jueves, 23 de enero de 2014

2.18 - CAMBOYA. EL REINO ESCONDIDO.

18 de octubre, jueves.
Río Mekong, frontera Vietnam-Camboya.

Hemos pasado el edificio de aduanas sobre el río Mekong en el lado vietnamita de la frontera. Nos encontramos a 200 metros de la barrera fronteriza camboyana. Somos un grupo de unas doce personas.
Deben ser ya las 2 de la tarde cuando empezamos a caminar por el sendero en dirección al puesto fronterizo camboyano. El hecho de que el oficial vietnamita no nos acompañe en este tramo, no me tranquiliza. Pero bien puede ser para ahorrarse la pequeña caminata bajo este sol de justicia que cae a plomo. No se ven muchos paisanos, alguno pasa en bicicleta y nos mira con curiosidad. No hay vehículos y por la hora que es y el calor que hace, seguramente este todo el mundo durmiendo la siesta. Si, aquí también gastan de eso. Ya se ven un par de garitas, la más cercana con la bandera de Vietnam, a 20 metros el puesto de control camboyano. Dejamos Vietnam, me da un poco de pena después de todas las experiencias vividas. Es un país maravilloso, muy seguro y con una población amable, trabajadora y muy educada. Os recomiendo visitarlo sin duda. 


Reino de Camboya. El río Mekong fluye desde el Himalaya por China, Laos, Camboya y Vietnam. 


- ENTRAMOS EN CAMBOYA.

Unos aburridos guardias de fronteras vietnamitas nos miran los pasaportes, somos un grupo de unas 14 personas, pasamos la primera barrera...ya pisamos oficialmente Camboya. Al otro lado del control camboyano nos espera una furgoneta para 8 ¡¡¡Nos meten a los 14 con mochilas y todo!!! unos encima de otros y con las ventanillas cerradas. Debemos estar a unos 35º C y una humedad del 90%, todo muy agradable...
Es bastante más asfixiante que surrealista. Todo para ahorrarse la gasolina de un par de viajes, ya que el control de pasaportes esta en una pequeña aldea a 2 kilómetros de la frontera. El pueblo es tan pequeño, que hay calles por las que la furgoneta casi roza sus retrovisores con las casas.
Tardamos en llegar unos 20 minutos al cuartelillo de la guardia de fronteras. Allí por fin pudimos bajarnos de la furgoneta del infierno y tras una espera de media hora, por fin nos sellan uno a uno los pasaportes.


Adentrándonos en Camboya. Entrada de una pagoda. Foto del autor.

¿Y ahora?...vendrá el bus...¿no pretenderán meternos de nuevo en ese horno con ruedas?...ni de coña... yo no me subo...hubo varios comentarios por el estilo en diferentes idiomas. Nos dio igual, en la pequeña aldea camboyana de frontera nadie hablaba inglés, ni siquiera el conductor de la agencia.
¡ALA! todos arriba, nos dice el conductor de nuevo con aspavientos de brazos y su eterna sonrisa en el rostro... los catorce de nuevo nos metimos en esa furgoneta. Vuelta a poner una rodilla aquí, el brazo por allí. Las mochilas que tapaban la mitad del parabrisas delantero...
Todos rezábamos para que tardara poco en llegar allá donde estuviera el bus que nos llevaría a Phnom Penh. Se lo preguntábamos constantemente al conductor y se encogía de hombros mientras sonreía, si entendía inglés disimulaba muy bien. Y como tampoco Camboya deja pasar a los turoperadores vietnamitas para traducir...pues en esas estábamos, turistas cocidos a la camboyana.


Casa rural típica de Camboya, cerca de la frontera con Vietnam. Todas las viviendas
deben poner en su puerta la bandera del país. Foto del autor.


Así pasaban los kilómetros y los minutos, atravesando pueblo tras pueblo. El conductor paró en un par de ocasiones a bajar cajas del maletero de la furgoneta donde en teoría deberían ir nuestras mochilas y no debajo de nuestras piernas y casi sobre nuestras espaldas. Estaba claro que el "espabilao" hacía sus "negocietes" yendo y viniendo a la frontera, a costa del "apretujamiento" de sus clientes ¡¡¡que poca profesionalidad!!!
Durante las 2 horas de "furgo del infierno" no todo fue malo y acalorante, el paisaje era bellísimo. Habíamos retrocedido al S. XIX, o más atrás, en cuestión de minutos.
Si en Vietnam están aún a finales del S.XX, Camboya está aún mucho mas atrasada, con diferencia.


Típico paisaje rural de Camboya. Camino a Nom Pen. Foto del autor.

Es un país rural, casi recién salido de la espantosa dictadura de los Jemeres rojos que sufrieron hasta no hace tanto. Os hablare resumidamente de ella, para que podáis entender un poco el Alma torturada de esta maravillosa gente.

- LA PESADILLA DE LOS JEMERES ROJOS.

El 17 de abril de 1975, la organización guerrillera camboyana Jemeres Rojos tomó el poder en Camboya e instauró un sistema de gobierno de características totalitarias. Este gobierno, bajo la apariencia de una república popular de tintes maoístas, consolidó en la práctica un sistema de economía radicalmente agrario.
Se evacuaron las ciudades y se destruyó todo atisbo de civilización y cultura urbana, consideradas burguesas. Bajo la dirección de Pol Pot, el líder supremo, el ejército campesino sometió a un férreo control a la población civil, sometida en su mayoría a un régimen de trabajos forzados en campos de trabajo y la aplicación de extensos métodos de detención, tortura y asesinatos en masa y selectivos de todo aquél considerado intelectual. Para que os hagáis una idea se consideraba intelectual a aquel que llevaba gafas. También se liquidaba a todo aquél que se considerara ajeno al régimen bajo la consigna de la llamada "búsqueda del enemigo interno".


 Osario de víctimas de los Jemeres rojos desenterradas en Choeung Ek.

Su régimen de terror duró 4 años, hasta que, en 1979 Vietnam decidió intervenir y los echó del poder. Los Jemeres se escondieron en las selvas y se convirtieron de nuevo en una guerrilla apoyada por China y los EE.UU...si, si, aunque parezca increíble. Yo también me quede con la boca abierta.
 En esta película, los héroes, el 7º de caballería que vino a salvar a los pobres camboyanos fueron los vietnamitas, solo por eso deberían haber hecho 100 películas para que el mundo lo supiera. Al menos hay una: Se lo llevaron: Recuerdos de una niña de Camboya. Dirigida por Angelina Jolie con guion de la norteamericana y la escritora camboyana Loung Ung. Esta basada en la vida de está última. En 1975 Ung tiene 7 años y es forzada a entrenar como niña-soldado mientras sus hermanos son enviados a campos de trabajo forzado durante el régimen de los Jemeres Rojos. Se estrenó en 2017 y se puede encontrar en Netflix.
La guerrilla de estos fanáticos asesinos estuvo cometiendo atentados y asesinando hasta que en 2006 se empezó a juzgar a sus principales líderes por genocidio en el Tribunal Internacional de la Haya. Sus macabros números son espeluznantes: se calcula que entre 2,5 y 3 millones de personas murieron masacrados. La población de Camboya cuando llegaron los Jemeres al poder era de 7,3 millones de habitantes, 3 años después la población disminuyó a 5 millones...el horror en estado puro.


El futuro de Camboya reflejado en la sonrisa de estos niños. Colegio budista en Nom Pen. Foto del autor.


- CAMINO A PHNOM PENH.

Retomo nuestro viaje después de este paréntesis de maldad humana. En Camboya la gente no tiene para scooters y casi ni para bicicletas. Las pocas motocicletas que se ven arrastran en su mayoría carritos con infinidad de cosas; troncos de árboles, ladrillos, mercancías, frutas y todo lo que se les ocurra.


Estampa típica de los pueblos camboyanos que atravesábamos. La mayoría de los
habitantes del país nos sonríen al vernos pasar. Esta claro que la paz es el
regalo más valorado por los pueblos que han sufrido tanto como el camboyano.
Foto del autor.

 Eso sí, delante de cada cabaña, de cada choza, escuela, tienda o edificio oficial, ondea la bandera del Reino de Camboya, que es su denominación oficial. Ahora mismo el país es una monarquía constitucional que tiene 14 millones de habitantes.
La estampa más bella del país la encarnan los niños subidos en sus búfalos de agua. Solo por contemplar esta imagen merece la pena el viaje en esta furgoneta del demonio. De las imágenes más hermosas que he visto nunca.


Niño sobre su búfalo de agua, camino de Phnom Penh. Una de las fotos más encantadoras
del país. Camboya. Foto del autor.

Por fin llegamos a la capital, Phnom Penh o Nom Pen como se dice en español. Del barco que habíamos contratado en Vietnam para subir por el río hasta la capital nada se sabe y nada nos explican. Nos dejan en una explanada con un muro que la rodea, casetas y media docena de autobuses. Orientándonos según el mapa de la ciudad, resulta que es la estación de autobuses. 
Consejo de profesional de las escapadas:  HACEROS CON UN CALLEJERO ANTES DE LLEGAR A UNA GRAN CIUDAD. O en su defecto una app de mapas que no necesite internet ni wifi para su uso. 
En este caso me vino genial. Ahora, como nos decían en los paracas..."búscate la vida" para llegar al barrio mochilero de la capital y encontrar un hotel decente.
Me orienté con el callejero y me puse a patear.


Estudiantes en la plaza del Palacio Real. Nom Pen. Foto del autor.

Comprobé que la zona de hoteles estaba muy lejos y alquilé un tuc-tuc (motocicleta con una especie de carro toldado enganchado detrás). No hubo problema en encontrar uno ya que media docena de ellos nos acosaban desde que bajamos de la "furgoneta infernal".  Nuevo consejo de profesional de las escapadas: ANTES DE COGER UN TUC-TUC, PACTAR EL PRECIO.
Estos se piensan que somos americanos que no regatean. Antes de subirme a uno de ellos lo negocié por 2 dólares la carrera. Llegué al Hotel Spring en la calle 111.


- NOM PEN, CAPITAL ACOGEDORA.

La ciudad me sorprendió muy gratamente. La mayoría de guías la tachan de ciudad triste y gris, tampoco es de extrañar conociendo su pasado reciente. Por eso solo tenía pensado quedarme una noche de paso hacía nuestro gran destino, Angkor. Pero viendo sus maravillosos palacios y pagodas, el ambiente de sus calles, la amabilidad de sus gentes (salvo algún conductor de tuc-tuc "mu pesao") decidí quedarme una noche más para conocerla. Como comprobé más tarde fue una muy buena decisión.


En Nom Pen, conviven los antiguos edificios con las nuevas construcciones. Paseo junto
al río Mekong. Foto del autor.


Una calle de Nom Pen cercana al hotel. Camboya. Foto del autor.


En el mismo hotel compré los billetes de autobús para Siem Reap, la ciudad desde donde se visitan los Templos de Angkor Bat. Después de dejar las mochilas en la habitación del hotel me dispuse a salir para conocer esta maravillosa ciudad, Nom Pen, mucho mas fácil de escribir que Phnom Penh.


Próximo post: 2.19 - CONOCIENDO NOM PEN, LA ACOGEDORA CAPITAL DE CAMBOYA.




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