domingo, 1 de septiembre de 2019

7.2- SANTANDER. UN POCO DE HISTORIA (I).


Maspalomas. Gran Canaria.



Fue en noviembre de 2013 cuando publiqué en este pequeño Blog de viajes mi primer artículo. Hoy son ya 145 los publicados y tras ir acumulando un poco de experiencia en esto de juntar palabras y subir fotos para describir los lugares por los que viajamos, creo que estoy preparado para enfrentarme a un reto que he ido posponiendo año a año. Escribir sobre la ciudad que me vió nacer.

Siempre que me planteé empezar a hacerlo, me daba cierto vértigo. Me preguntaba si estaría a la altura, si sería capaz de expresar en uno, dos o varios artículos todo lo que esta ciudad  significa para sus habitantes y para mí y todo lo que puede ofrecer al viajero que la visita por primera vez o aquél que, enamorado de ella la disfruta en pequeñas dosis año tras año.


En una barca de Los Reginas que nos lleva a la Playa de El Puntal. El autor frente al barrio que le
vió nacer Puertochico. El edificio que hunde sus vigas de madera en la bahía es el Real Club
Marítimo de Santander. Tres calles más arriba se encuentran los mejores recuerdos de mi
niñez entre las calles Canalejas-Tetuán.


A día de hoy no sé si estaré más preparado que hace 6 años, pero al menos intentaré escribir con el corazón y ser lo más fiel posible a los sentimientos que Santander me transmite. Espero poder expresarlo y estar a la altura de todo lo que esta pequeña capital del norte de España tiene para contar y ofrecer. 
Como siempre, empezaré con un "poco" de Historia, y de eso, Santander tiene mucho. Siglos de historia colectiva resumida en las piedras de su catedral, en el nombre de sus calles, en su bahía, en su subsuelo. Porque la historia de Santander hay que buscarla, ya que los propios santanderinos no hemos hecho demasiado por conservarla ni por exigir a nuestros gobernantes que la cuiden y la divulguen para conocerla. 
Si con estos dos primeros artículos consigo que alguien conozca nuevos datos sobre su ciudad o anime a alguien a visitarla por primera vez, este trabajo habrá merecido la pena.


De camino a la playa de El Puntal con Santander como marco del día soleado. Al fondo el Centro
Botín de Arte Contemporáneo. Foto del autor.



- SANTANDER Y SUS PRIMEROS HABITANTES. PORTUS VICTORIAE.

Establecer el origen de los primeros habitantes de Santander, o al menos de los que poblaban su extensa bahía es cuando menos complicado al no tener restos arqueológicos que nos demuestren desde que era podía estar habitada esta zona de la costa cántabra.
Sin embargo, la ladera norte del promontorio de Somorrostro (donde se erige actualmente la catedral) a orillas de la antigua ría de Becedo (la actual calle Calvo Sotelo), parece un lugar bastante adecuado para un asentamiento ya que se encuentra al abrigo de las humedades de la bahía y a salvo de los vientos y temporales del Cantábrico. Además, las aguas de la bahía regadas por docenas de rías que la alimentaban servirían de fuente de alimentación para los allí asentados. Por otra parte, el cerro ofrece una amplia visibilidad en todas direcciones para avistar posibles ataques. 


Catedral de Santander sobre el cerro de Somorrostro, el lugar habitado más antiguo de la
capital de Cantabria. La construcción de este templo gótico se realizó en varias fases:
S. XII-XIV y S. XVII. Por el incendio de 1941 se reconstruyó nuevamente. Foto del autor.


Por todo esto, el lugar reúne todo lo necesario para un asentamiento estable. Quizás, los cántabros que en el 11.000 a.C. abandonaron las cuevas de Altamira, o la de El Ruso, o la de El Pendo o la de Cobalejos (habitadas desde el 36.500 a.C.) lo hicieron al encontrar un asentamiento estable con unas condiciones tan buenas como ese lado norte del cerro de Somorrostro. Y así sus descendientes, generación tras generación convertirían ese asentamiento primitivo en la actual ciudad de Santander. Pero esto es simplemente una teoría de quién suscribe.

Si nos ceñimos a las pruebas arqueológicas, estas nos hablan de un poblado prerromano en lo alto del cerro de Somorrostro, que es abandonado tras la invasión de los romanos del S. I a.C. después, este poblado es reocupado por estos convirtiéndose en un "castrum" o fortaleza. Los nuevos amos de la bahía la llamaron, en el 26 a.C. Portus Victoriae Iuliobrigensium, Puerto de la Victoria. Los soldados de la república romana utilizaron este puerto y probablemente Portus Blendium (Suances) para introducir en Cantabria una legión (Legio XX Valeria Victrix) proveniente de Aquitania (Galia romana) para copar en una pinza a los cántabros junto con las otras cuatro que subían desde Segisama (Sasamón, Burgos) Legio IV Macedónica, Legio II Augusta, Legio IX Hispana y Legio I Augusta. Esta última, al negarse a entrar en combate de nuevo contra los cántabros por el terror que estos les producían se le quita el apodo Augusta. Agripa para restaurar la disciplina la diezma (ordena la muerte por sus propios compañeros de un legionario de cada 10) y pasa a denominarse Vernácula. Estamos en plenas Guerras Cántabras (29 a.C./19 a.C.).
Los guerreros cántabros eran principalmente jinetes, como los describía el historiador y filósofo griego Flavio Arriano (S. II d.C.) y el emperador Adriano (117-138 d.C.), tan buenos que dieron nombre a dos maniobras que adoptaría la caballería romana de ahí en adelante, el "círculo cántabro" y la "embestida cántabra".


Posible imágen de un guerrero cántabro. Aunque historiadores
romanos los han descritos como excelentes jinetes erizados de
dardos, el que contemplamos en el dibujo parece un infante con su
inseparable hacha bipene al cinto.


En honor de la  verdad, hay que decir que la derrota total de los cántabros, último pueblo libre de la península, no ocurrió en el 26 a.C. sino en el 19 a.C. tras una larguísima y cruel guerra en la que triunfó el emperador Augusto tras masacrar prácticamente a todo varón en edad de combatir y repoblar los valles con los supervivientes que hizo bajar de las montañas. 
Los cántabros tras levantarse una y otra vez se lo hicieron pasar tan mal al mejor general de Augusto, Agripa (el mismo del famoso panteón de Roma), que este renunció a celebrar el Triunfo que le otorgó su suegro el emperador en Roma en el 19 a.C (Agripa se casó con la hija de Octavio, Julia La Mayor).


Cartel de las Guerras Cántabras de este año 2019 en Los Corrales de Buelna.
Declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional.


Tan solo recordar las palabras del gran poeta Horacio (65 a.C./8 a.C.) contemporáneo de estos hechos para imaginar el alivio que sintieron en Roma con esta victoria. En su obra "Odas" alude a los guerreros cántabros así: "Cantaber belicosus, Cantaber non ante domabilis, Cantaber indoctus iuga ferre nostra.
Traducido: el cántabro belicoso, el cántabro que no se había dejado domar hasta ahora, el cántabro al que no se le había enseñado a soportar nuestro yugo.

En el S. I d.C. Plinio el Viejo en su obra Naturalis Historia escribía: Civitatum novem regio cantabrorum, flumen Sauga, Portus Victoriae Iuliobrigensium. Ab eo loco fontes Iberi quadraginta millia passum. Portus Blendium. Orgenomesci e Cantabris. Portus eorum Veceiasueca.
Traducido: "la región de los cántabros con nueve "civitates", el Puerto de la Victoria de los Juliiobriguenses. De aquí a 40.000 pasos, las fuentes el río Ebro. El Puerto de los Blendios. Los cántabros orgenomescos. El Puerto de estos mismos, Veceiasueca."

Durante la edad media Portus Victoriae pasó a ser posesión del abad de la abadía de San Emeterio (actual catedral). En cuanto al porqué de su nombre se cree que la progresiva corrupción del nombre de "puerto de San Emeter", por la abadía de San Emeterio, pasó a ir llamándose poco a poco entre la población, Santander.


Territorio de los antiguos cántabros y sus vecinos con las ciudades y puertos que establecieron
los romanos tras la conquista del 19 A.C.


En el citado cerro de Somorrostro, las pruebas arqueológicas que dejaron los romanos son abundantes y datan de los primeros años del S I d.C. cuando la mayor parte de Cantabria, o al menos la zona de costa y valles estaba pacificada. En dicho castrum se han hallado restos de termas con hypocaustum, muros de contención y otros edificios como; almacenes, cocinas, estancias para los soldados, etc. Todo ello acompañado por monedas de la época de Trajano (98-117 d.C.) y de Constantino I (306-312 d.C.) que prueban la actividad comercial que, durante siglos, ejercieron los romanos en Santander con el puerto como eje principal de su economía y exportaciones.
En la Península de la Magdalena debía haber una villa romana importante ya que se han encontrado restos de una edificación con suelos de mosaico, un Hermes de bronce y diverso material cerámico y monetario. En el promontorio de San Martín (entre el Dique de Gamazo y la playa de los Peligros) se ha encontrado restos de otra villa del S.I d.C. con restos de un hypocaustum termal, diversas monedas y un ánfora del siglo I de nuestra era.


Segunda Estela de Lombera. Anverso.
S. III a.C. Museo de Prehistoria y
Arqueología de Cantabria. Santander.
Foto del autor.
Segunda Estela de Lombera. Reverso.
S. III a.C. Museo de Prehistoria y
Arqueología de Cantabria. Santander.
Foto del autor.





Estela de San Vicente de Toranzo, uno de los mejores ejemplo de estela discoidea de nuestra región,
aunque se haya conservado la pieza central. Representa a un guerrero cántabro a caballo con lo
que parecen dos venablos. Se puede ver junto con el resto de estelas de piedra en el MUPAC, el
Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (S I d.C.). Foto del autor en el MUPAC.


Durante los primeros siglos de la nueva era Portus Victoriae sirvió como puerto comercial y pesquero beneficiándose de la pax romana que disfrutó toda la península ibérica durante estos años. De hecho, la única legión acantonada en territorio peninsular se encontraba en León, desde que en el 29 a.C. Augusto asentara allí a la Legio VI Victrix con motivo de las Guerras Cántabras y en el 75 d.C. asentara definitivamente a la Legio VII Gemina que permaneció hasta la caída del Imperio Romano de Occidente en el año 476. Se cree que esta legión "permanente" tenía como misión asegurar el flujo hacía Roma del oro de las minas de Las Médulas en León y controlar el territorio cántabro que nunca debió de estar dominado del todo. 


Recreación histórica de legionarios del S. II d.C. realizada en un mercado romano
en la avenida de Oviedo de Santander. Foto del autor.


En el S. III cuando el Imperio Romano era ya un Imperio cristiano, junto al castillo del cerro de Somorrostro se construyó un monasterio advocado a San Celedonio y San Emeterio. Los que serían futuros santos patrones de Santander fueron soldados romanos, se dice que centuriones, probablemente hermanos y destinados en el campamento de Calagurris (Calahorra, La Rioja). En el 298, durante las persecuciones de cristianos que ordenó Diocleciano, por no abjurar de su fé y abandonar el ejército fueron decapitados. En el lugar de la ejecución se alza ahora la catedral de Calahorra. 
Cuenta la leyenda que las cabezas de los santos llegaron a la ciudad de Santander a bordo de una barca de piedra que, entrando por la bahía estuvo a punto de chocar contra una pequeña isla frente a la península de la Magdalena, pero esta se abrió y quedó como prueba del milagro el famoso arco de La Horadada que colapsó en un temporal en 2005. Una vez llegaron al cerro de Somorrostro, las reliquias de las cabezas santas fueron custodiadas por la comunidad de monjes que allí vivían en la "iglesia baja", Santísimo Cristo de la catedral. En unas excavaciones realizadas en 1531 se hallaron y se guardaron en los actuales relicarios de plata. Hoy en día se pueden venerar en el mismo lugar donde se hallaron. Desde el 30 de agosto de 1679 se celebra la fiesta de Los Santos Mártires San Emeterio y San Celedonio Patronos de la ciudad de Santander.


El islote de La Horadada antes de 2005 y después. La leyenda cuenta que se abrió la roca de la isla
para que la barca de piedra que llevaba las cabezas de los Santos Mártires San Emeterio y
San Celedonio siguiera su curso hasta llegar al cerro de Somorrostro en Santander.
Foto de la página web de la Universidad de Cantabria.


Dejando atrás la leyenda, seguramente las reliquias llegarían por el valle del Ebro desde Calahorra, huyendo de la invasión musulmana del 711.




- LA ALTA EDAD MEDIA EN CANTABRIA.

Las diversas invasiones bárbaras que entraron por los Pirineos sin encontrar resistencia afectaron poco al territorio cántabro, salvo por la inseguridad que seguramente generarían las bandas guerreras de estos grupos tribales en puertos, rías y en las tierras fronterizas de la meseta castellana. 
En el año 402 suevos, vándalos y alanos se asentaron en Hispania como federados de los diferentes generales romanos que pugnaban por la púrpura imperial. Los alanos eran los más poderosos y se quedaron con los territorios más ricos de la península que eran los más romanizados, la Lusitania y la Cartaginense. Los vándalos, divididos en asdingos y silingos ocuparon el sur de Galicia y la Bética respectivamente. Y los suevos que serían el germen del reino homónimo que duraría hasta el 585, el norte de Galicia.

En el 456 d.C. 500 piratas hérulos asaltaron en 8 embarcaciones la ciudad de Santander (aún Portus Victoriae) además de otros puertos de Galicia, saqueándola, según el historiador y obispo orensano Hidacio (400-469 d.C.).


Hispania en el S. V tras la caída del Imperio Romano y la invasión de los pueblos bárbaros.


Para frenar el avance de estos pueblos el imperio romano autorizó a los visigodos a asentarse en el sur de la Galia y controlar territorios de Hispania, y a ello se pusieron con evidente éxito. Entre los años 416 y 476 expulsaron a alanos y vándalos y confinaron a los suevos en Galicia. En 476 Roma como entidad política desaparece.
En 507 los visigodos son derrotados en la batalla de Vouillé, cerca de Poitiers por los francos de Clodoveo I y si no son auxiliados por sus primos los ostrogodos que les permitieron huir en masa a Hispania, en esa batalla se hubiera acabado la historia de los visigodos y quién sabe como hubieran sido las cosas en la Hispania post-romana. Esa batalla también posicionó de manera casi definitiva a los Pirineos como frontera entre la Galia e Hispania, hasta nuestros días.
En el 507 los supervivientes crean el Reino Visigodo de Toledo. En el año 574 el rey Leovigildo tomó Amaya (ciudad madre, antigua capital de las tribus cántabras, actual Sotresgudo, Burgos), capital del territorio cántabro, ya que en ella se encontraba el senado de los cántabros como cita San Emiliano de la Cogolla. Según las crónicas, a raíz de la caída de Amaya Cantabria quedó sometida creándose en el 581 el Ducado de Cantabria dependiente de Toledo.


Reproducción de la Arqueta de San Millán de la Cogolla (S. XI). Todavía conserva rasgos mozárabes.
Las placas son de marfil y representan los episodios de la vida de San Millán. En este caso la toma
de Amaya, capital de los cántabros por el rey visigodo Leovigildo en el 576.
Foto del autor en el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria. Santander.


En el 711 los musulmanes invaden la península y derrotan a los visigodos en Guadalete. En el 712 la Crónica Albeldense cuenta que el padre de Alfonso I de Asturias, Don Pedro I era el Dux de Cantabria. En esta misma Crónica se vuelve a citar a Amaya ya que en el 712 cae ante las tropas musulmanas. El Duque Pedro cruza las montañas y junto a Pelayo (espatario del difunto rey Rodrigo) huido a las montañas cantábricas, se organizan para frenar a los invasores. Comienza la Reconquista en territorio astur-cántabro.

A finales del S. VIII el rey Alfonso II de Asturias mandó construir la Abadía de los Cuerpos Santos, la Abadía de San Emeterio, que hoy podemos contemplar como la iglesia del Santísimo Cristo, en la base de la catedral de Santander. 
La primera vez que la abadía aparece datada en un documento fue en 1068. Es redactado por orden de el rey Sancho II, llamado El Fuerte, primer Rey de Castilla y el que ordenó Alférez Real a El Cid
Fue elevada a rango de Colegiata en 1131 por el rey Alfonso VII El Emperador y se comenzó la construcción de los actuales edificios por iniciativa de Alfonso VIII tras la concesión del fuero de Santander en 1187, concediendo al abad de la abadía de San Emeterio el señorío de la villa. Este fuero facilitaba a los antiguos santanderinos el tráfico marítimo, la pesca y el comercio, actividades por las que el abad recibía sus tributos. También se elaboran escabeches y se produce vino. La parte superior del edificio se completó entre finales de este S. XII y principios del XIV.


Claustro de la catedral de Santander. Parte alta del edificio. Foto del autor.


Tiene especial interés la puerta principal, levantada en 1230 donde están labrados los primeros escudos del reino en los que aparecen juntos castillos y leones. De hecho es en este año cuando se produce la unificación de León y Castilla en tiempos de Fernando III El Santo, cuyo hijo Sancho fue abad de esta colegiata, futura catedral de Santander.
A finales del S. XII las poblaciones marineras de lo que hoy es Cantabria eran los únicos puertos de los que disponía el Reino de Castilla. El rey Alfonso VIII (1158-1214), de viaje por estas tierras, otorgó fueros que daban ventajas comerciales entre otras libertades a Castro Urdiales en 1163, a Santander en 1187, a Laredo en 1200 y a San Vicente de la Barquera en 1210. Obtenían así el rango de villas y potenciaban su comercio marítimo, gracias a ello su población y su economía aumentaron.
Había nacido la Hermandad de las Cuatro Villas de la Costa de La Mar.


División en la Edad Media en Merindades del territorio de la actual comunidad autónoma
de Cantabria. Hay que tener en cuenta que las villas de San Vicente de la Barquera, Santander,
Laredo y Castro Urdiales villas "libres" y unidas que se rigen por sus propias juntas.
El Marqués de Santillana intentó hacerse por la fuerza con Santander con el apoyo
del abad de la catedral y el rey pero fue rechazado por las armas por los propios
santanderinos apoyados por las otras villas. Más abajo me extiendo más con
este interesantísimo episodio de nuestra ciudad.



En ese momento el puerto de Santander y el de San Vicente de la Barquera formaban parte de la comarca histórica de la Merindad de Las Asturias de Santillana. Desde 1209 el merino, o representante del rey en la merindad residía en Santillana del Mar. La espectacular Torre del Merino era donde vivía y aún hoy se conserva en perfecto estado siendo uno más de los muchísimos encantos arquitectónicos de la bellísima localidad. La merindad correspondía en su mayor parte con el centro y oeste de la actual Cantabria, así como el extremo este de Asturias.
Las villas de Laredo y Castro Urdiales dependían de la Merindad de Castilla la Vieja.



La Torre del Merino de Santillana del Mar, popularmente conocida como la Torrona. En ella
residía el Merino que era el representante del rey de Castilla en la merindad de Las Asturias
de Santillana. Es una edificación gótica levantada en el S. XIII. Foto del autor.


- LA HERMANDAD DE LAS 4 VILLAS.


Como efecto directo, las nuevas villas crearon el primer tejido urbano en Cantabria desde la caída del Imperio Romano. Los reyes de Castilla desplazaron parte de su atención a La Montaña y a sus costas y no solo a las fronteras de la Reconquista. Cabe destacar que entre los S. IX y XI el litoral del norte de España no era seguro debido a las incursiones de barcos vikingos y musulmanes.
La Hermandad de Las Cuatro Villas históricamente fueron muy célebres ya que sus barcos fueron mayoría en la flota con la que Fernando III conquistó Sevilla.
Especial felicitación mereció Santander, ya que uno de sus barcos fue el que quebró las cadenas del puente de Triana. Por este mérito de armas, el rey dió blasón a la villa, obligó a Sevilla a pagarle una cantidad periódica de maravedís y reconstruyó su colegiata, hoy catedral. Esta gesta ha quedado recogida en la heráldica del escudo de la ciudad y en el de Cantabria.


Mural en la calle Peña Herbosa de Santander que recuerda la gesta de la rotura
de las cadenas para la conquista de Sevilla. El barco no corresponde con un galeón
cantábrico del S. XIII pero el efecto al verlo es impresionante. Foto del autor.


Escudo de Cantabria. En el
campo superior las dos cabezas
de los santos mártires San
Emeterio y San Celedonio y
el galeón santanderino que
rompió la cadena que
protegía el puerto de Sevilla.
Escudo de Santander. En su único campo
se observa la Torre del Oro y el galeón
santanderino que rompió las defensa
del puerto de Sevilla.

Las cabezas en ambos escudos son las
de los Santos Mártires San Emeterio
y San Celedonio.


En 1247 Ramón Bonifaz y Camargo, marino y militar, recibe el encargo de el rey de Castilla y León Fernando III el Santo, de organizar y dirigir la primera armada naval de Castilla para reconquistar Sevilla. Sus hombres pertenecían a las 4 villas marineras de Cantabria y por su valor, bravura y coraje se les recuerda desde entonces en la heráldica de las villas de Santander, Santoña, Laredo, Castro Urdiales y San Vicente de la Barquera.
Participaron igualmente en otros conflictos de la época como la conquista de Tarifa (1339) y de La Rochela, puerto francés del Atlántico (1372). 
El poder de las Cuatro Villas en el S. XIII fue grande. En los documentos fiscales de 1293 constatan que las 4 villas habían recaudado más del doble de dinero que los puertos guipuzcoanos, siendo el puerto de Santander el que más había recaudado con un 46% del total, lo que habla bien a las claras de la pujanza y el poderío de la ciudad.
A finales del S. XIII Alfonso X El Sabio practicó exenciones fiscales en las villas para generar riqueza en ellas. Las Cuatro Villas fueron las más beneficiadas de todo el reino gracias a las medidas proteccionistas sobre sus productos estrella: el vino, la sal y el hierro. 
Se eximió a Santander del impuesto de portazgo en 1253. Y a partir de 1255 se quitó en todo el reino salvo Sevilla y Murcia. En 1263 Santander quedó exenta de los impuestos en las ferias de Valladolid, en 1276 de los diezmos reales a la sal y en 1281 de los de su cosecha de vino. Como prueba de su importancia, Santander, Laredo y Castro Urdiales aparecen citadas en 1268 entre los 18 puertos de mercancías más importantes del reino en un documento de las Cortes de Jerez. En esta época Santander alcanza ya la cifra de 2.000 habitantes.
No menos importante que la jurisdicción terrestre y los privilegios, fue el otorgamiento por parte de los reyes de la jurisdicción común sobre el mar, desde la ría de Tina Mayor (actual límite territorial entre Cantabria y Asturias) hasta Ontón (última población antes del límite con Vizcaya), así como sus cursos fluviales. La explotación de este territorio permitió el crecimiento de las villas y originó el resentimiento de los señores medievales que dejaban de controlarlos. Este temor a un ataque de los nobles debió de provocar entre los reinados de Alfonso VIII (1158-1214) y Alfonso X (1252-1284) el amurallamiento de las poblaciones y el desarrollo de modelos urbanísticos planificados para su expansión.


Dibujo del holandés Hoefnagel en 1575 realizado desde el extremo del Muelle Largo, uno de los dibujos
que utilizó Braun en su célebre grabado. Murallas y castillo sobre el cerro de Somorrostro, detrás
de la fortaleza, la Colegiata de los Cuerpos Santos, futura catedral de Santander.





Continuando con hechos destacados, en esta época Santander tiene mucho que decir en la política internacional ya que el 4 de mayo de 1296, las Cuatro Villas de la costa cántabra se unen a otras vascas para defender sus intereses comunes en la llamada Hermandad de Las Villas de la Marina de Castilla. La formaron inicialmente Santander, Laredo, Castro Urdiales, Bermeo, Guetaria, San Sebastián, Fuenterrabía y Vitoria. En 1297 se les une San Vicente de la Barquera. La sede central se establece en Castro Urdiales. Esta hermandad ampliada forma un poder naval de primer orden al servicio de la Corona de Castilla, pero mantiene su autonomía en lo que se refiere a relaciones internacionales y en algunos casos, llega al enfrentamiento bélico con estados tan poderosos como Inglaterra o Francia. La nueva Hermandad de las Villas de Castilla es bastante anterior a la famosa Liga Hanseática, la federación comercial de los puertos alemanes y bálticos que se fundó en 1358.


Infografía publicada en El Diario Montañés sobre Santander medieval.
Se aprecia la Puebla Vieja con la catedral y el castillo de San Felipe y la
Puebla Nueva con la torre de Escalante y su gemela como protección de
La Puerta de la Mar que daba acceso a la Puebla Nueva desde los muelles.


La finalidad de la Hermandad era organizarse para defender sus intereses y derechos frente al rey, para así conservar los derechos y exenciones que habían ganado por su participación en la Reconquista de Andalucía. Además se evitaban los conflictos entre sus componentes en sus relaciones comerciales con Flandes, Francia o Inglaterra.
Las acciones más memorables en las que participaron las galeras santanderinas dentro de La Hermandad fueron: 
- 1338-39, se facilitan barcos al rey francés Felipe VI en su guerra contra los ingleses (Guerra de los Cien Años).
- 1351, el 1 de agosto, en el puerto de Swyne, se firma un acuerdo de paz entre La Hermandad y Eduardo III de Inglaterra tras la batalla de Winchelsea.
- 1372, batalla naval de La Rochella (Francia).
- 1450, La Hermandad se enfrenta al Condestable Pedro de Velasco, que pretende cobrar los diezmos reales a los puertos del Cantábrico.
- 1473, por un pacto directo entre La Hermandad y el rey Eduardo IV de Inglaterra, navíos del cantábrico combaten en aguas de Inglaterra en la Guerra de las Dos Rosas. 
   

Batalla de La Rochella, el 22 de junio de 1372 la escuadra de Castilla (20 barcos fundamentalmente galeras y algunas naos) al mando del marino castellano de origen genovés Ambrosio Bocanegra venció a una flota inglesa muy superior en número; 36 naos y 14 buques de carga y transporte. Otros capitanes de la flota castellana fueron Fernán Ruiz Cabeza de Vaca, Fernando de Peón y Ruy Díaz de Rojas (merino mayor de Guipúzcoa y jefe de las naos). 


Batalla de La Rochella. Las galeras castellanas con el estandarte del León y la Torre, destruyen
a las naos varadas del hereje inglés. Lamina de las Grandes Chroniques de France de Jean Froissart.
Bibliothèque Nationale de France.


El combate se produjo en el contexto de la Guerra de los Cien Años, ya que la ciudad francesa de La Rochelle estaba en manos inglesas. Toda la flota inglesa fue destruida, y se capturaron a 8.000 soldados y 400 caballeros. La ciudad cayó el 23 de agosto de ese mismo año ante tropas castellanas y francesas. El almirante Bocanegra en su regreso de vuelta a Castilla atracó en el puerto de Santander donde se celebraría la victoria, ante la mirada de sus prisioneros, el almirante Conde de Pembroke y 70 caballeros de "espuelas doradas" que serían llevados ante la corte de Enrique II en Burgos.


Puerto de Santander en 1400, se aprecia debajo del dibujo la actual configuración de la
ciudad mostrando lo que se ha ganado al mar desde ese S. XV.


Esta batalla le dió la supremacía naval en el Atlántico a la Corona castellana y permitió a sus mejores marinos, cántabros y vascos, grandes ventajas comerciales. Se reabrió el comercio de lana con Flandes que ahora retoma la vencedora Castilla sobre la derrotada Inglaterra. Este auge económico castellano que entra por puertos como el de Santander convierte a Burgos en una de las grandes urbes de Europa.

En está época subían y bajaban turbias las aguas de la ría de Becedo, ya que en julio de 1466 el rey Enrique IV dirige una carta al Concejo de Santander ordenando que reconozcan como su señor al Marqués de Santillana, Diego Hurtado de Mendoza. El monarca había recompensado con la donación de la villa de Santander el apoyo del Marqués durante su conflicto con el Infante Alfonso. 


Dibujo donde se muestra los enfrentamientos en el puente sobre la ría Becedo de los
dos bandos. A la izq. los pro-marqués; nobleza y clero contra los santanderinos de la Puebla
Nueva que querían seguir rigiéndose por ellos mismos. Fotografía del autor en un panel informativo
situado en la plaza de la catedral, en el lugar que indica el muñequito en el dibujo.
La ría se encauzó y se construyó encima la plaza de la catedral y la calle Calvo Sotelo.
Maqueta de la ciudad de Santander y su puerto fortificado en el S. XV.
En la antigua ría de Becedo se observa el puente donde se enfrentaron los dos bandos,
el del Marqués de Santillana y los santanderinos apoyados por las Cuatro
Villas del Cantábrico. Foto del autor sobre la maqueta situada en el claustro
de la catedral de Santander.


Vista de la Santander medieval desde el sur, la ría de Becedo separaba la Puebla Vieja
donde se encontraba el castillo y la catedral y partía el camino a Burgos, de la Puebla
Nueva en la zona de la bahía. Se aprecian perfectamente las Reales Atarazanas, los

tres edificios alargados donde se construían las mejores naves de la Armada de
Castilla. Maqueta del claustro de la catedral de Santander. 
Vista del castillo y la catedral de Santander en el S. XVI. Se observa la rua que sale desde la
torre de la catedral y llega al puente que cruza la ría de Becedo hacía la Puebla Nueva.
En esa época el agua de la bahía llegaba hasta lo que es hoy la calle Cádiz.
Maqueta del claustro de la catedral de Santander.
Plano aéreo de la ciudad de Santander. La línea en blanco delimita la ciudad medieval, donde no se
juntan las líneas era la entrada de la ría de Becedo en el interior de la villa. Es evidente el terreno
que le ha ganado la ciudad al mar.


La resistencia de los santanderinos al dominio señorial motivó primero la petición de revocación de esa cesión y después el uso de la fuerza. Durante la disputa hubo traiciones, muertos y destrucción así como la participación de otros puertos de la Hermandad de las Villas de la Marina de Castilla. La villa se partió en dos con motivo de esta rivalidad. La Puebla Vieja dominada por las gentes del Marqués, donde se encontraba el Castillo y la Colegiata (hoy catedral de Santander) y la Puebla Nueva controlada por las gentes de la villa. Ambas pueblas estaban separada por la ría de Becedo, cuyas márgenes servían de astillero y muelle, a la vez que estaban unidas por un puente que fue escenario de cruentas peleas durante esta lucha. Finalmente la villa logró rechazar a los hombres del Marqués y consiguió que el rey revocara la concesión
El pueblo de Santander doblaba el brazo del rey y de sus nobles más poderosos, si esto hubiera pasado en Inglaterra o Francia habrían hecho 10 películas, 20 series y 100 documentales históricos, pero estamos en España.


Copia simple del Privilegio Real dado en Madrid a 8 de mayo de 1467 por el que el rey
Enrique IV concede los títulos de Noble y Leal a la villa de Santander. Archivo Municipal
de Santander. Foto del autor sobre panel informativo en la plaza de la catedral de Santander.



Al año siguiente, el 8 de mayo de 1467, el rey Enrique IV ordena el Privilegio Real por los que concede los títulos de Noble y Leal a la villa de Santander: "Aceptando la mucha lealtad y fidelidad con la que me habéis servido, especialmente después que los movimientos presentes que comenzaron en mis reinos y los muchos servicios que vuestros antepasados hicieron a los Reyes de gloriosa memoria, mis progenitores, tengo por bien y es mi merced que esta villa de aquí en adelante en todas y cualquier parte que se hubiere de nombrar, se nombre, llame e intitule Noble y Leal Villa de Santander".


La nao Santa María, era propiedad del santoñés Juan de la Cosa y fue construída
con madera de Cantabria. Era el buque insignia de Cristóbal Colón en su primer viaje
a América en 1492. La Pinta y La Niña eran carabelas.
Foto del autor en la exposición de maquetas navales del III Festival del Mar de Santander 2019.





- CORREGIMIENTO DE LAS CUATRO VILLAS DE LA MAR DE CANTABRIA (1494-1778).


La Hermandad de las Cuatro Villas de la Costa de la Mar fue una entidad administrativa que agrupaba a las villas costeras del norte del Reino de Castilla, todas ellas parte de la actual Cantabria; San Vicente de la Barquera, Santander, Laredo y Castro Urdiales. Las villas ya estaban hermanadas desde el S. XIII, como hemos explicado anteriormente en este artículo, pero su fundación ahora como corregimiento data del reinado de los Reyes Católicos, en 1494, sobreviviendo hasta su inclusión en la provincia de Cantabria en 1778.
Fueron la fuerza naval más poderosa del Reino de Castilla y su importancia económica fue tal, que frenaron la expansión de la Liga Hanseática hacía el sur del Atlántico.
Constituyeron la entidad administrativa histórica más grande e importante hasta la llegada de la actual comunidad autónoma de Cantabria. Las 4 villas junto con Santillana del Mar fue el único tejido urbano de la región en la Edad Media, cuya estructura fue rural hasta prácticamente el S. XIX.


El autor frente a la Nao Victoria en el III Festival del Mar de Santander 2019. Es una réplica
exacta de la que se botó en 1519 y que participó en la 1ª vuelta al mundo realizada por
Magallanes y Elcano. Foto de Fernando Ruiz Torío.
Popa de la Nao Victoria en el III Festival del Mar de Santander 2019.
Foto del autor.





En 1497 hizo escala en la villa la Armada de Flandes para desembarcar a Margarita de Austria que venía a casarse con el príncipe Juan de Aragón y Castilla, heredero de los Reyes Católicos. 
Este feliz acontecimiento para el reino significó el mayor desastre en la historia de la ciudad ya que la flota trajo la peste y fallecieron 6.000 santanderinos de una población de 8.000 personas. Hubo un antes y un después tras esta tragedia que hizo de la villa un auténtico cementerio, semejante ruina y despoblamiento no se aliviaría hasta 2 siglos después cuando la ciudad volvió a superar los 5.000 habitantes.
En 1572, el puerto de Santander se convierte en la principal base naval de las armadas de Felipe II,  para ello se edifican reales atarazanas donde se construyen las galeras, naos, cocas y aloques que hacen de la marina de Castilla la más poderosa. Del puerto salen las armadas del Duque de Medina Sidonia y del Conde-duque de Olivares. 
En 1588 llegaron al puerto de Santander los restos de la Felicísima Armada: 50 naves comandadas por el Duque de Medina Sidonia y 5.400 hombres.
Pero esa gloria no duró mucho ya que en 1596 otra terrible peste asola la villa dejando su población a la mitad.


Grabado del puerto de Santander editado por Georg Braun (1541-1622) canónigo de la catedral
de Colonia en Civitates Orbis Terrarum en 1575. La obra es del cartógrafo holandés Joris Hoefnagel.
Foto del autor en el panel de información turística que está en la plaza de la catedral.
El muñeco indica la posición donde nos encontramos en la actualidad. 


Maravilloso mural basado en la obra de Georg Braun en la calle Santa Lucía de Santander.


Un hito importante en la Historia de Santander y Cantabria fue el Pleito de los Nueve Valles, que en 1544 enfrentó a los nueve valles de Las Asturias de Santillana con el Duque del Infantado, el fallo fue público en 1581 dando la razón a los valles. Su importancia fue clave en el proceso de la configuración territorial de Cantabria ya que logró la independencia de estos con la constitución de la provincia de los Nueve Valles en 1589, germen a su vez de la futura Provincia de Cantabria de 1778. Este pleito ganado por los valles provocó el retroceso de los dominios señoriales en la región.


El puerto y la villa de Santander en el S. XVI, dibujo de José Luis Casado Soto realizado en 1990
para su obra "Santander. Una villa marinera en el siglo XVI". Muchas de las calles de esa época

conservan su nombre en la actualidad: Rua Mayor, Santa Clara, San Francisco, del Arrabal,
Río de la Pila, Becedo, etc. 


Es importante señalar que La Asturias de Santillana se organizaba en valles perpendiculares al mar Cantábrico. Pese al auge del feudalismo en esa época, la sociedad de nuestros antepasados en Cantabria no tenía como núcleo solamente la aldea, sino que tenía conexiones con todos los poblamientos del valle, existiendo una especie de federación de concejos. Cada valle tenía su junta y sus ordenanzas. 
El corregimiento abarcaba toda la actual Cantabria incluyendo territorios de Asturias y Burgos. La sede inicial de la Hermandad se encontraba en Laredo, algo que fue muy discutido por Santander, teniendo la villa pejina la potestad de recaudación de impuestos y la recluta de milicias. Las 4 villas se gobernaron mediante juntas hasta su inclusión en la provincia de Cantabria en 1778. 


Plano de Georg Braun de la villa de Santander para la obra de Abraham Ortelius, Theatrum Orbis
Terrarum (1570). Se aprecian la Abadía de los Cuerpos Santos, la Puebla Vieja y la Puebla Nueva
unidas por el puente sobre la ría de Becedo, las Atarazanas, la muralla, la cordillera Cantábrica
al fondo, el camino de Burgos que parte de la Puebla Vieja, la montaña de Peñacastillo y en
primer plano unas mujeres a la moda de la época. 


Hasta la fundación del Corregimiento en 1494 Santander y San Vicente de la Barquera formaban parte de la Merindad de las Asturias de Santillana, mientras que Laredo y Castro Urdiales dependían de la Merindad de Castilla la Vieja.
Con la constitución del Corregimiento, se unieron a las 4 villas el resto de territorios de realengo de La Montaña. El nuevo corregimiento de las Cuatro Villas pasó a estar formada por tres entidades que celebraban sus propias juntas por separado: Las Cuatro Villas de la Costa, la Provincia de los Nueve Valles y la Merindad de Trasmiera.
Por insistencia de Santander la capital del corregimiento era itinerante, de modo que el corregidor vivía 3 meses en cada una. Pero en 1629 el corregidor, aprovechó que ese año Laredo obtuvo la sede de la recaudación de impuestos para fijar su residencia allí. En ese momento el sentimiento de igualdad se rompió y se generaron pleitos y disputas que durarían hasta la elección de Santander como capital de la futura provincia. No sería hasta 1653 en que Santander consiguiera, junto con las otras villas, que se retirase a Laredo la condición exclusiva de cabeza de partido. 
En el S. XVII el puerto de Santander entra en decadencia por el desvío del comercio castellano hacía la villa de Bilbao, y no será hasta el siglo siguiente cuando Santander experimente una profunda transformación demográfica, económica y administrativa. Pero, aún así, el S. XVII significó un embellecimiento de Santander, ya que los palacios y villas de las élites eclesiásticas y nobles le dan un aire señorial a la ciudad.


Parroquia de La Anunciación (1607), popularmente conocida como La Compañía en la actualidad.
En la calle Juan de Herrera de Santander, una de las arterias mas comerciales de la ciudad.
Foto del autor.
Plaza del ayuntamiento en el primer día de la Semana Grande de Santander. La fotografía
corresponde al chupinazo, momento que da comienzo a las fiestas. Foto del autor.


En estos años se construye la Plaza de la Llana, donde se levantó el actual ayuntamiento. También se erige el colegio de la Compañía de Jesús en 1607 (actual iglesia de La Compañía) y el convento de Santa Clara, fundado en el S. XIII, (actual instituto de educación secundaria que lleva su nombre) acomete una importante obra de remodelación y ampliación.


Galeón español del S. XVII. El San Juan Bautista. Maqueta de la exposición de maquetas
navales del III Festival del Mar de Santander 2019. Foto del autor.



En el siguiente artículo conoceremos la historia de Santander desde comienzos del S. XVIII donde ocurren importantes acontecimientos, como la concesión del título de ciudad (1755), o la implantación de la provincia de Cantabria en 1778, última organización territorial que dura hasta nuestros días.






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