran Hung Dao, que derrotó a los invencibles mongoles en el S. XIII.


Puente del Rayo de Sol que lleva al templo de la Montaña de Jade, lago Hoam Kiem.
Hanoi. Vietnam. Foto del autor. 


Puente del Rayo de Sol que nos lleva al Templo de la Montaña de Jade. Todo muy evocador.
Lago Hoam Kiem. Hanoi. Foto del autor.


Dar una vuelta al lago de la Espada Entregada (Hoam Kiem) contemplando la pequeña pagoda Thap Rua (Torre de la Tortuga, S. XIX) que emerge del centro del lago es uno de los placeres que ofrece Hanoi al visitante. El lago se llama así por una leyenda. Cuentan que en el S. XV durante la ocupación china de la dinastía Ming, el general Le Loi recibió una espada mágica de una tortuga dorada sagrada (la tortuga en Vietnam es símbolo de sabiduría) que vivía en las aguas del lago. Con esta espada, expulso a los invasores chinos de Hanoi y se autoproclamo emperador. 
¿A quién no le recuerda esta leyenda a la de Arturo y su espada Excalibur? también obtenida por el héroe de una ninfa que se la ofrece desde lo profundo de un lago británico.
 Una vez emperador y navegando por el lago tranquilamente, la tortuga volvió a reclamarle la espada. En el S. XIX fue construida la pequeña pagoda.


El autor en el lago Hoam Kiem, en medio de él, el templo de la Tortuga, Hanoi. Vietnam.



Templo de la Tortuga en el lago Hoam Kiem, Hanoi. Foto del autor.
Templo de La Tortuga. Lago Hoam Kiem. Hanoi. Foto del autor.


Tras el paseo, ceno en la terraza de un restaurante por apenas 7 euros. La comida es el apartado más flojo de mi visita por Vietnam, el país es maravilloso pero deben avanzar un poco más en su alimentación. Aunque, acostumbrados a nuestra gastronomía, las comparaciones con otras gastronomías internacionales siempre son odiosas. Vi el mercado nocturno y me fui a dormir.


Cena típica vietnamita en Hanoi. Foto del autor.



Mercado nocturno de Hoam Kiem, Hanoi, Vietnam. Foto del autor.

Vista nocturna del Templo de La Tortuga en mitad del lago Hoam Kiem. Hanoi.
Foto del autor.


El primer día por la capital de Vietnam ha sido una experiencia genial, segura y muy entretenida. Mañana conoceremos más de esta ciudad fascinante.


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