domingo, 21 de abril de 2019

15.03- BERLÍN. EL CAMPO DE CONCENTRACIÓN DE SACHSENHAUSEN.


Berlín. Alemania.


Hoy el artículo estará íntegramente dedicado a la memoria de los 6 millones de judíos asesinados en el Holocausto y a los millones más que murieron en los campos de concentración. Por ellos, para que no se repita jamás semejante barbarie en ninguna parte del mundo. Conocer el pasado para no olvidar.

La visita a Sachsenhausen nos ocupará casi todo el día. La mejor manera de visitar este lugar es contratando una visita guiada. El campo de concentración tiene varios museos, sus indicaciones y paneles están en alemán e inglés y la información que podemos perdernos es demasiado valiosa para ir por nuestra cuenta. 
Os recomendamos esta web: https://toursgratis.com/berlin/tour-campo-de-concentracion-de-sachsenhausen 
Cuesta 12 euros por persona más los billetes de tren, pero merece la pena. Visitarlo así es la mejor manera de conocer muchos de los detalles y datos que nos perderíamos si solo nos dedicamos a traducir la información que leeremos en los museos, paneles y fotografías que encontraremos por los diferentes lugares del campo.
 Toda la visita dura unas 6 horas, así que si salimos a las 10:30 de Berlín, calculo que estemos de regreso a eso de las 17:30. 



Aún hoy se desconoce la cifra exacta de víctimas de la locura nazi. El Museo del Holocausto calcula entre 15 y 20 millones el total; incluyendo en estas cifras a judíos, gitanos, civiles y soldados de todos los países invadidos y alemanes disidentes. 


Estación Central Berlín Hauptbahnhof. Desde aquí saldremos hacía Oranienburg.
Foto del autor.
Cogiendo en la Hauptbahnhof el tren cercanías que en 40 minutos nos dejará en Oranienburg.
Una vez en el pueblo hay que caminar unos 20 minutos para llegar a la entrada del campo.
Foto del autor.


Antes de describir lo que ocurrió en los campos de exterminio nazis nos vamos a la estación de tren Hauptbahnhof, en el centro de Berlín. Allí cogeremos el cercanías que nos llevará a Oranienburg, donde se encuentra el campo de Sachsenhausen. Esta localidad está a 35 kilómetros al norte de Berlín y se tarda 45 minutos en llegar.



- CAMPO DE CONCENTRACIÓN DE SACHSENHAUSEN.

Lo primero que tenemos que saber cuando nos adentramos en lo que aquí ocurrió ,es que hay que diferenciar entre campo de concentración y campo de exterminio. Sachsenhausen se construyó en 1936 como campo de concentración para confinar y someter a trabajos forzados a opositores políticos, judíos, gitanos y homosexuales. Posteriormente encerraron a prisioneros de guerra (principalmente rusos), a católicos, testigos de Jehová, etc. A estos prisioneros los explotaban trabajando de manera esclava en fábricas y minas de los alrededores.
Con el paso de los años todos los campos de concentración se convirtieron en campos de exterminio.


Edificio de entrada al campo de concentración de Sachsenhausen. En el segundo piso, por el
otro lado, se encontraba la ametralladora que controlaba los barracones de los prisioneros.
Oranienburg. Alemania. Foto del autor.


Los campos de exterminio en cambio se construyeron específicamente para la aniquilación de las personas que los nazis declaraban como enemigos del estado. Los primeros años Sachsenhausen fue campo de concentración luego se convirtió en campo de exterminio.
Aproximadamente 30.000 personas fueron asesinadas en este campo, murieron por diversos motivos; enfermedades, trabajos forzados, malos tratos y hambre. Miles más murieron por los operativos de asesinato sistemático creados por las SS. Entre 1936 y 1945 más de 200.000 personas fueron recluidas en el campo.
Con la ocupación soviética de Alemania Oriental, entre agosto de 1945 y primavera de 1950, no se desmanteló el campo sino que fue transformado en un campo "especial" del NKVD (la policía secreta de a URSS), el Nº 7 concretamente, donde se volvió a recluir a unos 60.000 presos políticos, así como militares y funcionarios del Tercer Reich. 12.000 de ellos murieron de malnutrición y enfermedades. En el campo también se recluyo a los detenidos arbitrariamente y condenados por tribunales militares soviéticos: hombres, mujeres, ancianos y niños. El campo nazi de concentración pasó a ser un campo de concentración comunista.



- HISTORIA DEL CAMPO DE CONCENTRACIÓN "PERFECTO".

El campo empezó a funcionar el 12 de julio de 1936 con 50 prisioneros trasladados desde el campo de Esterwegen. Fue el primer campo construido tras el nombramiento de Heinrich Himmler, caudillo (Reichsführer) de las SS, como jefe de la Policía alemana en julio de 1936. El campo se convirtió en el prototipo que pronto debía extenderse tanto por Alemania como por los países invadidos ya que su cercanía a la capital del Reich le hacía gozar de una posición especial dentro del sistema de campos. Además servía como academia de entrenamiento para su personal.
Esta posición especial quedó aún más acentuada en 1938 cuando la Inspección de Campos de Concentración, la administración central de todos los campos, se trasladó de Berlín a Oranienburg, junto al campo que ahora visitamos. Los responsables administrativos de la "inspección" establecían las condiciones del confinamiento, coordinaban los trabajos forzados y organizaban los asesinatos en masa desde este edificio en forma de "T" (foto siguiente). Aquí, en esta anodina construcción que pasaría desapercibida para cualquier paseante, se encontraba la central del terror de todos los campos de concentración. Curiosamente, este mismo bloque pertenece ahora a la policía federal alemana. Es una de sus academias, una de las visitas que hacen todos los cadetes durante su curso es a Sachsenhausen. El guía nos da esta explicación antes de llegar a la recepción de visitantes del campo.
 Sachsenhausen debía ser el campo de concentración perfecto, por eso se estructuró de manera que pudiera albergar muchos prisioneros con la mínima cantidad de guardianes posible. En la fotografía de la planta del campo, se explica como encontraron esa solución.


Este anodino edificio que ahora alberga parte de una academia de la policía federal
alemana, fue el lugar donde se situaba la Inspección de todos los campos de concentración
que había en territorio alemán. Al encontrarse fuera del recinto de Sachsenhausen
es fácil que nos pase desapercibido. Oranienburg. Foto del autor.



Al lado del edificio de la Inspección de los Campos se encontraban estos "chalets" donde
residían los oficiales nazis del campo junto a sus familias. Los edificios se encuentran
prácticamente igual que en los años 40 del pasado siglo. Oranienburg.
Foto del autor.



Plano del campo de concentración de Sachsenhausen. La forma de triángulo se debe a
que, desde el edificio de entrada, una única ametralladora pudiera barrer todos los
espacios entre los barracones de los prisioneros (de color naranja). A la derecha, abajo,
los barracones amarillos de los "especialistas" judíos que se dedicaban a crear dólares
y libras falsas. La prisión de la Gestapo (en rojo) era donde se encarcelaba a los prisioneros
más importantes (líderes políticos y religiosos tanto alemanes como extranjeros) que el
régimen nazi consideraba más peligrosos políticamente, también eran las celdas de castigo.
Foto de holocausto.net


En su fase inicial Sachsenhausen fue destinado principalmente a prisioneros políticos, pero a partir de 1938 fueron llevados allí miles de judíos, a partir de 1940 miles de polacos (tras la invasión de su país) y desde 1941 miles de militares soviéticos, 18.000 de los cuales fueron fusilados en una zona específica del campo.


Zona del campo de concentración donde se fusilaba masivamente, especialmente a prisioneros
de guerra soviéticos. El pelotón de fusilamiento se ponía en el lado derecho de la foto y
los fusilados bajo el techado de la izquierda. Mataron así a miles, cientos en un solo día.
Campo de Sachsenhausen. Oranienburg. Foto del autor.


Durante la guerra Sachsenhausen se convirtió en suministrador de mano de obra esclava para 60 subcampos de trabajo forzados. Estos campos de trabajo se concentraban alrededor de la industria armamentística que utilizaba esta mano de obra gratuita en la región de Berlín.

Los presos también fueron sometidos a experimentos médicos, de hecho había una "clínica de los horrores" donde se les practicaba todo tipo de aberraciones médicas para comprobar por ejemplo: cuanto tiempo aguantaba el cuerpo humano la congelación, el calor, el dolor, probaban medicamentos experimentales y drogas con ellos, trepanaciones...


La clínica de los horrores, en uno de los laterales del campo de Sachsenhausen.
Oranienburg. Alemania. Foto del autor.


Mesa de autopsias de la clínica de los horrores. En esta mesa además de realizarse
autopsias, se practicaban todo tipo de intervenciones quirurjicas. Las que se le ocurrieran
a las aberrantes mentes de los doctores nazis. Se siente escalofríos al entrar en esta sala.
De hecho, más de un visitante salió de ella en cuanto vió la mesa.
Campo de Sachsenhausen. Foto del autor.
Sótano de la "clínica de los horrores" de Sachsenhausen. Aquí se amontonaban los cadáveres
de los prisioneros para ser llevados a los hornos de cremación o a las fosas comunes.
Oranienburg. Alemania. Foto del autor.


En Enero de 1945 había más de 65.000 prisioneros de Sachsenhausen, incluyendo unas 13.000 mujeres. Los archivos registraron la entrada de 140.000 prisioneros durante el tiempo que funcionó el campo y reconocieron la ejecución o muerte de 30.000 de ellos. Pero en estas cifras no incluían a miles de prisioneros de guerra que eran fusilados apenas llegaban al campo, unos 18.000.
En este recinto también estuvieron internados varios cientos de exiliados republicanos españoles, entre ellos Francisco Largo Caballero.
Ante la inminente derrota, los nazis ordenaron trasladar a los prisioneros. Los SS dispararon contra todos aquellos que eran incapaces de caminar.
Las tropas soviéticas liberaron el campo el 22 de abril de 1945, exactamente a las 11:08 de la mañana, hora que marca permanentemente el reloj del campo en conmemoración de ese momento.



- LA INCREÍBLE HISTORIA DE LOS FALSIFICADORES DE SACHSENHAUSEN.

En este campo de concentración se llevó a cabo con mano de obra judía especializada una de las falsificaciones monetarias más complicadas de la historia. La llamada Operación Bernhard. Los alemanes seleccionaron en Auschwitz, Mauthausen y otros campos, una serie de prisioneros (140 concretamente) especializados en falsificación de pasaportes y documentos, fotografía, dibujo, materiales, etc.
Con los medios de la época era difícil falsificar de manera exacta un billete como la libra esterlina, sin embargo, los prisioneros especialistas consiguieron duplicar hasta el más mínimo detalle, como las minúsculas zonas en blanco en la tinta de una letra que solo se podía apreciar mediante microscopio. Todo el mundo consideraba auténticos estos billetes y circularon como tal.


Interior del campo de Sachsenhausen, nos encontramos en la zona de los prisioneros
judíos. Se han conservado dos barracones, el Nº 38 y 39 para hacernos una idea de como eran.
 En el suelo se han recreado con piedras la extensión que ocuparían el
resto de barracones.Oranienburg. Alemania. Foto del autor


La operación había concluido así que los "especialistas" se convertían en incómodos testigos de esta falsificación masiva, se ordenó llevarlos a Auschwitz y gasearlos. Para evitar esto, solicitaron permiso para continuar con la falsificación pero esta vez con dólares americanos. Se les concedió el permiso y esto les permitió alargar su vida.
En esta ocasión, la Alemania nacionalsocialista se hundió antes de que esos dólares viesen la luz, por eso se envió a los prisioneros a Ebensee para ser gaseados por "segunda vez".
En el traslado las tropas estadounidenses los localizaron y consiguieron salvarles la vida.
Los guardias del campo, antes de rendirse, vaciaron en dos lagos, Taupitzsee y Ebensee y en el río Enns, todas las existencias almacenadas de libras esterlinas y dólares, valorados en 650 millones de dólares.


Portada del DVD de la película Los Falsificadores (2007), coproducción de Alemania y Austria.
Obtuvo el Oscar a la Mejor Película Extranjera en el 2008.
Foto de internet.


Años más tarde los lugareños que vivían alrededor de estos lagos encontraron los billetes y al considerarlos auténticos los pusieron en circulación por toda Europa por lo que el Reino Unido y Estados Unidos se vieron obligados a efectuar cambios de formato en los billetes.
La pericia de estos prisioneros en el campo de la fotografía y los materiales redundó en la mayor falsificación en la historia de la humanidad y les sirvió para sobrevivir a un destino que les condenaba a la cámara de gas.
Esta historia tan increíble la podemos contemplar en la película "Los falsificadores" (Austria, Alemania 2007) de Stefan Ruzowitzky, ganadora del premio Oscar a la mejor película extranjera en 2008. Este autor ha podido verla en un par de ocasiones. Es muy recomendable.


- LLEGAMOS A ORANIENBURG.

Como comentamos al principio del artículo, lo mejor es ir a Sachsenhausen con una visita guiada. Hay muchos aspectos, detalles e historias de este lugar que no encontraréis en blogs, artículos o libros. Los guías de toursgratis.com son muy buenos, desde aquí darle las gracias al nuestro, un auténtico pozo de sabiduría que nos explicó de manera muy didáctica y amena todo sobre el campo de Sachsenhausen durante los años de horror del nazismo, así como sus orígenes y el final de su reinado de terror.

Tras bajar del tren en la estación de Oranienburg seguimos al grupo por las calles de esta pequeña población de algo más de 40.000 habitantes. Somos aproximadamente 40 personas, la gran mayoría españoles. La gente nos observa al pasar, noto en sus rostros el gesto de un latente hartazgo, parecen decir; más turistas a ver aquello que deseamos enterrar en el olvido. 
No se ve ningún cartel ni indicación a Sachsenhausen, debemos seguir durante 20 minutos a nuestro guía para poder llegar hasta el campo.
En un pequeño puente de ferrocarril se ve una indicación a Sachsenhausen pero nada más.
Dejamos atrás las calles del centro para adentrarnos en una zona residencial con casas unifamiliares, hojas alfombrando las aceras, chalets con pequeños jardines y bicis aparcadas en los porches.


La calle Hans-von-Dohnanyi que nos lleva al campo de concentración
de Sachsenhausen. Oranienburg. Alemania. Foto del autor.


Antes de entrar en el edificio que alberga la recepción de visitantes al campo, nuestro guía nos detiene frente al edificio que centralizaba la organización de todos los campos de concentración en Alemania, la guarida del terror es ahora una academia para cadetes de la policía federal de Alemania.
Entramos en el centro de información al visitante, las trabajadoras conocen a nuestro guía y tras dar el número de personas de nuestro grupo nos dan las entradas y continuamos. Este edificio de atención al visitante, se abrió en 2004 pero fue construido entre 1939 y 1940 como taller para el mantenimiento y cuidado de armamento. A la entrada de este centro de información nos encontramos con una maqueta de todo el complejo.
 Seguimos a nuestro guía, nos lleva por la "lagertrasse" la calle principal del campo. En este mismo lugar nos sentamos y nuestro guía nos da una clase magistral de historia de Alemania, desde el final de la 1ª G.M. pasando por la creación del partido nacional-socialista y el modo en que ascendieron de la nada al poder unos seres sin Alma gracias al miedo y a los prejuicios de un 33% de alemanes. El resto de la población tuvo dos opciones; o huir o agachar la cabeza y dejarse llevar por el torrente  de ideología inhumana que arrastró a Alemania en los años 30 del pasado siglo.


Prisioneros de Sachsenhausen limpiando de nieve la zona de entrada al campo. Esta foto es de
1939 y es propagandística, la Cruz Roja quería saber las condiciones de los prisioneros
y los nazis les mandaban este tipo de fotos preparadas para tranquilizar conciencias. Son
muy reveladoras las orejeras, los zapatos y los abrigos. En pocos meses y con la
guerra en marcha se acabaría este "teatro". Foto del autor en el museo del
propio campo.


Por esta calle entraban los prisioneros al campo, la recorre una tapia de más de dos metros de alta que separaba la zona de la Comandancia y de los prisioneros, del área que ocupaban las tropas de las SS. En la tapia hoy en día hay paneles informativos, fotos y mapas que explican la historia y la vida en Sachsenhausen. 
La guardia del campo se encontraba en un acuartelamiento donde se formaban y se alojaban. En esta casa de madera, se hallaban también las oficinas administrativas del campo, los alojamientos de oficiales y un bar para la plana mayor donde los prisioneros que trabajaban de cocineros o camareros eran objeto de las mayores humillaciones, vejaciones y torturas cuando los oficiales nazis estaban borrachos. De hecho, muchos preferían la muerte en el campo de trabajo que el "sencillo" trabajo de camarero en el "bar de los horrores" de los oficiales de las SS.
Andando unos 50 metros vemos el edificio de entrada al campo de concentración propiamente dicho. Nos encontramos en el eje central de las instalaciones, por este camino arrastraron sus pies hacía su cautiverio más de 200.000 personas entre 1936 y 1945.


Entrada al campo de Sachsenhausen, a la izquierda de esta plaza encontraremos
la casa del comandante del campo, entre los árboles de la izquierda se colocaron
las placas conmemorativas a los prisioneros asesinados. A la derecha el bar-cafetería para

visitantes. Oranienburg. Alemania. Foto del autor.



En Sachsenhausen los prisioneros estaban bajo el dominio de las tropas de las SS, entre 100 y 250 hombres, pertenecientes a la III División de las SS Totenkopf, también llamada División de la Calavera (por su emblema). Sus hombres provenían de la región de Brandenburgo y reunía a unos 3.500 efectivos. De la Comandancia del campo partían todas las directivas, desde aquí los comandantes con sus 6 jefes subordinados de las diferentes secciones del campo y los jefes de las Tropas de Custodia, planificaban la puesta en marcha de los operativos de exterminio.
A la derecha de este camino de acceso al interior del campo encontraremos unas placas conmemorativas en recuerdo a prisioneros que fueron asesinados en las inmediaciones.


- ENTRADA AL CAMPO DE CONCENTRACIÓN.

El edificio de entrada al campo se denominaba "Torre A", aquí se encontraba la Sección III, el grupo de custodia de la Comandancia del campo, cuyos miembros ejercían el control y la violencia directa sobre los prisioneros. Entramos en el infierno.


Entrada al campo de concentración de Sachsenhausen, la Torre A. El reloj marca la
hora en que fue liberado el campo. Oranienburg. Alemania. Foto del autor.


Tras pasar por el edificio y entrar a Sachsenhausen contemplamos una panorámica extrañamente despejada de todo el campo, en la reconstrucción de este tan solo se volvieron a levantar dos barracones de los 68 que había. Se hizo así para que los visitantes se hagan una idea de como vivían en ellos los prisioneros.
El resto de barracones se representan con marcas en el suelo, como una alfombra de piedras, marcan el lugar donde se encontraban los otros 66 edificios de madera de una sola planta que albergaban a los prisioneros.


Vista del campo de concentración de Sachsenhausen nada más salir del edificio
de entrada, la Torre A. Oranienburg. Alemania. Foto del autor.



Estos rectángulos de piedra en el suelo del campo, marcan la ubicación de los barracones de
los prisioneros. Al fondo dos de los edificios que se dejaron en pie, la cocina de los prisioneros,
ahora un museo y la lavandería. Detrás el monolito memorial en recuerdo de los prisioneros, fue
levantado en 1961 por los soviéticos.  Campo de Sachsenhausen. Oranienburg. Foto del autor.

En esta explanada hay cosas que no podríamos ver si no nos las explican, nos encontramos en la plaza de recuento de prisioneros, donde formaban para pasar revista. Su forma es semicircular, como la estructura del campo. Aquí formaban los prisioneros para ser contados, al principio 3 veces al día, más adelante solo por la mañana y por la noche. Durante la mayor parte del año estas formaciones a pie firme se convertían en horas de tortura por el frío y la lluvia, siempre bajo la atenta mirada de unos crueles guardianes que controlaban cada movimiento. Entre estos guardias el más atento era el servidor de la ametralladora desde su emplazamiento en la Torre A.


Ya estamos en el interior del campo de concentración.
Desde ese balcón verde apuntaba la ametralladora
pesada que vigilaba tanto las formaciones de los
prisioneros como las calles de los barracones donde
se alojaban estos. Campo de Sachsenhausen.
Foto del autor.


Foto de la Torre A de entrada al campo en 1938, en ese año se remodeló y se dejó tal como
está ahora. Los raíles de entrada al campo nos recuerdan lo que en el futuro será la manera
de transportar en masa a los judíos que eran gaseados en los campos de exterminio, con
Auschwitz como ejemplo del terror. Foto del autor en el museo de Sachsenhausen.
Una de las pocos fotografías que existen donde se puede ver a los prisioneros de Sachsenhausen
formados en la plaza del campo frente a la Torre A. El fotógrafo se encontraba hombro
con hombro con el guardia que empuñaba la ametralladora y que no dudaría en disparar
si alguien se salía de la formación. Foto del autor en el museo de Sachsenhausen.

En este mismo lugar, la explanada donde formaban los presos, nos encontramos con otro refinamiento nazi para torturar a los prisioneros, la "pista para ablandar botas". Los desgraciados que eran designados para este "batallón de castigo", tenían que marchar, desfilar o correr con pares de botas recién fabricadas destinadas a los soldados alemanes para domarlas y ablandarlas. Por supuesto los guardianes no tenían en cuenta si las tallas de las botas coincidían con el número de pie del prisionero. Tenían que "ablandar" docenas de botas al día lo que les destrozaba los pies.
En esta explanada también podemos observar un segmento de las "instalaciones de seguridad", la zona de muerte que le esperaba al prisionero que pretendiera huir del campo escalando los muros que le encerraban. Primero se encontraban con unas alambradas de un metro de alto, después la verja electrificada, tras esta un pasillo por el que patrullaban guardias con perros y después el muro de piedra que llevaba al exterior. A intervalos regulares se alzaban torres de vigilancia con ametralladoras, sus guardias tenían órdenes de disparar a cualquiera que traspasara el cartel que indicaba "zona neutral".


Zona neutral, así llamaban los nazis a la franja de piedras previa a la valla electrificada que se alzaba
frente al muro que rodeaba el campo. Sachsenhausen. Oranienburg. Alemania. Foto del autor. 


La "zona neutral" marcada con piedras en el suelo, señala la zona donde, si un prisionero ponía
un pie podía ser disparado desde las torres de vigilancia. Se observan los barracones
38 y 39 del Campo Pequeño, donde recluían a los judíos. Al fondo del todo se ve una de las
torres de vigilancia del campo. Sachsenhausen. Oranienburg. Alemania. Foto del autor.

Tras observar estos lugares, lo que más nos llama la atención son los dos únicos barracones que se han levantado para recordar como eran los auténticos. Se encuentran en el llamado "campo pequeño", un complejo de barracones levantados en 1938 para confinar a la mayoría de los prisioneros judíos hasta su deportación a Auschwitz en octubre de 1942.


Barracones 38 y 39, reconstruidos para que no olvidemos lo que aquí ocurrió.
Campo de Sachsenhausen. Oranienburg. Alemania. Foto del autor.


Comedor del barracón 38 del campo de concentración de Sachsenhausen. Oranienburg.
Alemania. Foto del autor.





Dormitorio de los prisioneros judíos en el barracón 38. Esta zona esta protegida por un cristal para
preservar el respeto en este lugar. Campo de concentración de Sachsenhausen.
Oranienburg. Alemania. Foto del autor.
En estas "fuentes" los prisioneros debían lavarse en unos minutos y por turnos, en la pared se observan
las letrinas. Campo de concentración de Sachsenhausen. Oranienburg. Alemania. Foto del autor.


En todos los barracones había un prisionero de "confianza" que se encargaba de tener
controlados a sus compañeros, contarlos e informar a los guardianes de cualquier
intento de fuga o sabotaje. Estos jefes de barracón contaban con ciertos privilegios.
Esta cama individual donde dormía el preso de confianza del barracón Nº 38 es
un ejemplo de esos privilegios. Campo de Sachsenhausen. Oranienburg.
Alemania. Foto del autor.


Esto es lo que veían los prisioneros de Sachsenhausen
al mirar por las ventanas de su cautiverio. Muchos días del
año la nieve cubría esas piedras. Oranienburg. Alemania.
Foto del autor.

Los barracones son los números 38 y 39. En esta zona del campo, había 20 barracones y aquí apiñaron los SS entre noviembre de 1938 y octubre de 1942 a todos los prisioneros judíos. En 1992, un incendio intencionado con motivaciones antisemitas destruyó parte de los barracones. Pero se volvieron a levantar con un museo subterráneo en el 38 que ilustra la vida de los prisioneros judíos del campo de concentración de Sachsenhausen, con biografías de prisioneros, entre otros muchos objetos, periódicos y fotografías de la época.


Barracones Nº 38 y 39, los dos únicos que se han reconstruido para que sirvan a las futuras
generaciones como lección del horror en el que no debemos volver a caer. Se encuentran en el
llamado "campo pequeño" donde se llevó a cabo la operación de falsificación de billetes
ideada por los nazis. Campo de Sachsenhausen. Oranienburg. Alemania. Foto del autor.



Cuchara y estrella judía de prisioneros judíos del campo de Sachsenhausen. Museo del barracón
Nº 38. Oranienburg. Alemania. Foto del autor.


En el barracón 39 encontraremos una exposición que nos muestra, principalmente con medios audiovisuales, la vida cotidiana de los prisioneros del campo. Veinte prisioneros escogidos que sobrevivieron al Holocausto, relatan sus experiencias individuales sobre varios temas: "el camino hacía Sachsenhausen", "la sociedad de los prisioneros", "trabajo", "espacio y tiempo", "violencia, agonía y muerte" y "vivir con el recuerdo". En esta exposición nos contaran, entre otras cosas, la ración de comida que recibían diariamente para alimentarse. Esta consistía en: un litro de sopa aguada, una patata pequeña y 300 gramos de pan... los que tenían un bol y una cuchara. Si no es así, la ración no llegaba ni a esto, por lo que tenían que proteger estas preciosas propiedades para que no se las robaran durante el día o la noche sus hambrientos "compañeros" de encierro. El tener estos objetos podía significar la diferencia entre comer...y no hacerlo.


Desde los barracones 38 y 39 se observan los rectángulos de piedras sobre el suelo donde se encontraban 
el resto. Se han mantenido también la lavandería y la cocina como museos, sala de cine y sala
de exposiciones y conferencias. Campo de concentración de Sachsenhausen.
Oranienburg. Alemania. Foto del autor.


Junto a estos barracones encontramos uno de los lugares de pesadilla del campo: las celdas de castigo.
El edificio de las celdas de castigo era competencia de la temible Gestapo y se construyó en 1936. Servía como cárcel para los prisioneros del propio campo de concentración, tenía un muro que lo aislaba del resto de Sachsenhausen y lo convertían en un sitio lleno de interrogantes para el resto de internos del campo.


El cartel en piedra reza: Prisión especial de la Gestapo y dirección del campo de las SS.
Puerta de entrada a las celdas de castigo del campo de concentración de Sachsenhausen.
Oranienburg. Alemania. Foto del autor.


Pasillo principal del edificio de las celdas de castigo de la Gestapo en el campo
de concentración de Sachsenhausen. Oranienburg. Alemania. Foto del autor.

 Lo único que sabían a ciencia cierta es que tras ese muro se torturaba y asesinaba con más saña que en el resto del campo.
En las celdas de castigo, los guardianes de las SS y los interrogadores de la Gestapo, no solo ejecutaban las penas impuestas a prisioneros del campo que habían cometido faltas que no eran castigadas con la muerte, estas celdas también albergaban reos especialmente "importantes" para el régimen. La documentación de 5 de estos prisioneros se expone en sus respectivas celdas. Estas ocupan la única sección del macabro edificio de tres alas que se conserva original desde 1936. 


Celda de castigo de la Gestapo
en el campo de Sachsenhausen.
Oranienburg. Alemania.
Foto del autor
Celda de castigo para prisioneros importantes, por
ella pasaron: políticos, obispos, intelectuales tanto
alemanes como de países ocupados. Sachsenhausen.
Foto del autor.

























Junto al edificio de las celdas de castigo se alzan 3 postes con un gran clavo metálico en la parte alta. En cualquier otro lugar, al verlos, la mayoría pasaría de largo, pero al estar aquí emanan, aún sin conocer para que los utilizaban, algo macabro y siniestro. Los guardianes de la Gestapo y las SS se servían de ellos para alargar la agonía de los prisioneros que eran condenados a morir de una manera especialmente horrible.


Postes de tortura junto al edificio de las celdas de castigo de la Gestapo. Campo de concentración
de Sachsenhausen. Oranienburg. Alemania. Foto del autor.


Dibujo hecho por uno de los guardias del campo a los torturados en los
postes de las celdas de castigo de la Gestapo. El pie de foto reza en alemán:
"Bueno cerdo: ¿como es que te caes?"
Foto del autor en el museo de Sachsenhausen.

Salimos del edificio de las celdas de castigo y nos dirigimos a la zona del campo de prisioneros donde se encontraban los barracones. Estos se disponían en 4 hileras alrededor de la plaza semicircular de recuento de prisioneros. Junto con el "Campo Pequeño", en Sachsenhausen se levantaron 68 barracones donde se hacinaban los prisioneros.


Zona del campo de Sachsenhausen donde se levantaban la mayor parte de los barracones
de los prisioneros. Al fondo la Torre A. Las zonas de piedras en el suelo señalan el espacio
que ocupaban estos edificios. Campo de Sachsenhausen. Oranienburg. Alemania.
Foto del autor.


En mitad de la zona de los barracones se alzaba el patíbulo. Ante los prisioneros dispuestos en formación se llevaban a cabo las ejecuciones. La imagen debía ser atroz. Bajo la nieve, el sol del verano o la lluvia, en la misma plaza donde formaban para pasar revista, se realizaban estos asesinatos a sangre fría. El motivo de este cruel espectaculo era amedrentar al resto de internos y que sirviera de escarmiento ante cualquier intento de desobediencia o fuga. En Navidad, los guardias de las SS ponían en este lugar un árbol de navidad.
En esta zona del campo donde se situaban la mayor parte de los barracones, ahora encontramos tan solo dos árboles y dos edificios; la lavandería y la cocina de los prisioneros.


Los dos edificios que quedan, junto a los dos barracones de los 68 que conformaban
el campo de concentración de Sachsenhausen. A la izquierda de la imágen, la cocina donde se
hacía el sopicaldo de los prisioneros, a la derecha la lavandería de los prisioneros, que se
utilizaba bastante poco. Las infecciones, la sarna, los piojos y la suciedad eran algo
común entre los prisioneros. Sachsenhausen. Alemania. Foto del autor.


En el compacto edificio de la lavandería, levantado en 1937, se lavaba la ropa de los prisioneros muy de vez en cuando. En la actualidad hay un salón de actos y una sala de exposiciones y talleres.
El otro edificio es el de la cocina, en él encontraremos una exposición titulada: "El campo de concentración de Sachsenhausen 1936-1945. Acontecimientos y evolución"
Este museo nos muestra los acontecimientos centrales de la historia del campo. Nos muestra sus cambios y sus diferentes etapas. En el sótano, que era el antiguo cuarto de pelar patatas, se pueden ver impresionantes pinturas murales de la época del campo de concentración nazi y del campo especial de concentración soviético. En el museo también podremos contemplar una película documental de 20 minutos de duración, que se exhibe en una sala de proyección aparte, donde nos muestran la relación de sucesos en el campo con la evolución histórica general entre 1933 y 1945.


Obelisco levantado por los soviéticos en 1961 en conmemoración de los asesinados en
Sachsenhausen. Oranienburg. Alemania. Foto del autor.



Tras salir del museo, nos acercamos al inmenso obelisco de 40 metros que llevamos contemplando desde que hemos entrado al campo. El obelisco se titula: Monumento Nacional del Recuerdo y Conmemoración. Fue levantado por los soviéticos en 1961 en lo que era en ese momento la extinta RDA.

Desde el monolito un sendero de tierra nos acerca al "Muro del campo de la Estación Z", en este muro observamos una exposición con textos y fotografías sobre la historia de los asesinatos y matanzas realizados en el campo desde 1936 a 1945, así como las diferentes instalaciones que se dedicaban a ese fin en Sachsenhausen. Aquí se exponen, sobre todo, las ejecuciones individuales, entre ellas, el asesinato de aproximadamente 13.000 prisioneros de guerra soviéticos en el otoño de 1941, tras la invasión de la URSS.


Edificio de la Estación Z, donde se realizaban las cremaciones de los cadáveres de los asesinados en
el campo de Sachsenhausen. A la derecha de la foto la fosa de los fusilamientos en masa de
soldados soviéticos. La imagen fue sacada por los rusos en mayo de 1945, tras la liberación
del campo. Foto del autor.
Fotografías de 7 de los fusilados en el foso de la "Estación Z", casi todos eran soldados soviéticos
caídos prisioneros durante la invasión nazi. Campo de concentración de
Sachsenhausen. Oranienburg. Alemania. Foto del autor.

En la fosa de fusilamiento fueron ejecutados combatientes de la resistencia, objetores de conciencia, prisioneros rusos y condenados por los tribunales especiales nazis. En esta zona, entre 1996 y 2004 fueron halladas en los alrededores de la "Estación Z" numerosas fosas en las que las SS arrojaban las cenizas del crematorio.


Monumento en Memoria de las Víctimas del Campo de Concentración de Sachsenhausen.
Estación Z, en este lugar se hallaban los crematorios e instalaciones de exterminio de
prisioneros en masa. Oranienburg. Alemania. Foto del autor.

Seguimos con la visita y nos acercamos a uno de los lugares donde la emoción se palpa desde el instante en que contemplas el "Monumento en Memoria de las Víctimas del Campo de Concentración" que nos encontramos cuando entramos en el interior de la Estación Z. Estamos en el terreno que ocupaban los cimientos del crematorio y las instalaciones de exterminio del campo de Sachsenhausen.  Aquí se encuentra el "Lugar Central de Conmemoración de la Estación Z", en memoria de todas las víctimas.
La Estación Z, representa el infierno en la tierra, el infierno creado por unos hombres que perdieron toda humanidad para poder exterminar a sus semejantes sin tener ningún sentimiento de culpa. 
Aquí observaremos los restos de los hornos crematorios que en un principio quisieron destruir los soviéticos tras liberar el campo. Lo que se muestra es lo que pudo salvarse para mostrar al mundo las pruebas del horror.


Restos de los hornos crematorios en la Estación Z del campo de concentración de
Sachsenhausen. El corazón del infierno. Oranienburg. Alemania.
Foto del autor.


La Comisión de Investigación Soviética inspeccionan en mayo de 1945 los 4 hornos
crematorios móviles que existían en la Estación Z. Fotografías sacadas por el autor
en el museo de la Estación Z de Sachsenhausen.
Tres hornos de cremación del campo de concentración de Sachsenhausen tal
como los encontraron los soviéticos en mayo de 1945. Foto del autor en el museo
de la Estación Z.
Dibujo de uno de los prisioneros a los que obligaban a introducir los cadáveres
de sus compañeros asesinados en los hornos crematorios de Sachsenhausen.
Foto del autor en el museo de la Estación Z. Oranienburg. Alemania. 


Junto a los restos de los hornos crematorios, se exhiben fotografías que ponen los pelos de punta. Antes de obligar a otros prisioneros a meter los cadáveres en los hornos, los alemanes les despojaban de todo, además de quitarles sus efectos personales, arrancaban a los asesinados su cabello y sus dentaduras. 


Habitación donde gaseaban a los prisioneros, de las
duchas salía gas y agua caliente. Esto último
según un testimonio posterior de un guardia de
las SS potenciaba el efecto del gas. Campo de
concentración de Sachsenhausen. Oranienburg.
Foto del autor en el museo de la Estación Z.



Fotografías realizadas por los soviéticos en mayo de 1945 tras la liberación del campo de
Sachsenhausen. A la izquierda de la foto fosas comunes con restos de huesos humanos.
A la derecha, en primer plano, dentaduras postizas y cajas con miles de dientes de oro
extraídos a los cadáveres de los prisioneros antes de llevarlos a los hornos crematorios.
Foto del autor en la exposición de la Estación Z. Oranienburg. Alemania.


Salimos del epicentro del horror de Sachsenhausen con sensación de rabia, pena, incredulidad y asombro. Hasta que punto de deshumanización llegaron los dirigentes del gobierno nazi y sus cómplices en toda la cadena del Holocausto para llegar a industrializar la muerte de sus semejantes de una manera tan fría, tan cruel, tan terriblemente eficiente. Como fue el camino mental que tuvieron que recorrer para tratar a seres humanos como animales de granja; perseguirlos, encerrarlos y luego liquidarlos sin un ápice de remordimiento. Mataban a mujeres, niños, ancianos y horas después abrazaban a sus propios hijos, reían con sus padres y hacían el amor a mujeres idénticas a las que acababan de torturar o gasear. 
El infierno, el demonio, el horror, no son cosas de religiones, ni de leyendas inventadas. El infierno lo construyen los hombres malvados que se convierten en demonios si los hombres buenos no hacen nada para impedirlo. Por eso estoy en contra del pacifismo inconsciente que vivimos hoy en día y que hubiera acusado a Churchill o a Roosevelt de ser horribles militaristas por preparar a sus sociedades para crear los ejércitos de hombres libres que pararon los pies a Hitler a costa de sus propias y valientes vidas. Si los ejércitos democráticos del mundo capitalista no hubieran frenado a los totalitarios en Europa, este mundo que conocemos hoy no sería el mismo.
 El mundo es una selva y hay hombres que son unos canallas a los que hay que detener para que no conviertan nuestras sociedades en un lugar de pesadilla. 


Churchill, Roosevelt y Stalin. Los vencedores de Hitler. Una dictadura comunista y dos países
democráticos. 11 de febrero de 1945. En la Conferencia de Yalta empezó a fraguarse
la Guerra Fría. Stalin ya tenía claro que convertiría la mitad de Europa en un campo de
concentración gigante para sus ciudadanos. Foto de internet.

Continuamos caminando, nos encontramos en la zona industrial del campo, conservada casi en su totalidad. En este lugar se alzaban varios talleres de las SS en donde los prisioneros realizaban trabajos forzados.
Aquí se hallaba el primer crematorio que se construyó en Sachsenhausen. Fue en 1939, no lejos de la torre de guardia C y directamente detrás del muro del campo. Fue utilizado hasta que se construyó la "Estación Z", en la primavera de 1942.


Barracones de enfermería, al fondo se observa el edificio de entrada al campo. En nuestra visita
hemos dado una vuelta completa a Sachsenhausen. Oranienburg. Alemania. Foto del autor.


A pocos metros del primer crematorio, nos encontramos con otro de los edificios que se conservan en su estado original; los barracones de enfermería que datan de la época en que se construyó el campo (1936). La exposición "Medicina y Crímenes" muestra no solamente los crímenes médicos que se cometieron aquí, tales como la esterilización y la castración forzadas, sino que muestra el asesinato de enfermos y los experimentos demenciales que realizaron los doctores nazis a prisioneros del campo de concentración.
Otra de las secciones de la exposición está dedicada a la atención sanitaria "rutinaria" a los prisioneros que, quisieran o no, eran utilizados como "pacientes". También se habla de los prisioneros, tanto hombres como mujeres, que tras el atentado de Hitler del 20 de julio de 1944 fueron deportados a Sachsenhausen.


Rampa de la "clínica de los horrores" por aquí
sacaban con una cinta motorizada los cadáveres desde
el sótano del edificio de autopsias. Campo de concentración

de Sachsenhausen. Oranienburg. Alemania. Foto del autor.


Junto al barracón de enfermería nos encontramos de nuevo con la "clínica de los horrores" que ya describimos al principio del artículo. Fue construida en 1941 para realizar autopsias y demás experimentos médicos, tanto a muertos como a vivos.
Junto al edificio de las autopsias se hallaron 6 fosas comunes donde enterraron a las víctimas que murieron en la enfermería tras la liberación del campo el 22 y 23 de abril de 1945, a razón de 50 cadáveres cada una.


- EPÍLOGO A LA VISITA A SACHSENHAUSEN.

Nos encontramos en la esquina suroeste del campo, hemos dado toda la vuelta a  Sachsenhausen guiados por una de las personas que más saben sobre la Alemania nazi y el Holocausto. Vuelvo a recomendar la web www.toursgratis.com para que uno de sus especialistas y en español, os guíe por este lugar. Creo que todos deberíamos visitarlo. Yo llevo leyendo desde que era niño sobre este tema y aunque conocía muchos de los datos y horrores que he contemplado, corremos el riesgo de subestimar, o arrinconar en un rincón de nuestra mente lo que ocurrió en muchas partes de Europa durante años. Estas visitas te impiden olvidar lo que significa el horror. 



A escasos metros de la entrada del campo de concentración de Sachsenhausen aún
encontramos chalets unifamiliares que pertenecían a los oficiales del campo.
Este, según nuestro guía está prácticamente igual que en los años 40.
Oranienburg. Alemania. Foto del autor.


¿Monstruos o seres humanos? familiares de guardias del campo de concentración de Sachsen-
hausen que residían junto a las instalaciones de la infamia. En la otra foto, guardias de las SS
controlando el perímetro del campo. Foto del autor en el museo.

 Una sensación de incredulidad nos acompaña cuando salimos de las instalaciones del campo. Es como si despertáramos de una pesadilla, pero no lo ha sido. Lo que aquí ocurrió desde el año 1936 hasta 1945 fue terriblemente real, lugares como este deben existir, deben verse, deben recorrerse y no deben olvidarse.

Yo fui testigo en Bosnia, en fecha tan reciente como 1993-1994 de este horror renacido: limpieza étnica, violaciones en masa, torturas y asesinatos, campos de concentración donde se encerraba y dejaba morir de hambre a poblaciones enteras...y muy cerca de nuestra acomodada sociedad europea de simplistas bienpensantes que tardaron años y encima arrastrados por los EE.UU en enviar tropas de combate para acabar con la matanza en un país vecino y tan cercano.



El autor en el epicentro del horror de Mostar. Los bosnios que no pudieron huir y refugiarse
en la zona este de la ciudad (la que se contempla en la fotografía) fueron asesinados o
encerrados en campos de detención (granjas, naves o almacenes industriales) y allí
eran exterminados o dejados morir de hambre según el humor de sus guardianes
principalmente en territorio serbio. Cuando creemos que hemos erradicado
pesadillas del pasado, el ser humano vuelve a crear demonios que nos llevan
al horror. Calle Batallón Mostar, febrero de 1994.


Como soldado de la ONU, mis compañeros y yo nos veíamos impotentes ante la cantidad de injusticias y crímenes que sucedían en esas tierras. Las reglas de enfrentamiento de esta institución tan controvertida nos obligaba a la no intervención, se salvaron miles de vidas gracias a las toneladas de ayuda que escoltábamos, pero si se hubiera acometido una intervención más rápida y contundente, se habrían salvado muchas más.

Poco más tengo que añadir a lo ya escrito, tan solo desear que el ser humano nunca llegue a semejante grado de salvajismo. Aunque mucho me temo que estos demonios que habitan el corazón de algunos hombres y que la Ley y el Orden mantienen a raya solo necesitan de una población ignorante, unos políticos crueles y demagogos y una comunidad internacional que mire hacía otro lado para que el horror vuelva a surgir.
Hay que preservar estos lugares de la Memoria para que generaciones futuras no caigan en el olvido y se dejen arrastrar por los demonios del odio.


Tras esta visita a Sachsenhausen, ineludible en nuestra Escapada por Berlín, regresamos en nuestro próximo artículo a la capital de Alemania para visitar algunos de sus lugares más representativos y conocidos.





Próximo post: 13.04- Berlín (I). Alexanderplatz, catedral y el Bundestag.