viernes, 23 de mayo de 2014

4.3 - Escapada a Toledo (III), el Greco y el Museo del Ejército en el Alcázar.

8 de mayo, jueves
Toledo, España.

07:30 de la mañana, ya estoy arriba. Tras sacar unas fotos del amanecer en Toledo desayuno en la terraza del hotel. Disfruto de unas vistas fantásticas de la ciudad y del rumor del agua en la fuente del jardín, una delicia.


Amanece en Toledo desde la habitación del hotel. Foto del autor.



Desayuno en la terraza del Cigarral de Caravantes, Toledo. Foto del autor.

A las 09:45 ya estoy en la cola del Museo de Santa Cruz para acceder al plato fuerte de la exposición del Greco. Había reservado el pase de las diez de la mañana por internet para no quedarme sin entrada.


El griego de Toledo en el Museo de Santa Cruz, Toledo. Foto del autor.

Pero antes he dado una vuelta por las calles aledañas descubriendo la Puerta o Arco de la Sangre (S. X). En su origen era una puerta que formaba parte de la muralla árabe del Alficén. Su nombre era Bab-al-yail (puerta de los caballos) y comunicaba la alcazaba con la medina. Su nombre actual se debe a la pequeña capilla que alberga sobre el arco que da a la plaza del Zocodover.


El autor con Don Miguel de Cervantes Saavedra frente a la puerta de la Sangre, Toledo.

 La capilla pertenece a la Cofradía de la Preciosa Sangre de Cristo fundada en tiempos de Sancho III (1134-1158). 
En el año 2005, coincidiendo con el IV centenario de la publicación de El Quijote, se instalo en este lugar una estatua del escritor universal. Muy celebrada por viajeros y turistas, hay que guardar fila para retratarse junto al insigne Manco de Lepanto.


- MUSEO DE SANTA CRUZ, OASIS DEL GRECO.

Son las 10:00 de la mañana y con puntualidad castellana empiezan a entrar los primeros de la fila, debemos ser unas 300 personas los que guardamos fila para el turno de las diez.


Claustro con piezas arqueológicas del Museo San Marcos, Toledo. Foto del autor.

El Hospital de Santa Cruz lo funda el cardenal Mendoza en el S. XVI y es de los primeros de su época en incorporar las nuevas ideas sobre la importancia de la higiene, la ventilación y la luz del sol en el proceso curativo. El edificio con muchas características medievales, muestra su evolución hacía el plateresco renacentista.


Escalera del claustro del Museo San Marcos. Toledo.
Foto del autor.











Artesonado del segundo piso del Museo
San Marcos, Toledo. Foto del autor.

















La exposición de El Greco en el Museo de Santa Cruz es algo histórico, se han reunido más de cien obras del artista, la mayor parte de ellas vienen de 29 ciudades de todo el mundo. La mayor exposición del autor en la historia.
Entre lo mejor de sus obras encontraremos:
- Vista de Toledo (Metropolitan Museum of Art de Nueva York).
- El caballero de la mano en el pecho (Museo Nacional del Prado).
- La Anunciación (Museo Thyssen Bornemisza, Madrid).
- Cristo en la cruz con dos donantes ( El Louvre, París).
-San Martín y el mendigo (National Gallery, Washington).
- San Pedro y San Pablo (Hermitage de San Petersburgo)...y muchas más. 


El caballero de la mano en el pecho de El Greco (1578).
San Martín y el mendigo de El Greco (1597).























El espacio Greco se encuentra en el primer piso que tiene forma de cruz, en la sala central del claustro además se emite ininterrumpidamente el documental oficial del centenario "El Greco, pintor de lo invisible", de 52 minutos de duración.
La exposición es espectacular, se tarda unos 60 minutos en recorrerla y por supuesto no dejan sacar fotos ni con el flash apagado.
 Tras la sobredosis del Greco salgo al claustro donde además de disfrutar de su jardín contemplamos importantes piezas arqueológicas romanas, visigodas, árabes y mudéjares.


Claustro del Museo de Santa Cruz con piezas arqueológicas. Toledo. Foto del autor.



Segunda planta del Museo de Santa Cruz con la exposición permanente, Toledo. Foto del autor.

 En el segundo piso está la colección permanente del museo con un recorrido histórico que abarca desde las primeras civilizaciones que hollaron nuestra península, pintura toledana de los S. XVI y XVII, artes industriales, cultura popular y tradición artesana local que llega hasta principios del S. XX.


- MUSEO DEL EJÉRCITO, EL ALCAZAR DE TOLEDO.

Salgo del Hospital de Santa Cruz a las 12:20, me dirijo al imponente edificio del Alcázar que se encuentra a escasos 100 metros.


El Alcázar de Toledo visto desde los jardines del Museo de Santa Cruz. Foto del autor.

En la colina más alta de la ciudad (548 metros), domina el horizonte la solitaria mole rectangular del Alcázar. Los vestigios de las estructuras anteriores indican que siempre fue un lugar fortificado, desde el pretorio romano a la defensa de la alcazaba musulmana. Y así se observa nada más entrar por su puerta principal, se han conservado como espacio expositivo los cimientos y excavaciones arqueológicas de los primeros asentamientos, espectacular.


Exposición de artillería y excavaciones arqueológicas en los cimientos del Alcázar de Toledo. Foto del autor.


Falcatas ibéricas del S. II-III a.C. Museo del Ejército de Toledo. Foto del autor.


Jinete andalusí disparando su arco a la "jineta", Museo del Ejército de Toledo. Foto del autor.

El actual edificio fue mandado construir por el emperador Carlos V que deseaba tener una residencia digna de su poder. Para ello se destruyo casi por completo el castillo medieval. Alonso de Covarrubias, su principal arquitecto empezó su construcción en 1545.
El nuevo palacio no llego a ser morada de reyes ya que mucho antes de terminarlo la capital se establecía en Madrid.


Espectacular diorama de un desfile del Ejército español en el S. XIX frente al
Palacio Real. Toledo. Foto del autor.



Diorama de paracaidistas de la IIIª Bandera en Mostar, nov. del 93. Museo del Ejército de Toledo. Foto del autor.

Fue cárcel de la corona, cuartel militar de ejércitos propios y extraños, taller de sederos (artesanos de la seda) antes de albergar la academia de infantería y sufrió incendios provocados en 1710 durante la guerra de Sucesión, dos más en la guerra de Independencia, otro fortuito en 1887 antes de su casi total destrucción en septiembre de 1936.
Actualmente alberga el catálogo completo del Museo del Ejército.


1 - Espada del rey Sancho IV de Castilla (1258-1295), 2- espada del rey Fernando III de Castilla (1199-1252).
Museo del Ejército de Toledo. Foto del autor.



Armadura de batalla de la colección de la Casa Ducal de Medinaceli. Museo del Ejército de Toledo. Foto del autor.


Uniforme de Guardia Real español y armaduras del S. XV. Museo del Ejército de Toledo. Foto del autor.

El museo abre de 10:00 a 17:00 horas, salvo los miércoles que permanece cerrado. Cuesta 5 euros, con tarifa reducida 2,50 y es gratis, entre otros grupos, para militares y menores de 18 años.
El museo del ejército en el Alcázar se divide en: el edificio nuevo, dos sótanos y dos plantas:
1- edificio nuevo: el Ejército en el presente, exposiciones temporales, restos arqueológicos y la exposición temporal "los ejércitos antes del Ejército".
2- planta sótano: armas de fuego portátiles, armas blancas, banderas e historia de la artillería.
3- planta semisótano: historia del alcázar, uniformidad del ejército español, colección Casa Ducal Medinaceli (armaduras), miniaturas, condecoraciones etc.
4- planta patio: Monarquía Hispánica (1492-1700), Monarquía Ilustrada (1700-1788), Liberales y Absolutistas (1788-1843) y capilla imperial.
5- planta alta: el Estado Liberal (1843-1874), la Restauración monárquica (1874-1923) y el S. XX.


Estatua de Felipe II en el patio del Alcázar de Toledo.
Foto del autor.
Espadas roperas españolas (S. XVI-XVII). Museo del Ejército.
Foto del autor.


























El museo es impresionante, tanto por la calidad de sus piezas como por el edificio en sí, lo único reprochable es que te lías un poco con tanto pasillo y salas pero con el plano a mano lo puedes recorrer sin problema.


El Duque de Alba. Museo del Ejército, Toledo.
Foto del autor.
General Don Cristobal de Mondragón. Museo del Ejército.
Foto del autor.



























Tras la visita como en el restaurante del propio museo, muy bien por cierto, el menú a 9 euros que te deja muy satisfecho. A las 16:00 salgo del museo y me encamino hacía el barrio de la judería.

- SAN JUAN DE LOS REYES.

Me dirijo primero al Monasterio de San Juan de los Reyes, un amigo me había recomendado visitarlo y no le faltaba razón.
Para acercarnos al barrio de la judería me desplazo en coche hasta el Puente de San Martín y aparco en sus cercanías. El puente es una maravilla en piedra, construido en el S. XIV por el arzobispo Don Pedro Tenorio, dispone de 5 arcos, el central de 40 metros de luz y 26 de altura, y dos torreones hexagonales almenados en ambos extremos.


Puente de San Martín desde el interior de Toledo. Foto del autor.

Formaba parte del sistema defensivo de la ciudad junto con su hermano el Puente de Alcántara situado en el lado oriental de la ciudad. Ya hay documentos que hacen referencia a un puente en este lugar desde 1165. Una maravilla la vista que desde el puente tenemos del río Tajo y las poderosas murallas de Toledo.

San Juan de los Reyes es el primer edificio que mezcla las innovaciones del S. XV, que era el estilo gótico-flamenco, con la tradición arquitectónica mudéjar de la zona. El resultado es la obra más representativa de un nuevo arte llamado hispano-flamenco o arte isabelino, en honor a la reina que mando construirlo, Isabel de Castilla.


Claustro de San Juan de los Reyes, Toledo. Foto del autor.


Claustro de San Juan de los Reyes, Toledo. Foto del autor.

 Isabel aún no era la Católica cuando ordeno construir el monasterio. Lo hizo para conmemorar su victoria en los campos de Toro (Zamora) en 1476 sobre las fuerzas de Fernando de Aragón que favorecían a su rival Juana la Beltraneja, presunta hija de Enrique IV apoyada por Alfonso V de Portugal. Esta victoria abría el camino al futuro e histórico reinado de Isabel la Católica.


Claustro de San Juan de los Reyes, Toledo.
Foto del autor.
Claustro de San Juan de los Reyes, Toledo. Foto del autor.


























El edificio empezó a construirse por Juan Guas en 1477 terminándose en 1525-26 gracias al interés que puso Carlos V tras la muerte de su regia abuela. 
Lo primero que sorprende al entrar, es el maravilloso claustro porticado, considerado una de las joyas españolas del gótico de transición al renacimiento y su jardín magníficamente cuidado. Es el claustro más bello que he visto hasta ahora. Una de las joyas que no hay que dejar de visitar en Toledo.


Artesonado y arco de piedra con el escudo de Castilla, segundo piso del claustro de San Juan de los Reyes, Toledo.
Foto del autor.

La iglesia se terminó en 1495 y es de estilo plenamente isabelino, de una sola nave, tiene profusa ornamentación heráldica con los símbolos de los Reyes católicos y el águila de San Juan.


Iglesia de San Juan de los Reyes con sus escudos heráldicos en piedra. Toledo. Foto del autor.

El monasterio de San Juan de los reyes fue declarado en 1926 Monumento Histórico-Artístico de interés nacional.


- PASEANDO POR LA JUDERÍA.

Tras salir de San Juan de los Reyes me acerco a la Sinagoga  del Tránsito o de Samuel ha-Leví, consejero y tesorero real bajo cuyo mecenazgo se erigió.
Es la única sinagoga hecha en el S. XIV (1357-1363): estaba prohibido construirlas, pero Pedro I hizo una excepción en agradecimiento al apoyo de los judíos de Toledo en su lucha por la toma de la ciudad que había caído en manos de Enrique de Trástamara. 


Artesonado en madera de la sinagoga del Tránsito, Toledo. Foto del autor.

Fiel a su época, en su construcción se refleja claramente la fusión entre el gótico, el arte islámico cordobés y las características propias de los edificios judíos.
Las salas adyacentes, junto al recuperado patio con lapidas medievales, albergan un museo destinado a mostrar la ininterrumpida presencia judía en España, y los elementos de la cultura sefardí: la de los judíos españoles después de su expulsión en 1492.


Muro Este de la sinagoga del Tránsito con el hejal. Toledo.
Foto del autor.






Artesonado de la sinagoga del Tránsito.
Toledo, foto del autor.





















El templo mide 23 metros de longitud por 9,5 de ancho y 17 de altura, tiene una planta salón rectangular y el alzado se divide en dos plantas. La primera es la zona del rito y en la superior todavía se aprecia la ubicación de las vigas que sostenían el lugar donde se ponían las mujeres, que ocultas a los hombres por celosías asistían a la liturgia.

Tras la expulsión de los judíos en 1492, la judería es ocupada por la nobleza y la sinagoga es concedida por los Reyes Católicos a la Orden de Calatrava que sitúa allí el priorato de San Benito. En el S. XVII se la empieza a conocer por el Tránsito debido al encargo de un caballero calatravo de un cuadro del Tránsito de Nuestra Señora que desde entonces adornó el altar plateresco. Hasta el S. XIX siguió perteneciendo a las ordenes militares, en 1877 se la declara Monumento Nacional y en 1964 se decide que albergue el Museo Sefardí.

 Son las 18:30, ha sido un día lleno de arte, historia y arquitectura. Tanto cuerpo como mente necesitan un poco de relajación... y para eso no hay nada como la pequeña piscina del hotel donde me alojo, el Cigarral de Caravantes. En ella hago tiempo hasta la hora de la cena. Es un atardecer de clima suave, disfruto del cielo de Toledo en una noche de mayo mágica, con el perfil de la ciudad imperial ante mis ojos y el rumor del agua de la fuente en mis oídos.


Cae la noche en Toledo, desde la terraza del hotel Cigarral de Caravantes. Foto del autor.

La cena dura dos horas y siento que el tiempo se detiene ante el espectáculo del sol ocultándose frente a la ciudad imperial. 


Terraza del Cigarral de Caravantes, al fondo Toledo. Foto del autor.

Mañana me despido de esta maravillosa ciudad que me ha permitido conocer algunos de sus secretos, volveré para visitar los que no he podido ver en esta escapada corta pero intensa.
Me queda un último día de escapada que la pasaré en Madrid, viajamos de la capital del Imperio de los Austrias a la capital del reino de los Austrias. Allí me esperan dos museos bien distintos, el MAN (Museo Arqueológico Nacional) y el pequeño pero encantador casa-museo de Sorolla, el artista valenciano que mejor plasmó la luz en un lienzo en los últimos dos siglos.


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