Septiembre de 2019. Inverness. Escocia.
Madrugamos en nuestra última mañana en Inverness. Nos despedimos de nuestros anfitriones mientras una ligera lluvia nos despide. Cruzamos el Kessock Bridge sobre el golfo de Moray Firth, el estrecho que conecta Inverness con el Mar del Norte. En este lugar se aventuran delfines mulares que a veces, siguen a las embarcaciones de la zona. Pertenecen a la manada más septentrional del mundo. A veces se pueden ver desde la costa junto a marsopas y ballenas Minke. Pero si uno prefiere verlos en el mar, lo mejor es embarcarse en uno de los recorridos organizados por la empresa Inverness Dolphin Cruises.
Nos ponemos en ruta por la A-96 en dirección a la costa oeste. Nos adentramos en las Highlands Occidentales. Al este de Inverness se halla Speyside, región de origen de algunos de los whiskies más conocidos en el mundo entero, como Glenfiddich y Glenlivet. Las principales destilerías están cercas unas de otras por lo que es fácil visitarlas en un solo recorrido. Si sois fans del whisky escocés no dudéis en conocer alguna.
Atravesamos colinas verdes con miles de ovejas pastando en ellas.
Y nos detenemos en Elguin.
Esta ciudad nació en una elevación natural que existe al sur del río Lossie. La primera referencia escrita a este burgo la encontramos en el Capítulo de Moray de 1190. Se la nombró Burgo Real en el S. XII por el rey David I de Escocia.
Aunque la pequeña localidad destile una tranquila serenidad y el tiempo parezca que transcurre más lento, no todo han sido pacíficos viajeros como nosotros, por estas llanuras que rodean Elguin han pasado toda clase de ejércitos: Eduardo I en 1296, Alejandro Estuardo conde de Buchan que arrasó la catedral de Elguin en 1390, el ejército de Montrose en 1645, las tropas de Cromwell en 1650 y las tropas jacobitas antes de su derrota en Culloden en 1746.
Iglesia de St. Gilles, la antigua iglesia ya estaba aquí en 1224, la que actualmente vemos es el edificio que la reemplazo en 1827. Elguin. Escocia. Foto del autor. |
La iglesia de Saint Gilles en la High Street de Elguin. Escocia. Foto del autor. |
Mercadillo en lo que antes fué una iglesia en la calle South Street. Elguin. Escocia. Foto del autor. |
Batchen Street, centro de Elguin. Escocia. Foto del autor. |
Muchas de las casas del centro de la localidad fueron construidas en el S. XVII con arcadas de piedra influenciadas por el estilo holandés. Muy recomendable para parar a dar un paseo y tomar café.
Volvemos a ponernos en ruta, nuestro próximo destino será el pequeño pueblo costero de Stonehaven.
- LLEGAMOS A LA COSTA ESTE. STONEHAVEN.
La Coste Este carece de las majestuosas montañas que se extienden por el litoral de la Costa Oeste, pero la región tiene una historia de siglos y ofrece al visitante sus propios tesoros naturales y tradicionales. Esta región está mucho más poblada que la zona oriental con sus dos capitales más importantes: Aberdeen y Dundee, en esta última pernoctaremos.
En el litoral de Royal Deeside se halla Aberdeen, " la ciudad del granito" y tercera urbe de Escocia. La "capital europea del petróleo" es una ciudad que ha visto como ha aumentado su crecimiento demográfico y económico gracias al "oro negro".
Esta región está cuajada de bellezas arquitectónicas imprescindibles que completan el paisaje natural de la costa; castillos, mansiones señoriales, grandes abadías y ciudades con mucha vida.
Por falta de tiempo no pararemos en esta gran ciudad, nos vamos directos a Stonehaven, la localidad más cercana a uno de los castillos más espectaculares que hemos visto, el de Dunnottar.
El centro de Stonehaven (11.000 habitantes) no es muy grande, se respira esa tranquilidad que ya conocemos de otras localidades escocesas. Incluso la Clock Tower (1790) que se enseñorea en su plaza principal parece que marca las horas de una forma más pausada que en el resto del mundo.
Clock Tower en la Market Square, centro de Stonehaven. Costa este de Escocia. Foto del autor. |
Costa de Stonehaven y lo que, los del lugar, llaman "playa". Coste Este de Escocia. Foto del autor. |
Acantilados en la localidad de Stonehaven. Vista hacía el sur, tras esa colina, a un par de kilómetros se encuentra el castillo Dunnottar. Costa Este de Escocia. Foto del autor. |
La Costa de Aberdeenshire es espectacular y ofrece amplias playas de arena, escarpados acantilados y pueblos pesqueros como Cullen y Portsoy, escondidos entre las innumerables bahías y calas del litoral.
Muchos de los restaurantes de Aberdeenshire están especializados en la preparación del pescado blanco de la zona.
- CASTILLO DE DUNNOTTAR.
La entrada al castillo de Dunnottar cuesta 14 libras, pero no dudéis en entrar y pasear por sus centenarias piedras, os sentiréis como un camarada de William Wallace, o si sois más de series, como la Reina de Dragones de Juego de Tronos, en los muros de su castillo, mientras vuelan sobre el mar sus dragones, no os arrepentiréis.
Ya en el aparcamiento del castillo, nos damos cuenta de lo impresionante del lugar. Castillo de Dunnottar. Costa este de Escocia. Foto de Araceli Hidalgo. |
Por un puente de madera salvaremos la garganta que por el lado sur del castillo llega al mar. Desde el otro lado tenemos otra bella perspectiva del castillo. Dunnottar. Escocia. Foto del autor. |
La roca donde se asienta el castillo de Dunnottar parece tallada a cincel por un gigante mitológico. Costa este de Escocia. Foto del autor. |
El castillo de Dunnottar constituye una de los conjuntos arquitectónico-históricos más impresionantes y cargados de misterio de Escocia. En este lugar, William Wallace le prendió fuego a una capilla repleta de soldados ingleses. Pero ¿cuáles fueron las razones para que se construyera una fortaleza en semejante zona inhóspita? la respuesta la podemos encontrar en el poder defensivo que proporcionaba su enclave estratégico, en lo alto de un precipicio con paredes inexpugnables cortadas a pico junto al mar. Por un lado sus poseedores controlarían las rutas marítimas mientras se aseguraban que era imposible que les atacaran por el mar, solo escaladores expertos podrían subir por las paredes de roca.
Por otro lado, Dunnottar se encontraba junto a la única ruta terrestre que en el pasado conducía a Aberdeen.
Dunnottar fue la fortaleza más segura del reino, aquí se guardaron las joyas de la Corona escocesa para luego sacarlas clandestinamente en los días aciagos de la ocupación de Cromwell.
Y como no hay rincón de Escocia donde William Wallace no haya dejado su leyenda; aquí va la de el castillo de Dunnottar: dicen los viejos del lugar que en 1297, cuando William tenía 21 años usó una entrada secreta para acceder al castillo con un pequeño grupo armado con el que derrotó a la guarnición inglesa.
Estudios recientes hablan de que esta entrada "secreta" al castillo de Dunnottar podía haberse construido unos 400 años después de la muerte de Wallace, en 1705 aproximadamente. Pero bueno, que la realidad no nos estropee una buena historia del guerrero más famoso de Escocia. Quiero imaginar que Braveheart salió por esta poterna para dar una buena lección a esos "herejes ingleses", como dirían nuestros escritores del Siglo de Oro.
El único sendero que nos lleva a la entrada de la fortaleza es tan evocador que supera cualquier escena de El señor de los Anillos. Castillo de Dunnottar. Escocia. Foto del autor. |
Pero hablemos de los señores del castillo de Dunnottar, los Keith, su apellido proviene de las Lothian del este, la comarca de donde surgen.
Sir Robert the Keith comandó la caballería en la batalla de Bannockburn (junio de 1314) y por ello Robert the Bruce, además de su rey, su amigo, le concedió las tierras de Aberdeenshire y lo nombró Gran Mariscal de Escocia. Desde entonces sus descendientes fueron nombrados condes Mariscales y tenían en el castillo de Dunnottar su principal fortaleza. Se cree que mucho antes, en época de invasiones sajonas y vikingas, en este espectacular saliente rocoso ya habría una fortaleza para la protección de los habitantes de la zona.
El conde Mariscal era uno de los tres grandes cargos de estado, junto con el guardia y el administrador, y era responsable de la organización de las ceremonias reales, los honores de Escocia (las Joyas de la Corona de Escocia) y la seguridad de la persona del rey dentro del parlamento.
Los condes Mariscales estaban entre las familias más poderosas de Escocia en el S. XVI y se decía que el conde podía montar a caballo desde John o´Groats a Berwick sin dejar de cabalgar sobre sus tierras. Fue en este siglo cuando la poderosa familia restauró y amplió la fortaleza con un nuevo palacio para que fuera más cómoda pero también más lujosa.
Al fin y al cabo, los Keith recibían a huéspedes de la talla del futuro rey Carlos II o María, Reina de los escoceses, esta última pasó dos veces por la fortaleza; en 1562 y 1564.
Pero la riqueza y el título se perdieron cuando el 10º conde Mariscal combatió junto a los jacobitas en la rebelión de 1715 y fue condenado por traición por el rey inglés.
El interior del castillo es una ruina muy bella y evocadora de leyendas. Dunnottar. Costa este de Escocia. Foto del autor. |
Nos podemos imaginar las diferentes estancias divididas por pisos de madera en esta torre del castillo de Dunnottar. Costa este de Escocia. Foto del autor. |
En 1685, 200 prisioneros fueron trasladados desde Edimburgo a Dunnottar, llegaron 167 y se les encerró en la mazmorra Vhigs´ Vault en condiciones infrahumanas. Los encarcelados eran los llamados covenants, una secta escindida de los presbiterianos que luchaban contra los católicos escoceses.
Otro de los acontecimientos clave en la historia de Escocia que tuvieron lugar aquí tiene que ver con los Honores de Escocia, las Joyas de la Corona: la Corona, el Cetro y la Espada del Estado. En 1651, Carlos II se coronó rey de Escocia en Scone, y para tan importante ocasión, las joyas viajaron desde el castillo de Edimburgo. Pero dos años antes, Oliver Cromwell había ejecutado a su padre, el rey Carlos I de Inglaterra y Escocia, aboliendo así la monarquía e instaurando la república en la isla.
Los Honores de Escocia. Las Joyas de la Corona. Foto del autor sobre un panel informativo del castillo de Dunnottar. |
En el momento de la coronación, Cromwell y sus tropas habían llegado a Escocia para destruir cualquier atisbo de resurgimiento del reino. Como era imposible devolver los símbolos a Edimburgo, se resguardaron en el castillo de Dunnottar. Cromwell puso sitio inmediato a la fortaleza, y tras 8 meses de asedio, esta cayó pero, no encontraron las joyas por mucho que rebuscaron por todos los rincones del castillo.
Se habían sacado sigilosamente en sacos y las habían enterrado en el cementerio de Kinneff. La Corona, el Cetro y la Espada pudieron así sobrevivir a la venganza de Cromwell y hoy en día se exponen en el castillo de Edimburgo.
En los siglos posteriores la fortaleza cambió de dueño varias veces, deteriorándose poco a poco. Ya en 1925 la familia Cowdray se hizo con las fortaleza restaurándola en la medida de lo posible y abriéndola al público.
Edificios del S. XVI en el castillo de Dunnottar. Estas eran las estancias nobles donde residía el conde y sus familiares. Costa este de Escocia. Foto del autor. |
Interior del castillo, la mayor parte de las ruinas de estos edificios datan del S. XIV y S. XV. Costa este de Escocia. Foto del autor. |
Cisterna del castillo de Dunnottar. Costa este de Escocia. Foto del autor. |
Este edificio del S. XVI albergaba las 6 estancias-dormitorios para los principales miembros de la familia del Conde, era la zona noble del castillo. Dunnottar. Escocia. Foto del autor. |
El día a día era ajetreado en la vida de los casi 100 habitantes del castillo cuando el conde estaba en "casa". El administrador, que se alojaba en uno de los edificios del castillo, se aseguraba que no faltara cerveza, pan, carne y queso y que estuvieran frescos.
El conde comía bien, principalmente de lo que producían sus ríos, bosques y granjas transportado sendero arriba hacia el castillo por potros de gruesas pezuñas llamados aquí "garrons".
Las provisiones del castillo las organizaba el "amo de la librea" que vivía también en el castillo. El resto de la producción de las tierras iba al "almacén" del conde, que se encontraba en el puerto de Stonehaven para que se cargaran en naves que a su vez, tras comerciar en lejanos lugares regresaban cargadas de sedas, vinos, especias y frutos secos.
El castillo de Dunnottar está lleno de rincones con encanto, solo tenemos que elegir el que más nos guste para inmortalizar el momento. Costa este de Escocia. Foto del autor. |
Recorreremos las salas semiderruidas del castillo sintiendo la historia en cada piedra de los edificios que lo componen, entre ellos: la capilla, la forja, los establos, las bodegas o el palacio con su salón principal. El edificio más antiguo que veremos es la torre, construida a finales del S. XIV por Sir William Keith, tenía 3 pisos de altura y un sótano. Uno de los pisos albergaba el Gran Salón y otro servía de recinto para las habitaciones de la familia del conde.
Si en alguna de las estancias del castillo, entre piedras revestidas de musgo y esa semioscuridad que nos rodea sentimos un escalofrío, una presencia intangible...no os preocupéis, todo tiene una explicación; es la Green Lady (la Dama de Verde).
Como muchas fortalezas escocesas Dunnottar también tiene su propio fantasma. Si sois fans de la "nave del misterio" y queréis saludar a la Dama de Verde, dicen que se la suele ver en la sala donde se fabricaba la cerveza... ¿casualidad?
Otro de los encantos de este castillo es disfrutar desde diferentes puntos de su recinto de las espectaculares vistas sobre el mar. Si lo hacemos tendremos como banda sonora las rompientes olas del mar y los graznidos de las aves marinas que sobrevuelan la que fue, una fortaleza inexpugnable.
Vista del Mar del Norte y de los acantilados desde el castillo de Dunnottar. Costa este de Escocia. Foto del autor. |
Vista de la playa desde la torre principal del castillo de Dunnottar, al sur de la fortaleza. Costa este de Escocia. Foto del autor. |
Vista desde el castillo de Dunnottar, se aprecia la playa de guijarros y el impresionante acantilado que abraza el castillo por la zona norte. Escocia. Foto del autor. |
Vistas desde el castillo de Dunnottar de su costa norte y sus acantilados. Escocia. Foto del autor. |
Saliendo del castillo no podemos dejar de cruzar el puente que nos lleva al otro lado de una pequeña garganta que llega hasta el mar por la zona sur del castillo. En este otro acantilado tenemos un punto de observación privilegiado, otro punto de vista, en esta ocasión desde el sur, para sorprendernos de la belleza de la fortaleza y de su entorno.
Foto desde el puente que cruza la garganta que protege el castillo de Dunnottar por su lado sur. Costa este de Escocia. Foto del autor. |
Vista del castillo de Dunnottar desde el acantilado sur. La imágen no necesita palabras. Costa este de Escocia. Foto del autor. |
No podemos despedirnos de Dunnottar sin esta fotografía que tomé en la pequeña exposición que alberga el castillo y que tiene fotografías tan bellas como esta. Escocia. |
Partimos de uno de los lugares más bellos de Escocia y seguimos dirección sur por la A-90 atravesando la región de Angus.
- REGIÓN DE ANGUS Y SU CAPITAL DUNDEE.
Dundee es la capital de la región de Angus, comarca que se extiende al otro lado del río Tay. A lo largo del último milenio, Dundee dejó de ser un pequeño puerto pesquero para convertirse en un importante centro industrial. Hoy cuenta con atracciones históricas y culturales, siendo estas últimas la punta de lanza del intento de renovación de la ciudad, con el Museo del Diseño V&A Dundee como buque insignia. Museo que visitaremos en el próximo artículo.
Fuera de la ciudad podemos visitar el precioso castillo de Glamis (bello exponente de mansión señorial escocesa con sus pequeños torreones que a modo de corona lo adornan). No pudimos visitarlo por falta de tiempo, pero desde aquí lo recomendamos. El origen del actual castillo data del S. XV, pero se sabe que en el S. XI ya ocupaba su lugar un pabellón de caza. Durante siglos este castillo ha estado vinculado a la familia real británica.
Además de este castillo Angus ofrece valles para recorrer y conocer toda su belleza natural.
Las tierras de Angus están marcadas por la tradición, aquí fabrican artesanalmente aún muchos de los tartanes que veremos por todo el país. Además es el lugar de nacimiento de los Highland Games, una "olimpiadas" de los deportes tradicionales de Escocia.
Llegamos a Dundee, lo primero que hacemos es dejar nuestras cosas en el Queen´s Hotel. Recordad, siempre que reservéis un alojamiento, en el recuadro "comentarios" solicitar una habitación con vistas. Aquí nos concedieron ese deseo sin cobrarnos de más. Lo suelen hacer si tienen habitaciones disponibles. En el Queen´s podéis pasar una noche en habitación doble desde 56 euros la noche. Muy aconsejable.
El vestíbulo del Queen´s Hotel no ha cambiado mucho desde las visitas del premier británico en el siglo pasado. Dundee. Escocia. Foto del autor. |
Pero volvamos a Dundee, en la actualidad es la cuarta ciudad escocesa, dicha posición la logra gracias a su posición estratégica situada a orilla del río Tay, lo que le permitió comerciar con todos los países del mundo.
Dundee tuvo su edad de oro en el S. XIV, cuando era un importante nudo comercial y floreció aquí las hilaturas de lana, base de su economía durante 200 años. Pero todo se fue al garete por los continuos ataques ingleses y una temible peste que la asoló durante dos años, 1607-1608.
Dundee es una ciudad de edificios modernos pero cuenta con varios edificios históricos: la iglesia de Saint Andrews, el Caird Hall Theatre, la torre de la iglesia de Saint Mary (1480) y la imponente McManus, la principal galería de arte de Dundee con obras del siglo XIX y XX.
Catedral episcopaliana de Saint Paul (1853). Dundee. Escocia. Foto del autor. |
Entrada a la McManus, la galería de arte de Dundee. Escocia. Foto del autor. |
Tras dar una vuelta por el centro de Dundee, volvemos a nuestro hotel. En el pasillo de entrada de nuestro alojamiento la fotografía de mister Churchill parece recibirnos con esa mirada inquisitiva y a la vez profunda, esa mirada que, sin palabras, te dice que esos ojos han visto demasiadas cosas.
Si no habéis leído la carta que Sir Winston le escribió a su señora desde este hotel, volved un poco hacía arriba, os sorprenderá lo mal que habla del servicio del hotel y con qué apodo lo llamaban, apodo que a él debía encantarle porque firma así su misiva. No os lo perdáis.
Mañana visitaremos el puerto y el museo del diseño de Dundee, después nos pondremos en ruta hacía Edimburgo pero antes, pararemos en una de las localidades más bellas de Escocia, no es redundancia, si dejamos de lado la capital del país, Saint Andrews es para estos viajeros la segunda ciudad más bonita de la nación de las Highlands.
Las fotografías del próximo artículo darán fé de lo que este humilde viajero os cuenta.
Próximo post: 16.08- Saint Andrews y Edimburgo (I).
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