viernes, 28 de enero de 2022

20.3- QUE VER EN UN DÍA POR LISBOA. LISBOA (y II).

 13 de diciembre de 2021. Lunes.

Las Palmas de Gran Canaria.


Hoy nos despertamos con un sol precioso en la capital portuguesa. Desayunamos y salimos temprano de nuestro hotel, el Empire Lisbon Hotel en la avenida Almirante Reis 130. 

Bajamos andando por esta importante arteria de la capital y nos vamos encontrando con los habitantes de la ciudad más madrugadores.

Nuestro destino es la mítica plaza del Comercio, centro neurálgico de la vida y la historia de Lisboa. Hoy estoy especialmente emocionado porque voy a realizar el programa de radio "A donde nos escapamos" en Radio Las Tirajanas conducido por Carmina Martínez Martín desde el lugar más emblemático de Portugal. Hay que llegar con tiempo para poder coger un buena mesa en alguna de las cafeterías con terraza que tiene la plaza.

Curioso edificio en la avenida Almirante Reis 1.
Alberga el hotel Intendant y el bar 1908 y el
restaurante Infame. Lisboa. Foto del autor.


- PLAZA DEL COMERCIO. BARRIO DE A BAIXA.

Llegamos a la plaza del Comercio, aquí estuvo emplazado el Palacio Real, destruido por el terrible seísmo de 1755. Tras el seísmo, el marqués de Pombal decidió construir la plaza en forma de "U". El lugar se diseñó con tres grandes edificios porticados que albergan algunos organismos gubernamentales; la principal oficina de turismo de Lisboa y algunos restaurantes y cafés, como el Martinho da Arcada, el más antiguo de la ciudad y antaño frecuentado por intelectuales.

La plaza actúa también como centro neurálgico para el transporte de la ciudad.

Plaza del Comercio de Lisboa. Con el Arco Triunfal de la Vía Augusta a 
la derecha y la estatua ecuestre de José I en el centro de la plaza.
Foto del autor.

En el Can the Can antes del programa de radio. Plaza del Comercio. Lisboa. 


Nos sentamos en la terraza del restaurante Can the Can y voy preparando el programa Nº 51 sobre Lisboa desde la propia capital lusa. 

En pleno programa de Radio Las Tirajanas. "A donde nos escapamos"
en Lisboa. Foto de Araceli Hidalgo.

Plaza del Comercio. Lisboa. Foto del autor.


En el centro de la plaza se encuentra la estatua ecuestre de José I, el monarca portugués que se encontraba en el trono en 1755 en el momento del gran terremoto. Es obra de Machado de Castro y simboliza el fin de los trabajos de reconstrucción tras la catástrofe.

Estatua de José I y Arco Triunfal de la plaza del Comercio. Lisboa.
Foto del autor.


El punto más característico de la plaza es el Arco Triunfal de la Vía Augusta que es el principal acceso a la plaza, en este caso desde la calle comercial que le da nombre. En él podremos observar algunas esculturas de portugueses notables, obra de Vitor Bastos; como Vasco de Gama, el marqués de Pombal o Nuno Alvares Pereira. En la parte superior, alegorías de la Gloria, el Genio y el Valor flanquean una inscripción que reza: VIRTVTIBVS MAIORVM VT SIT OMNIBVS DOCVMENTO. Y su traducción: Que las virtudes de los más grandes sean una enseñanza para todos.

Arco Triunfal desde la Vía Augusta.
Lisboa. Foto del autor.
Arco Triunfal en la plaza del Comercio.
Lisboa. Foto del autor.
































































Aconsejamos acercarse a la orilla del río, en el lado contrario de la plaza al arco del triunfo. Aquí podremos ver la escalinata que era utilizada por los antiguos monarcas portugueses para desembarcar a su llegada a la ciudad. Actualmente, son transportados los pasajeros de un lado a otro del Tajo desde la estación fluvial de Cais de Sodré.

El embarcadero "real" de la Plaza del Comercio, al fondo, el puente
25 de Abril. Lisboa. Foto del autor.

El embarcadero de la Plaza del Comercio de Lisboa. Foto del autor.


Para obtener una buena panorámica de la Plaza del Comercio lo mejor es subir al mirador del Arco de la Rua Augusta, inaugurado hace poco tiempo y con una terraza espectacular. 

Desde su reconstrucción, la plaza ha sido testigo de acontecimientos históricos muy relevantes, como el atentado contra el rey Carlos y su hijo Luis Felipe a principios del S. XX o el levantamiento militar de 1974, durante la Revolución de los Claveles que derrocó al régimen del general Salazar.

Además es en esta plaza donde se reúnen los lisboetas y turistas cada Nochevieja para dar la bienvenida al año nuevo entre chupitos de ginjinha y fuegos artificiales, amenizados por conciertos y espectáculos.


Salimos de la Plaza del Comercio para ir a hacer unas compras, los productos que os mostraremos ahora son de los más populares para llevar a familia y amigos si estamos en Lisboa.


- PASEANDO POR LA BAIXA.

Pasamos por la Plaza del Municipio, seguimos en el barrio de A Baixa, zona muy turística y comercial. En esta plaza de reducidas dimensiones pero con mucho encanto nos encontramos con la Cámara Municipal (ayuntamiento) y el Pelourinho que es una curiosa columna situada en mitad del lugar. Se levantó tras el terremoto de 1755 sustituyendo a otra que destruyó el seísmo. Tiene 10 metros de altura. Desde aquí nos metemos por la calle Rua Do Arsenal y en el número 56 nos ponemos las botas comprando recuerdos para llevar a casa, latas de pescado en conserva, hay mucho donde elegir.

Plaza del Municipio con el Pelourinho en el centro. Lisboa. Foto del autor.


En el Rei do Bacalhau (el rey del bacalao) donde compraremos latas de
atún, bacalao...Está en Rua do Arsenal 56. Lisboa. Foto del autor.


Tranvía pasando por la Rua do Arsenal 56. Lisboa. Foto del autor.


Plaza del Municipio con la columna del Pelourinho. El edificio principal es
el ayuntamiento o Cámara, desde el S.XIII estuvo cerca de la Sé, en lo
que se llamó las Casas de Cámara. A partir del S.XVIII se trasladó al
Palacio de Rossio que se derrumbó en el terremoto de 1755. Después
se instaló en el lugar que ocupa ahora Lisboa. Foto del autor. 


El pilar que da nombre popular a la plaza simboliza la autonomía de la justicia ciudadana (frente a los poderes eclesiásticos o señoriales), tiene sus orígenes a finales del S. XIV. Este monumento servía para la aplicación pública de penas contra diversos delitos. Hoy en día no pueden verse los ganchos de los que se colgaba para escarnio público a los condenados.

De la plaza del ayuntamiento nos vamos a la calle comercial más conocida de Lisboa; la Rua Augusta.

Es la calle principal del barrio de Baixa, une la Plaza del Comercio, a través del Arco Triunfal con la Plaza de Rossio. Es el centro neurálgico de la ciudad, donde se encuentran algunas de las tiendas de marcas internacionales más conocidas. La calle del Oro y la Plata son paralelas a esta.

Rua Augusta al fondo el Arco que nos permite entrar en la Plaza del
Comercio. Lisboa. Foto del autor.


Rua Augusta si seguimos todo recto llegaremos a la Plaza de Rossio.
Lisboa. Foto del autor.


En la Rua Augusta encontraremos tentadoras pastelerías y cafeterías que nos resultaran irresistibles. 

La popular Nata de Lisboa, en
Rua Augusta. Foto del autor.
Pasteles, entre ellos los famosos de
Belém en una pastelería de la Rua
Augusta. Lisboa. Foto del autor.














De la Plaza Rossio caminamos hacia la Plaza Figueira en donde cogeremos un tranvía que nos llevará hasta el mirador de las Portas do Sol.


- CASTILLO DE SAN JORGE. BARRIO DE ALFAMA.

No podéis dejar de subiros a uno de los 57 tranvías que cubren las cinco rutas de la que dispone la capital lisboeta. La primera línea se inauguró en 1901. Hay tres tipos de tranvías en Lisboa, los clásicos amarillos y de madera que datan de principios del S. XX y son los que nos interesan.

¿Qué ruta son las mejores?:

El tranvía 15E es uno de los «eléctricos» modernos, nos lleva desde Cais do Sodré hasta Belem, por lo que es una ruta muy utilizada por los turistas para moverse por la zona más monumental de Lisboa.

-También son interesantes los recorridos del tranvía 25, que sale de Campo de Ourique y pasa por Estrela, Lapa y la Plaza del Comercio hasta llegar a Alfama; el tranvía 18, que sale de Rua da Alfândega, pasa por la Plaza del Comercio y llega hasta el Palacio de Ajuda y el tranvía 12, que sale desde la Plaza de Figueira y Martim Moniz y realiza un corto recorrido por Alfama.

Plaza de Figueira, desde aquí subiremos por el barrio de Mouraria hasta el
castillo de San Jorge. Lisboa. Foto del autor.


En el interior del tranvía Nº 28 camino del mirador de Portas Do Sol.
Lisboa. Foto del autor.

Subimos por el barrio de Mouraria y efectivamente en
algunas de sus zonas parece que estamos en una ciudad
del norte de África por su estética. Lisboa. Foto del autor.


La ruta más conocida es la del antiguo tranvía 28 que pasa por varios de los lugares más emblemáticos de Lisboa: el barrio de Estrela, el Barrio Alto y el Chiado, Graca, Alfama, con parada frente al Panteón Nacional, la Sé, el Mirador Portas Do Sol y el castillo de San Jorge, entre otros.

Con el tranvía subimos por el barrio de Mouraria que, como el propio nombre indica, fue donde los "mouros", que dominaron la ciudad durante siglos, encontraron el último reducto para su supervivencia en Lisboa durante la Edad Media. Los cristianos reconquistaron la ciudad en 1147 que culminó con la toma del castillo de San Jorge. Hoy en día en este antiguo barrio musulmán se mezclan varias generaciones de familias portuguesas con inmigrantes chinos y bangladesíes.

En el café Silva, sus parroquianos están más que
acostumbrados a ver subir a los turistas en el tranvía 
camino del castillo de San Jorge. Barrio de Mouraria.
Lisboa. Foto del autor.


También es conocido como la cuna del fado de Lisboa. Las callejuelas estrechas y empinadas de la Mouraria y sus locales familiares te permiten sentir el auténtico Alma de Lisboa. Aquí no hay grandes monumentos ni restaurantes de moda, tan solo la Lisboa más genuina: fachadas de azulejos que se caen a trozos, ropa secándose al viento, estrechos callejones con balcones llenos de macetas y sobre todo, mucho fado.

El tranvía 28, es el que nosotros cogemos en la Plaza Figueira, para subir por la Moureria y llegar al mirador de la Puerta do Sol. El billete sencillo cuesta 2,90 euros por persona.

El tranvía llega al mirador de Puerta del Sol. Lisboa. Foto del autor.

Mirador de Puerta del Sol. Lisboa. Foto del autor.


Estamos en el Mirador de Puerta del Sol, que homenajea a una de las puertas del castillo musulmán que tenía ese nombre ya que daba al este, al nacimiento del sol. Es el mirador más frecuentado por los turistas y lo es, porque es el más bonito. La panorámica desde este mirador del barrio de Alfama es sencillamente impresionante. Las casas de color pastel enmarcan la silueta de la iglesia de Sao Vicente de Fora con el brillo azul del Tajo al fondo. Una de las fotos imprescindibles de Lisboa. Podéis tomar algo en la terraza chill-out especialmente pensando para turistas pero, precisamente por eso, los precios son más altos que la media.

Mirador de la Puerta del Sol. Barrio de Alfama, Lisboa. Foto del autor.

Alguien nos observa en la estrecha calle Beco de Maldonado. Subimos al
castillo de San Jorge. Lisboa. Foto del autor.

En el Patio de Dom Fradique. Alfama. Lisboa. Foto del autor.


Ya estamos en la cuesta que nos lleva a la entrada del castillo de San Jorge. Esta fortificación se la conoció como Castelo Dos Mouros, pues se trataba de una fortificación musulmana reconquistada a mediados del S. XII por Alfonso Henríquez, primer rey de Portugal, tras un cerco de 3 meses y con ayuda de cruzados extranjeros. De estos últimos viene su nombre ya que muchos de ellos profesaban devoción por el mártir San Jorge.

Durante el siglo siguiente, al constituirse Lisboa como capital del nuevo reino, y hasta mediados del S. XVI, el castillo vivió su período de máximo esplendor, pues convertido en Palacio Real, fue testigo de acontecimientos históricos como la recepción de Vasco de Gama a su regreso de la India.

Arco de San Jorge, entrada al castillo. Lisboa. Foto del autor.

Barrio do Castelo. Castillo de San Jorge. Lisboa. Foto del autor.

Una delicia pasear por el barrio intramuros del castillo
de San Jorge. Lisboa. Foto del autor.


Tras el terremoto de 1755, el castillo quedó en ruinas y no se comenzó a restaurar hasta el S. XX. Se accede al castillo por el arco de San Jorge.

Una vez dentro podemos pasear libremente por las calles intramuros donde vive la gente como en un barrio más. Nosotros, por falta de tiempo, no visitamos el interior de la fortaleza pero aquí os contamos lo que se puede ver: 

- Torre Ulises con panorámica de la ciudad de 360º.

- Visita guiada a su yacimiento arqueológico, tenéis que apuntaros en la taquilla de entrada.

- La Cámara Obscura del castillo que mediante un curioso sistema de lentes nos permite "cotillear" varios puntos de los lugares más famosos de la ciudad en tiempo real.

- Jardines del castillo, desde lo alto de la muralla tendrás una de las mejores vistas de la ciudad.

La entrada al castillo en 2021 era de 10 euros/adulto, 5 euros/13-25 años y niños gratis.

Lo que si hicimos fue subir a la torre de la iglesia de San Jorge en el barrio intramuros. Costaba 2 euros subir y la verdad no merece mucho la pena, las vistas son prácticamente las mismas que desde el mirador de la Puerta del Sol.

Vista del barrio de Alfama, este de Lisboa, desde la torre de la iglesia del
castillo de San Jorge. Impresiona la bahía de Lisboa. Foto del autor.

Lo único que se ve del interior del castillo desde la torre de la iglesia de
San Jorge intramuros. Lisboa. Foto del autor.


Desde el castillo bajamos andando hasta la catedral, la Sé de Lisboa o Santa María Maior, es la iglesia más antigua de la ciudad. Se inicia su construcción en 1147 y ha sobrevivido a varios terremotos. Actualmente es una mezcla de diferentes estilos arquitectónicos.

Catedral de Lisboa. Foto del autor.


Al lado de la catedral se encuentra la iglesia de mi santo patrón, San Antonio de Padua, patrón también de Lisboa y el santo más querido de la ciudad. Su día es el 13 de junio.

La iglesia se levanta donde nació el santo. Según la tradición, el 15 de agosto de 1195. Apenas queda recuerdo del templo original, destruido durante el gran terremoto de 1755. Tan solo ha llegado hasta nuestros días la cripta de la sacristía. La nueva iglesia se levantó en 1757 en estilo pombalino. Al lado se encuentra el museo del santo con un muro florido junto a su entrada que hace las delicias de todo aquel que tenga un móvil con cámara a mano.

Iglesia de San Antonio y al lado, donde se ve el mural de flores, el museo
del santo. Lisboa. Foto del autor.

Interior de la iglesia de San Antonio. Lisboa. Foto del autor.

Bajando por el barrio de Alfama camino al barrio de Baixa. Lisboa.
Foto del autor.



- BARRIO DE CHIADO. CIUDAD ALTA.

Ya va siendo hora de ir a comer. Seguimos bajando por el barrio de Alfama hasta llegar a la Baixa, por la plaza de Rossio y luego subimos a la ciudad Alta (barrio Chiado) para comer algo. Encontramos nuestra "parada y fonda" en la calle Garret, en el restaurante Tapas & Friends.

Plaza de Rossio, al fondo el Teatro Nacional. Lisboa. Foto del autor.


Arroz caldoso. Barrio Chiado.
Lisboa. Foto del autor.
De tapas por Lisboa. Barrio Chiado.
Foto del autor.

 













Almacenes de Chiado. El centro comercial en el barrio alto es el
más turístico de la ciudad. Lisboa. Foto del autor.


Calle Garret desde la plaza Luis de Camoes. Lisboa. Foto del autor.

A Brasileira, el café más antiguo y famoso de Lisboa.
Se abrió en 1905 con el mismo nombre y aquí sigue.
Los interiores fueron decorados en estilo Art déco y en
el exterior vemos la estatua en bronce de Pessoa.
Foto del autor.


Entramos a dar una vuelta por los Almacenes de Chiado y seguimos subiendo por la Rua Garrett. Pasamos por la cafetería más famosa de Lisboa, A Brasileira. Fue un lugar de encuentro de intelectuales, librepensadores y artistas, incluyendo al poeta Fernando Pessoa. Una estatua en bronce de Pessoa fue colocada en el exterior del café en 1988.


Plaza de Luis de Camoes. Lisboa. Foto del autor.


Nos encontramos en la plaza de Camoes, este espacio separa los barrios de Chiado y Barrio Alto. En el centro hay una estatua en bronce de Luis de Camoes inaugurada en 1867, rodeada de otras 8 estatuas más pequeñas que representan a otras personalidades de la literatura portuguesa.

Las imágenes de sirenas y naves creadas en adoquines alrededor del pedestal evocan el poema épico de Camoes. La plaza es uno de los puntos de encuentro favoritos de los lisboetas.

Ya va cayendo la tarde, tenemos que coger el coche para acercarnos al último lugar que visitaremos hoy, el barrio de Belém.


- EL BARRIO DE BELÉM. 

A los pies de la desembocadura del Tajo se extiende el barrio de Belém, recuerdo permanente de aquella Edad de Oro portuguesa donde las naves lusas partían en busca de riquezas y nuevas tierras por descubrir, una pena que compitiéramos en este tema portugueses y españoles. Salvo el período en que fuimos un solo Imperio bajo la Casa de los Austrias (1580-1640), bajo el reinado de Felipe II, Felipe III y Felipe IV.

Es una visita obligada si venimos a Lisboa, en él se encuentran algunos de los museos más interesantes de la ciudad, como el Museo de la Electricidad, el Museo Nacional de Carruajes, y algunos monumentos Patrimonio de la Humanidad, como el Monasterio de los Jerónimos, construido por Manuel I en el S. XVI en honor a los viajes a la India de Vasco de Gama o la emblemática Torre de Belém, el símbolo más reconocido de la ciudad.

Nos vamos directamente a la Torre de Belém.

La Torre de Belém con el puente de 25 de Abril al fondo. Lisboa.
Foto del autor.

El atardecer en Lisboa, el sol se pone tras la torre de Belém. Foto del autor.


La torre se levantó entre 1516 y 1519, en plena Era de los Descubrimientos, cuando se construyó como fortaleza para proteger la entrada al puerto a través del Atlántico por la desembocadura del Tajo. En el interior del baluarte aún podemos ver sus cañones. Con el paso del tiempo su función defensiva dejo pasó a centro de recaudación de impuestos e incluso prisión.

Desde la Marina del Bom Sucesso se aprecia la torre de Belém al atardecer.
Una delicia. Lisboa. Foto del autor. 


Su estructura se divide en dos partes, la torre y el baluarte. La torre se eleva en cinco alturas, en las tres primeras plantas se encuentran, la Sala del Gobernador, la Sala de los Reyes y la Sala de Audiencias, en la cuarta una capilla y en el quinto se halla la terraza de la torre.

El acceso es a través del baluarte por una pasarela. El interior es bastante austero, la belleza de la torre radica en su decoración exterior esculpida en piedra, con galerías y torres de vigilancia. Las almenas tienen forma de escudos y elementos naturalistas alusivas a las nuevas colonias, como la gárgola del rinoceronte que, según se cuenta, pudo servir de inspiración a Durero en su obra.

El precio de entrada es de 6 euros, nosotros llegamos demasiado tarde para visitarla. Pero nos quedamos un buen rato por los alrededores disfrutando del maravilloso atardecer con el perfil de la torre de fondo.

Café con encanto en el barrio de Belém y que no falte
uno de los pastelillos más famoso de Portugal.
Lisboa. Foto del autor.

Uno de los cafés con más encanto que podéis tomar en Lisboa es aquí, en la confitería Nacional Belem, junto al Tajo frente a la torre más famosa de Portugal.

Torre de Belém, Lisboa. Foto del autor.


Ya es noche cerrada, disfrutamos un poco más por este paseo junto a la desembocadura del Tajo para llegar a un monumento que conmemora los 500 años de la muerte de Enrique el Navegante, uno de los protagonistas de la era de los descubrimientos de Portugal en el S. XV. 

Tiene 52 metros de altura y recuerda a los marineros, a los patrones reales, a los capitanes de galeón, cartógrafos, militares y a todos los que participaron en el desarrollo de la Era de los Descubrimientos.

Monumento a los Descubrimientos, al fondo el puente 25 de abril iluminado.
Lisboa. Foto del autor.

Monumento a los Descubrimientos. Belém. Lisboa. Foto del autor.


Y para cenar en esta última noche en Lisboa nos dejamos caer por el restaurante Doña Beija en la avenida Duque de Loulé 22, fusión de comida brasileña y portuguesa con música en directo. 


Dados de tapioca y salchicha al vino
de Oporto con cebolla flameada. Viene
acompañada con chips de mandioca y
farofa (mandioca rallada, típicamente
basileño), Restaurante Doña Beija.
Lisboa. Foto del autor. 
Ternera con cebolla y un puré de yuca
y queso. Restaurante Doña Beija.
Lisboa. Foto del autor. 





El día por Lisboa ha sido intenso, la capital lusa tiene muchos rincones con encanto para recorrer y muchos otros que no hemos podido conocer por lo limitado de nuestro tiempo. Es una ciudad muy acogedora, amigable y que no debemos perdernos, la tenemos muy cerca y nos sentiremos como en casa.




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