martes, 17 de marzo de 2020

16.08- SAINT ANDREWS Y EDIMBURGO (I).

Maspalomas. Gran Canaria.


Septiembre de 2019. Dundee. Escocia.


Nos despedimos de nuestro hotel en Dundee, el Queen´s Hotel seguro que seguirá aquí al menos otro siglo más. Al salir del establecimiento nos encontramos con la primera mañana de lluvia desde que nos encontramos en Escocia, ya iba siendo hora. Vamos a visitar el muelle para conocer dos lugares emblemáticos de la ciudad, el museo del Diseño V&A de Dundee y el barco Discovery.


Las calles de Dundee bajo la lluvia. Calle Nethergate. Escocia. Foto del autor.


En 1986 regresó a la ciudad el Discovery, el barco de la expedición antártica (1910-1913) del capitán Robert Falcon Scott.
Scott llegó al Polo Sur tan solo para descubrir que el explorador noruego Roald Amundsen se le había adelantado, en el viaje de regreso el oficial de la Marina Real Británica, pereció.
El retorno de este viejo buque sirvió para atraer a una nueva generación de visitantes al puerto de la ciudad, antes de visitar el barco, merece la pena conocer la expedición del capitán Scott en el Discovery Point Visitor Center.





El barco Discovery y su centro de visitantes visto desde el museo del diseño V&A.
Dundee. Foto del autor.


Dundee cuenta con otra reliquia marina: la fragata Unicorn. Este navío de 1824 nos enseña parte de la época en la que Gran Bretaña dominaba los mares. Nunca llegó a entrar en combate pero es uno de los buques de guerra más antiguos que se conservan.

Justo al lado del Discovery se encuentra el Museo del Diseño V&A, este espectacular edificio se inauguró el 15 de septiembre de 2018. El V y A Dundee es el primer museo sobre el diseño de Escocia y el primer museo Victoria y Albert fuera de Londres. Fue diseñado por el arquitecto Kengo Kuma (Japón 1954).
Cuando lo visitamos mostraba una exposición titulada: hola, Robot: diseño entre humanos y máquinas.


El museo del diseño V&A de Dundee. Escocia. Foto del autor.


Museo del diseño V&A de Dundee. Escocia. Foto del autor.

Dejamos esta ciudad de Dundee. Para dirigirnos a Saint Andrews debemos cruzar el río Tay por su puente para vehículos, pero el primero que se construyó fue el puente ferroviario, puente que comenzó su historia con una tragedia.
El puente ferroviario sobre el río Tay fue inaugurado en 1878, unía la ciudad de Dundee con la comarca de Fife. Con sus casi tres kilómetros de extensión, en su momento fué el mayor puente de un solo arco del mundo. Aunque el triunfo de la ingeniería se tornó en tragedia un año después.


Vista del puente ferroviario sobre el río Tay desde el museo V&A de Dundee. Escocia.
Foto del autor.


Los restos del viejo embarcadero todavía son visibles en el Forth of Tay y constituyen el recuerdo del desastre sucedido el 28 de diciembre de 1879. Esa noche el puente se hundió de repente, y los 75 pasajeros del tren que lo cruzaba en ese momento se precipitaron a una muerte gélida en las aguas del río.
El actual puente ferroviario es uno de los símbolos de la ciudad.
La mejor vista de los puentes sobre el Tay (el puente para el tráfico rodado que nosotros cruzaremos, fue terminado en 1966), el río y la costa lo ofrece el observatorio Mills, enclavado a 174 metros de altura, en lo alto del volcán inactivo de Law Hill.

Nos despedimos de Dundee para ponernos en ruta hacia Saint Andrews, tras cruzar el puente cogemos la A-92 y nos adentramos en la península de Fife camino de su capital.



- LA PENÍNSULA DE FIFE Y SU CAPITAL SAINT ANDREWS.

Nos encontramos en la península de Fife. Lo que llaman el "reino de Fife" da la impresión de ser una isla, ya que está rodeada de agua por tres de sus lados. Esta sensación se ve reforzada por su fuerte identidad y sus variopintos paisajes naturales y humanos.
El interior de Fife atrae pocos viajeros, os hablaremos algo de esta zona por si os apetece perderos por allí. El paisaje principal lo forman ordenadas tierras de cultivo, colinas onduladas y pueblos tranquilos, con algunas ciudades menos atractiva a causa del declive de su industria pesada. El lugar más espectacular de la zona es el palacio de Falkland a 18 kilómetros de Kirkcaldy. Construido en 1451, fue refugio de reyes y reinas de la dinastía Estuardo cuando eran rivales de la casa de Hannover. Los jardines son dignos de ver, como sus tapices flamencos y los retratos de los reyes Estuardo del S. XVII, un conmovedor recuerdo de lo que puedo haber sido y no fue.

Un monumento de signo distinto es el búnker secreto de Escocia, situado al sur de Saint Andrews, tenía que servir de refugio a 30 metros de profundidad para las autoridades escocesas en caso de guerra atómica con la antigua Unión Soviética. Tiene el tamaño de dos campos de fútbol.


West Port, la calle que se abre ante nosotros nos llevara a la calle principal, South Street,
que termina en las ruinas de la catedral de Saint Andrews y en el mar.
Escocia. Foto del autor.


Ya estamos en Saint Andrews, entramos con nuestro coche por la City Road y aparcamos cerca de la West Port (puerta oeste de la antigua muralla). Este lugar ya nos da una ligera idea de la ciudad que vamos a visitar. 
Fue construida en 1589 para impresionar a los visitantes de alcurnia que entrarían por esta puerta a la ciudad.
Saint Andrews es conocida como el "hogar del golf" por los seguidores de este deporte, pero como no somos muy aficionados nos centraremos en el punto fuerte de la ciudad, su historia.
Saint Andrews es una pequeña (17.000 habitantes) y preciosa población a orillas del Mar del Norte con muchas cosas que ver. Tiene una importante población estudiantil que le da mucha vida y un casco antiguo que invita a pasear y sentarse a disfrutarlo mientras nos tomamos un café con encanto.


Nada como sentarse a tomar un café con encanto en alguno de los
locales de South Street, como ese que vemos en la confluencia
con Church Street. Saint Andrews. Escocia. Foto del autor.



Tras recorrer la South Street nos encontramos con los primeros indicios en piedra de la
que fue, grandiosa catedral de Saint Andrews. Escocia. Foto del autor.


Arc Bridge de Saint Andrews, junto a la catedral. Escocia. Foto del autor.



Las ruinas de la catedral de Saint Andrews impresionan. A la derecha de la imágen su
cementerio. Escocia. Foto del autor.
Pared sur de la catedral de Saint Andrews, prácticamente la única que queda en pie. Al
fondo la torre de St. Rules. Escocia. Foto del autor.
Nos encontramos en lo que era el interior de la catedral, a nuestra derecha la pared sur, a nuestra
izquierda ese surco exterior marca donde iba la pared norte. Fuera del edificio quedaban las tumbas
del cementerio. Catedral de Saint Andrews. Escocia. Foto del autor.
Parece increíble que la fachada este de la catedral aún se mantenga en pie. A su lado la
torre de St. Rules. Saint Andrews. Escocia. Foto del autor.

La población lleva el nombre del santo patrón de Escocia en su honor, San Andrés, un monje de la ciudad de Patras (Grecia). 
Dice la leyenda que el guardián de los restos del santo, el propio San Rules, huyó con ellas por mar cuando un ángel le advirtió que el emperador Constantino quería llevarse las reliquias del santo a Constantinopla. Tras mucho navegar naufragaron en Muckross, cerca de Saint Andrews en el 742. 
La leyenda es muy bonita, pero seguramente las reliquias de San Andrés, que constaban de tres dedos de la mano derecha, el hueso superior de un brazo, una rótula y un diente, fueron traídas desde Inglaterra por el obispo Acca. Este fue anteriormente abad de Saint Andrews, pero dejó su diócesis de Hexham (Newcastle, Inglaterra) en 732 antes de regresar a Escocia.
En esos años ya se fundó en estas rocas junto al Mar del Norte la primera iglesia, St Mary on the Rocks.
Situada junto al casco urbano, prácticamente a orillas del mar y consagrada al santo, la catedral de Saint Andrews es la principal atracción de la capital de Fife.
En sus tiempos fue la principal edificación religiosa del país, consagrada en 1318, era la más grande de la Escocia medieval. Pero la acción de los elementos ha tenido sus efectos, y la catedral es hoy una inmensa ruina dispersa por un terreno enorme.


Puerta de entrada principal a la catedral de Saint Andrews, fachada oeste. Escocia. Foto del autor.


El esplendor de la catedral de Saint Andrews en el S. XIV. Fachada oeste,
puerta principal. Foto sobre panel informativo.
Lo que queda de la puerta principal, fachada oeste, de la catedral de
Saint Andrews. Escocia. Foto del autor.

La puerta principal de la catedral daba al oeste y se usaba para las principales procesiones, debió de ser impresionante para los miles de peregrinos que acudieron allí.
La fachada oeste fue terminada en tres tiempos, la primera en 1272, echada abajo al poco tiempo por una terrible tormenta. El segundo intento llevó bastante más tiempo y tuvo como invitado principal el día de su consagración en 1318 al rey Robert I the Bruce, que tuvo como compañero de revuelta a William Wallace, de los que ya hemos hablado en artículos anteriores. Esta vez la obra sobrevivió hasta el gran incendio de 1378. Al estar muy cerca del mar sufrió las inclemencias del tiempo, vendavales y tormentas que, por ejemplo en 1409 acabó con la pared sur. Parte de la fachada aún es visible, como el lado derecho del porche y las marcas donde el techo se unía a la pared. Tras el incendio las reparaciones llevaron varios años, terminándose en 1416.
Tras estos desastres, llegarían otros, los turbulentos episodios vividos en el S. XVI con motivo de la Reforma Protestante promovidos por el presbítero radical John Knox, lo que dejó la catedral semiderruida. Tras muchas dudas sobre su reconstrucción, poco a poco se la sometió a un saqueo de sus piedras que sirvieron para cimentar y levantar muchas nuevas edificaciones en la ciudad. 


Tumbas medievales en el interior de la catedral de Saint Andrews. Escocia.
Foto del autor.



Torre de Saint Rules, único vestigio en pie de la iglesia agustina de 1140.
Sus vistas son espectaculares. Saint Andrews. Escocia. Foto del autor.
Así era la iglesia de St. Rules en 1160, su torre era espectacular y controlaba
tanto la vía marítima como la terrestre. Foto sobre panel informativo en
el área de la catedral de Saint Andrews.



En este mismo lugar también encontraremos las ruinas de la iglesia de Saint Rules, fundada por una comunidad de agustinos en 1140 a la orden del obispo Robert. Merece la pena subir los 157 escalones de su alta torre para contemplar las vistas panorámicas de la ciudad y del Mar del Norte.
No menos importante es el castillo de Saint Andrews, íntimamente ligado a la historia de la catedral. Es una maravilla subir a sus murallas y contemplar las vistas. 


Torre de St Rules y su cementerio. Saint Andrews. Escocia.
Foto del autor.


Desde esta zona de la catedral, la más cercana al mar, es inevitable bajar al paseo que lo recorre, hacía el norte, este paseo nos lleva al antiguo castillo de Saint Andrews.
En este promontorio rocoso junto al mar existía un castillo desde época del obispo Roger (1189-1202), hijo del conde de Leicester. Fue el centro eclesiástico de Escocia en los años anteriores a la Reforma protestante. Los arzobispos lo mencionan como palacio episcopal.
La historia de esta fortaleza es muy turbulenta: en 1296 el rey Eduardo I de Inglaterra toma la fortaleza y la pierde en 1314 tras la victoria escocesa en Bannockburn. Los ingleses lo recuperan nuevamente en 1330 pero lo perdieron en 1336. En 1337 los propios escoceses lo destruyen para evitar que lo recapturen los ingleses. En 1400 se reconstruye, y es la base de lo que podemos contemplar hoy.


Lo que queda del castillo de Saint Andrews, sede de la otrora poderosa iglesia católica
escocesa. Se pueden visitar sus muros, sus torres y los túneles de asedio. Su encanto es
su cercanía al mar. Escocia. Foto del autor.


El paseo con las ruinas de la catedral de Saint Andrews a nuestra espalda y su castillo al fondo
 mientras el Mar del Norte ruge junto a nosotros...es sencillamente una maravilla.
Escocia. Foto del autor.
Bajamos por el paseo marítimo hacia los muelles de Saint Andrews, detrás dejamos
el conjunto de la catedral y la iglesia de St Rules y a fondo el castillo arzobispal.
Escocia. Foto del autor.

En 1546 rebeldes protestantes se encerraron en el castillo, entonces los escoceses excavaron una mina bajo los muros pero esta fracasó por la contramina de sus defensores. Al fracasar en su primer intento procedieron a un bombardeo con artillería que derribó parte de sus lienzos y así pudieron tomar la fortaleza, era el año 1547. Los túneles de asedio se descubrieron en 1879 y se pueden visitar. En 1656, el castillo estaba en tan mal estado que sus piedras fueron dedicadas a la reparación del muelle.
Los restos que hoy podemos ver son: una porción de la pared sur que encierra una torre cuadrada, el "calabozo de la botella", la torre de la cocina, la mina subterránea y la contramina.
Desde el castillo hasta el muelle de Saint Andrews recorreremos un precioso paseo junto al mar con el romántico entorno de las ruinas de la catedral a nuestro lado.


Bajando al muelle de Saint Andrews. Escocia. Foto del autor.

El muelle tiene mucha historia, se construyó en torno al año 1100 y pronto se convirtió en un bullicioso puerto comercial. Aquí atracaban barcos de Alemania, los Países Bajos y Francia, así como de otros puertos de Inglaterra y Escocia. El comercio se desplomó en los siglos XVII y XVIII, pero después de esto, las exportaciones de patatas y grano de granjas locales se incrementaron. Hoy es un pequeño muelle de pescadores, uno de los más encantadores del país.


Viejo muelle de Saint Andrews. Las piedras donde descansa el marinero fueron sacadas
del castillo arzobispal a mediados del S. XVII para reforzar el dique. Un paseo por este
pequeño rincón de la localidad es imprescindible. Escocia. Foto del autor.



No nos podemos olvidar de la famosa playa, West Sands, situada a 15 minutos del centro y escenario de algunas secuencias de la película Carros de fuego (1981).



- UN PASEO POR EL PUEBLO MÁS BONITO DE ESCOCIA. SAINT ANDREWS.


De regreso del muelle, volvemos a la ciudad. La gran Universidad de Saint Andrews es la propietaria de muchos de los edificios de la ciudad. La población está llena de estudiantes y a ciertas horas del día, coincidiendo con la entrada y salida de clases, la inundan "procesiones" de chavales uniformados con sus chaquetas de "college" y pantalones cortos. El propio príncipe Guillermo, segundo en la línea de sucesión al trono inglés estudió aquí.


Madras College, en los terrenos que ocupaba el monasterio dominico en South Street.
Saint Andrews. Escocia. Foto del autor.


En pleno centro de su calle principal, South Street, nos encontraremos con la ruina de la capilla del monasterio de los Dominicos. Esta orden se dedicaba a la salvación de las Almas por medio del conocimiento académico. La orden llegó a a ciudad en el S. XV y construyeron el monasterio en la década de 1520. 


Todo lo que queda de la capilla de los Dominicos y de su monasterio. South Street. Saint Andrews.
Escocia. Foto del autor.


La capilla de los dominicos de Saint Andrews. Sus piedras resisten el paso del tiempo desde
el S. XVI. Se dice que el fantasma de su prior Alexander Campbell, que perdió la razón
tras ordenar quemar en la hoguera al pastor protestante Patrick Hamilton en 1528 por
herejía, sigue vagando por estas ruinas y el parque contiguo donde se erigía el
monasterio. Escocia. Foto del autor.


Los frailes desempeñaron un importante papel en la Universidad de Saint Andrews, pero tan solo 25 de sus libros, incunables, se salvaron de la furia iconoclasta de los protestantes y han llegado hasta nuestros días. 
En 1547, el cuerpo del Cardenal David Beaton fue quemado meses después de ser asesinado por protestantes en el castillo de Saint Andrews. Doce años más tarde, lo grupos protestantes que atacaron la catedral tomaron como objetivo el monasterio dominico y tras destruirlo, estos fueron expulsados. Jamás volverían.


Iglesia parroquial de la Santísima Trinidad. South Street. Saint Andrews.
Escocia. Foto del autor.


Un poco más arriba de este lugar encontramos la iglesia parroquial de la Santísima Trinidad. Una encantadora iglesia levantada en 1412. El lugar tiene mucha historia, aquí predicó el pastor radical protestante John Knox en 1559 y en su visita en 1617 el rey Jacobo VI pernoctó aquí.

Salimos de la iglesia y caminamos por la calle Logies para encontrarnos con la arteria paralela a South Street, Market Street con su peculiar fuente en mitad de la calle. Como su propio nombre indica, esta calle es la más comercial de la localidad junto a su hermana South.


Market Street. Saint Andrews. Escocia. Foto del autor.


Esquina entre Market Street y College Street. Saint Andrews. Escocia. Foto del autor.
Esquina con encanto, College Street. Saint Andrews. Escocia.
Foto del autor.
North Street. Saint Andrews. Escocia. Foto del autor.




Terminamos de pasear por Saint Andrews, después de comer nos ponemos en ruta hacia nuestra última etapa en esta Escapada a Escocia 2019, Edimburgo, la histórica capital del país de los Highlanders.


Vista desde el aire de el puente sobre la desembocadura del río Forth. Estamos sobrevolando
Edimburgo a la llegada a tierras de Escocia en nuestra Escapada 2019. Foto del autor.


Conducimos por la A-915, cruzamos la desembocadura del río Forth por el puente de la autopista M-90 y entramos en la capital de Escocia por Queensferry Road.



- EDIMBURGO. PRIMERA TOMA DE CONTACTO.

Lo primero que hacemos al entrar en Edimburgo es dejar las cosas en nuestro alojamiento. El hotel "28 York Place" de la calle York. Cuesta unos 65 euros la noche, sin desayuno. Pero es muy recomendable por su comodidad, limpieza y situación, a escasos 500 metros de la Royal Mile, el centro histórico de Edimburgo.

Dejaremos para el próximo artículo la historia de la ciudad. En esta ocasión y al llegar ya  con la tarde avanzada nos vamos a limitar a un primer paseo por el centro de la capital.


Monumento gótico a Sir Walter Scott en los Princes Street Gardens. Edimburgo. Escocia.
Foto del autor.
Edimburgo nos recibe con una niebla cerrada que anticipa la lluvia que nos empapara los próximos días, pero con niebla, con sol o con lluvia, esta ciudad es una delicia.

Lo primero que nos llama la atención al salir a la Princes Street es el monumento a Scott, el célebre autor escocés de novelas tan conocidas como Ivanhoe, La Dama del Lago o Rob Roy. Esta edificación de estilo gótico mide 61 metros de altura y su escalera de caracol interna permite acceder a sus pisos y contemplar la ciudad y sus alrededores desde una buena perspectiva. La primera piedra fue colocada en 1840, 8 años después de la muerte del autor, y concluyó su construcción en 1844.


Princes Street, con el monumento a Scott y al fondo, entre la niebla, el hotel
Balmoral. Edimburgo. Escocia. Foto del autor.
El puente sobre las vías de tren de la estación Waverley que nos lleva al
casco histórico de Edimburgo, la Royal Mile oculta bajo la espesa niebla.

Escocia. Foto del autor.

 
El callejón Real Mary King´s Close al entrar en la calle Cockburn.
Edimburgo. Foto del autor.

Paseamos por la Princes Street, entre la niebla, además del monumento a Scott, podemos ver la inmensa mole pétrea del hotel Balmoral (1902), con su icónica torre del reloj y la estación de trenes de Waverley.
Cruzamos por el puente de Waverley para llegar a la conocidísima y comercial Cockburn Street, con sus conocidas escaleras, la Real Mary King´s Close, que nos llevará por la zona más antigua y lúgubre de Edimburgo hasta la High Street, la Royal Mile.
Pero nosotros seguimos subiendo por Cockburn, disfrutando de sus cafeterías, restaurantes y tiendas.



Subiendo por la calle Cockburn. Edimburgo. Foto del autor.

Llegando al final de Cockburn Street. Edimburgo. Foto del autor.

Y ya estamos en la Royal Mile, la lluvia empieza a caer como recordatorio de la tierra en la que nos encontramos. Han sido días maravillosos de sol los que hemos vivido hasta ahora, pero Escocia nos recuerda que su belleza procede de este oro líquido que cae del cielo.
Nos despedimos del artículo de hoy con una serie de fotografías de la Royal Mile de Edimburgo bajo la lluvia. En nuestro próximo artículo, más Edimburgo.


Subiendo por la High Street. Al fondo se ve la cúpula de la catedral de Edimburgo.
Escocia. Foto del autor.
Estatua del economista y filósofo escocés Adam Smith (1723-1790) frente a la catedral
de St. Gilles. Edimburgo. Foto del autor.
Seguimos caminando por la Royal Mile. Lawnmarket Street. Edimburgo. Foto del autor.
Edificios en Lawnmarket Street. La lluvia en Edimburgo es tan habitual como la niebla o el sonido
de las gaitas en sus calles. Foto del autor.


Nos vamos al hotel, en el próximo artículo, más Edimburgo.


Próximo post: 16.09- Edimburgo (II). Un poco de historia. Museo Nacional de Escocia.

domingo, 8 de marzo de 2020

16.07- CASTILLO DE DUNNOTTAR Y DUNDEE. COSTA ESTE DE ESCOCIA.

 Maspalomas. Gran Canaria.



Septiembre de 2019. Inverness. Escocia.



Madrugamos en nuestra última mañana en Inverness. Nos despedimos de nuestros anfitriones mientras una ligera lluvia nos despide. Cruzamos el Kessock Bridge sobre el golfo de Moray Firth, el estrecho que conecta Inverness con el Mar del Norte. En este lugar se aventuran delfines mulares que a veces, siguen a las embarcaciones de la zona. Pertenecen a la manada más septentrional del mundo. A veces se pueden ver desde la costa junto a marsopas y ballenas Minke. Pero si uno prefiere verlos en el mar, lo mejor es embarcarse en uno de los recorridos organizados por la empresa Inverness Dolphin Cruises.

Nos ponemos en ruta por la A-96 en dirección a la costa oeste. Nos adentramos en las Highlands Occidentales. Al este de Inverness se halla Speyside, región de origen de algunos de los whiskies más conocidos en el mundo entero, como Glenfiddich y Glenlivet. Las principales destilerías están cercas unas de otras por lo que es fácil visitarlas en un solo recorrido. Si sois fans del whisky escocés no dudéis en conocer alguna. 
Atravesamos colinas verdes con miles de ovejas pastando en ellas. 

Y nos detenemos en Elguin
Esta ciudad nació en una elevación natural que existe al sur del río Lossie. La primera referencia escrita a este burgo la encontramos en el Capítulo de Moray de 1190. Se la nombró Burgo Real en el S. XII por el rey David I de Escocia. 
Aunque la pequeña localidad destile una tranquila serenidad y el tiempo parezca que transcurre más lento, no todo han sido pacíficos viajeros como nosotros, por estas llanuras que rodean Elguin han pasado toda clase de ejércitos: Eduardo I en 1296, Alejandro Estuardo conde de Buchan que arrasó la catedral de Elguin en 1390, el ejército de Montrose en 1645, las tropas de Cromwell en 1650 y las tropas jacobitas antes de su derrota en Culloden en 1746.


Iglesia de St. Gilles, la antigua iglesia ya estaba aquí en 1224, la que actualmente vemos
es el edificio que la reemplazo en 1827. Elguin. Escocia. Foto del autor.



La iglesia de Saint Gilles en la High Street de Elguin. Escocia. Foto del autor. 
Mercadillo en lo que antes fué una iglesia en la calle South Street. Elguin. Escocia. Foto del autor.
Batchen Street, centro de Elguin. Escocia. Foto del autor.

Muchas de las casas del centro de la localidad fueron construidas en el S. XVII con arcadas de piedra influenciadas por el estilo holandés. Muy recomendable para parar a dar un paseo y tomar café.
Volvemos a ponernos en ruta, nuestro próximo destino será el pequeño pueblo costero de Stonehaven.



- LLEGAMOS A LA COSTA ESTE. STONEHAVEN.

La Coste Este carece de las majestuosas montañas que se extienden por el litoral de la Costa Oeste, pero la región tiene una historia de siglos y ofrece al visitante sus propios tesoros naturales y tradicionales. Esta región está mucho más poblada que la zona oriental con sus dos capitales más importantes: Aberdeen y Dundee, en esta última pernoctaremos.
En el litoral de Royal Deeside se halla Aberdeen, " la ciudad del granito" y tercera urbe de Escocia. La "capital europea del petróleo" es una ciudad que ha visto como ha aumentado su crecimiento demográfico y económico gracias al "oro negro".
Esta región está cuajada de bellezas arquitectónicas imprescindibles que completan el paisaje natural de la costa; castillos, mansiones señoriales, grandes abadías y ciudades con mucha vida. 

Por falta de tiempo no pararemos en esta gran ciudad, nos vamos directos a Stonehaven, la localidad más cercana a uno de los castillos más espectaculares que hemos visto, el de Dunnottar.

El centro de Stonehaven (11.000 habitantes) no es muy grande, se respira esa tranquilidad que ya conocemos de otras localidades escocesas. Incluso la Clock Tower (1790) que se enseñorea en su plaza principal parece que marca las horas de una forma más pausada que en el resto del mundo.


Clock Tower en la Market Square, centro de Stonehaven. Costa este de Escocia. Foto del autor.


Costa de Stonehaven y lo que, los del lugar, llaman "playa". Coste Este de Escocia.
Foto del autor.



Acantilados en la localidad de Stonehaven. Vista hacía el sur, tras esa colina, a un par de kilómetros
se encuentra el castillo Dunnottar. Costa Este de Escocia. Foto del autor.


La Costa de Aberdeenshire es espectacular y ofrece amplias playas de arena, escarpados acantilados y pueblos pesqueros como Cullen y Portsoy, escondidos entre las innumerables bahías y calas del litoral.
Muchos de los restaurantes de Aberdeenshire están especializados en la preparación del pescado blanco de la zona.


- CASTILLO DE DUNNOTTAR.

La entrada al castillo de Dunnottar cuesta 14 libras, pero no dudéis en entrar y pasear por sus centenarias piedras, os sentiréis como un camarada de William Wallace, o si sois más de series, como la Reina de Dragones de Juego de Tronos, en los muros de su castillo, mientras vuelan sobre el mar sus dragones, no os arrepentiréis.


Ya en el aparcamiento del castillo, nos damos cuenta de lo impresionante del lugar.
Castillo de Dunnottar. Costa este de Escocia. Foto de Araceli Hidalgo.


Por un puente de madera salvaremos la garganta que por el lado sur del castillo llega al mar.
Desde el otro lado tenemos otra bella perspectiva del castillo. Dunnottar. Escocia.
Foto del autor.
La roca donde se asienta el castillo de Dunnottar parece tallada a cincel por
un gigante mitológico. Costa este de Escocia. Foto del autor.

El castillo de Dunnottar constituye una de los conjuntos arquitectónico-históricos más impresionantes y cargados de misterio de Escocia. En este lugar, William Wallace le prendió fuego a una capilla repleta de soldados ingleses. Pero ¿cuáles fueron las razones para que se construyera una fortaleza en semejante zona inhóspita? la respuesta la podemos encontrar en el poder defensivo que proporcionaba su enclave estratégico, en lo alto de un precipicio con paredes inexpugnables cortadas a pico junto al mar. Por un lado sus poseedores controlarían las rutas marítimas mientras se aseguraban que era imposible que les atacaran por el mar, solo escaladores expertos podrían subir por las paredes de roca.
Por otro lado, Dunnottar se encontraba junto a la única ruta terrestre que en el pasado conducía a Aberdeen. 
Dunnottar fue la fortaleza más segura del reino, aquí se guardaron las joyas de la Corona escocesa para luego sacarlas clandestinamente en los días aciagos de la ocupación de Cromwell.
Y como no hay rincón de Escocia donde William Wallace no haya dejado su leyenda; aquí va la de el castillo de Dunnottar: dicen los viejos del lugar que en 1297, cuando William tenía 21 años usó una entrada secreta para acceder al castillo con un pequeño grupo armado con el que derrotó a la guarnición inglesa.
Estudios recientes hablan de que esta entrada "secreta" al castillo de Dunnottar podía haberse construido unos 400 años después de la muerte de Wallace, en 1705 aproximadamente. Pero bueno, que la realidad no nos estropee una buena historia del guerrero más famoso de Escocia. Quiero imaginar que Braveheart salió por esta poterna para dar una buena lección a esos "herejes ingleses", como dirían nuestros escritores del Siglo de Oro. 


La "entrada secreta" que supuestamente utilizó Wallace para tomar la
fortaleza a los pérfidos ingleses. Casi no hay castillo visitable en Escocia
que no tenga su momento "Braveheart". Castillo de Dunnottar. Escocia.
Foto del autor.



El único sendero que nos lleva a la entrada de la fortaleza es tan evocador que supera
cualquier escena de El señor de los Anillos. Castillo de Dunnottar. Escocia. Foto del autor.

Pero hablemos de los señores del castillo de Dunnottar, los Keith, su apellido proviene de las Lothian del este, la comarca de donde surgen. 
Sir Robert the Keith comandó la caballería en la batalla de Bannockburn (junio de 1314) y por ello Robert the Bruce, además de su rey, su amigo, le concedió las tierras de Aberdeenshire y lo nombró Gran Mariscal de Escocia. Desde entonces sus descendientes fueron nombrados condes Mariscales y tenían en el castillo de Dunnottar su principal fortaleza. Se cree que mucho antes, en época de invasiones sajonas y vikingas, en este espectacular saliente rocoso ya habría una fortaleza para la protección de los habitantes de la zona. 
El conde Mariscal era uno de los tres grandes cargos de estado, junto con el guardia y el administrador, y era responsable de la organización de las ceremonias reales, los honores de Escocia (las Joyas de la Corona de Escocia) y la seguridad de la persona del rey dentro del parlamento.
Los condes Mariscales estaban entre las familias más poderosas de Escocia en el S. XVI y se decía que el conde podía montar a caballo desde John o´Groats a Berwick sin dejar de cabalgar sobre sus tierras. Fue en este siglo cuando la poderosa familia restauró y amplió la fortaleza con un nuevo palacio para que fuera más cómoda pero también más lujosa. 
Al fin y al cabo, los Keith recibían a huéspedes de la talla del futuro rey Carlos II o María, Reina de los escoceses, esta última pasó dos veces por la fortaleza; en 1562 y 1564. 
Pero la riqueza y el título se perdieron cuando el 10º conde Mariscal combatió junto a los jacobitas en la rebelión de 1715 y fue condenado por traición por el rey inglés.  



El entorno del castillo de Dunnottar es de leyenda. El día de nuestra visita, incluso el cielo
parece mágico, con esas nubes alargadas cual pinceladas en el
inmenso lienzo del horizonte. Costa este de Escocia. Foto del autor.


El interior del castillo es una
ruina muy bella y evocadora de
leyendas. Dunnottar. Costa este
de Escocia. Foto del autor.
Nos podemos imaginar las diferentes estancias
divididas por pisos de madera en esta torre
del castillo de Dunnottar. Costa este de
Escocia. Foto del autor.


























En 1685, 200 prisioneros fueron trasladados desde Edimburgo a Dunnottar, llegaron 167 y se les encerró en la mazmorra Vhigs´ Vault en condiciones infrahumanas. Los encarcelados eran los llamados covenants, una secta escindida de los presbiterianos que luchaban contra los católicos escoceses.  
Otro de los acontecimientos clave en la historia de Escocia que tuvieron lugar aquí tiene que ver con los Honores de Escocia, las Joyas de la Corona: la Corona, el Cetro y la Espada del Estado. En 1651, Carlos II se coronó rey de Escocia en Scone, y para tan importante ocasión, las joyas viajaron desde el castillo de Edimburgo. Pero dos años antes, Oliver Cromwell había ejecutado a su padre, el rey Carlos I de Inglaterra y Escocia, aboliendo así la monarquía e instaurando la república en la isla.


Los Honores de Escocia. Las Joyas de la Corona. Foto del autor sobre un panel informativo del
castillo de Dunnottar. 


En el momento de la coronación, Cromwell y sus tropas habían llegado a Escocia para destruir cualquier atisbo de resurgimiento del reino. Como era imposible devolver los símbolos a Edimburgo, se resguardaron en el castillo de Dunnottar. Cromwell puso sitio inmediato a la fortaleza, y tras 8 meses de asedio, esta cayó pero, no encontraron las joyas por mucho que rebuscaron por todos los rincones del castillo.
Se habían sacado sigilosamente en sacos y las habían enterrado en el cementerio de Kinneff. La Corona, el Cetro y la Espada pudieron así sobrevivir a la venganza de Cromwell y hoy en día se exponen en el castillo de Edimburgo.     

 En los siglos posteriores la fortaleza cambió de dueño varias veces, deteriorándose poco a poco. Ya en 1925 la familia Cowdray se hizo con las fortaleza restaurándola en la medida de lo posible y abriéndola al público.


Edificios del S. XVI en el castillo de Dunnottar. Estas eran las estancias nobles donde
residía el conde y sus familiares. Costa este de Escocia. Foto del autor.



Interior del castillo, la mayor parte de las ruinas de estos edificios datan del S. XIV y S. XV.
Costa este de Escocia. Foto del autor.
Cisterna del castillo de Dunnottar. Costa este de Escocia. Foto del autor.


Este edificio del S. XVI albergaba las 6 estancias-dormitorios para los principales miembros
de la familia del Conde, era la zona noble del castillo. Dunnottar. Escocia. Foto del autor.

El día a día era ajetreado en la vida de los casi 100 habitantes del castillo cuando el conde estaba en "casa". El administrador, que se alojaba en uno de los edificios del castillo, se aseguraba que no faltara cerveza, pan, carne y queso y que estuvieran frescos.
El conde comía bien, principalmente de lo que producían sus ríos, bosques y granjas transportado sendero arriba hacia el castillo por potros de gruesas pezuñas llamados aquí "garrons".
Las provisiones del castillo las organizaba el "amo de la librea" que vivía también en el castillo. El resto de la producción de las tierras iba al "almacén" del conde, que se encontraba en el puerto de Stonehaven para que se cargaran en naves que a su vez, tras comerciar en lejanos lugares regresaban cargadas de sedas, vinos, especias y frutos secos.


Las ruinas del castillo de Dunnottar son evocadoramente encantadoras. Un lugar para disfrutar
de la Historia entre piedras centenarias y un paisaje sobre el Mar del Norte espectacular.
Escocia. Foto del autor.
El castillo de Dunnottar está lleno de rincones con encanto, solo tenemos que elegir el que
más nos guste para inmortalizar el momento. Costa este de Escocia. Foto del autor.


Recorreremos las salas semiderruidas del castillo sintiendo la historia en cada piedra de los edificios que lo componen, entre ellos: la capilla, la forja, los establos, las bodegas o el palacio con su salón principal. El edificio más antiguo que veremos es la torre, construida a finales del S. XIV por Sir William Keith, tenía 3 pisos de altura y un sótano. Uno de los pisos albergaba el Gran Salón y otro servía de recinto para las habitaciones de la familia del conde.

Si en alguna de las estancias del castillo, entre piedras revestidas de musgo y esa semioscuridad que nos rodea sentimos un escalofrío, una presencia intangible...no os preocupéis, todo tiene una explicación; es la Green Lady (la Dama de Verde). 
Como muchas fortalezas escocesas Dunnottar también tiene su propio fantasma. Si sois fans de la "nave del misterio" y queréis saludar a la Dama de Verde, dicen que se la suele ver en la sala donde se fabricaba la cerveza... ¿casualidad?

Otro de los encantos de este castillo es disfrutar desde diferentes puntos de su recinto de las espectaculares vistas sobre el mar. Si lo hacemos tendremos como banda sonora las rompientes olas del mar y los graznidos de las aves marinas que sobrevuelan la que fue, una fortaleza inexpugnable.


Vista del Mar del Norte y de los acantilados desde el castillo de Dunnottar. Costa este de
Escocia. Foto del autor.
Vista de la playa desde la torre principal del castillo de Dunnottar, al sur de la fortaleza.
Costa este de Escocia. Foto del autor.
Vista desde el castillo de Dunnottar, se aprecia la playa de guijarros y el impresionante
acantilado que abraza el castillo por la zona norte. Escocia. Foto del autor.
Vistas desde el castillo de Dunnottar de su costa norte y sus acantilados. Escocia.
Foto del autor.


Saliendo del castillo no podemos dejar de cruzar el puente que nos lleva al otro lado de una pequeña garganta que llega hasta el mar por la zona sur del castillo. En este otro acantilado tenemos un punto de observación privilegiado, otro punto de vista, en esta ocasión desde el sur, para sorprendernos de la belleza de la fortaleza y de su entorno.


Foto desde el puente que cruza la garganta que protege el castillo de Dunnottar por su lado sur.
Costa este de Escocia. Foto del autor.
Vista del castillo de Dunnottar desde el acantilado sur. La imágen no necesita palabras.
Costa este de Escocia. Foto del autor.
No podemos despedirnos de Dunnottar sin esta fotografía que tomé en
la pequeña exposición que alberga el castillo y que tiene fotografías tan
bellas como esta. Escocia.

Partimos de uno de los lugares más bellos de Escocia y seguimos dirección sur por la A-90 atravesando la región de Angus.


- REGIÓN DE ANGUS Y SU CAPITAL DUNDEE.

Dundee es la capital de la región de Angus, comarca que se extiende al otro lado del río Tay. A lo largo del último milenio, Dundee dejó de ser un pequeño puerto pesquero para convertirse en un importante centro industrial. Hoy cuenta con atracciones históricas y culturales, siendo estas últimas la punta de lanza del intento de renovación de la ciudad, con el Museo del Diseño V&A Dundee como buque insignia. Museo que visitaremos en el próximo artículo.

Fuera de la ciudad podemos visitar el precioso castillo de Glamis (bello exponente de mansión señorial escocesa con sus pequeños torreones que a modo de corona lo adornan). No pudimos visitarlo por falta de tiempo, pero desde aquí lo recomendamos. El origen del actual castillo data del S. XV, pero se sabe que en el S. XI ya ocupaba su lugar un pabellón de caza. Durante siglos este castillo ha estado vinculado a la familia real británica.
Además de este castillo Angus ofrece valles para recorrer y conocer toda su belleza natural.
Las tierras de Angus están marcadas por la tradición, aquí fabrican artesanalmente aún muchos de los tartanes que veremos por todo el país. Además es el lugar de nacimiento de los Highland Games, una "olimpiadas" de los deportes tradicionales de Escocia.

Llegamos a Dundee, lo primero que hacemos es dejar nuestras cosas en el Queen´s Hotel. Recordad, siempre que reservéis un alojamiento, en el recuadro "comentarios" solicitar una habitación con vistas. Aquí nos concedieron ese deseo sin cobrarnos de más. Lo suelen hacer si tienen habitaciones disponibles. En el Queen´s podéis pasar una noche en habitación doble desde 56 euros la noche. Muy aconsejable.


VIsta de Dundee desde la habitación del Queen´s Hotel. Vemos a la izquierda la torre cuadrada de
la iglesia de St. Mary y la torre de la catedral de San Pablo (1853). A la derecha de la foto vemos
el espectacular puente sobre el río Tay, inaugurado en 1878 y que tiene una trágica historia,
que contaremos en el próximo artículo. Dundee. Escocia. Foto del autor.
Mi amor: este hotel es una gran prueba para mí. ¡Ayer por la mañana me había comido un arenque ahumado cuando un enorme gusano se deslizó y me mostró los dientes! Hoy no pude encontrar nada nutritivo para
el almuerzo más que unas tortitas. ¡Tales son las pruebas que los hombres grandes y buenos soportan al
servicio de su país! 
El correo llega temprano, y quiero dar un paseo antes de que oscurezca, así que me despido con
mucho cariño y muchos besos de tu devoto y amoroso esposo.
Firmado: El serio Pug.
Esta carta la escribió el propio Winston desde el Queen´s Hotel a su esposa el 17 de
octubre de 1909. El serio Pug, es como llamaban a Churchill. el pug es una raza de perro
parecida al bulldog, el símbolo por antonomasia del político británico.
Foto del autor en el vestíbulo del Queen´s Hotel.



El vestíbulo del Queen´s Hotel no ha cambiado mucho desde las visitas del premier
británico en el siglo pasado. Dundee. Escocia. Foto del autor.

Pero volvamos a Dundee, en la actualidad es la cuarta ciudad escocesa, dicha posición la logra gracias a su posición estratégica situada a orilla del río Tay, lo que le permitió comerciar con todos los países del mundo.
Dundee tuvo su edad de oro en el S. XIV, cuando era un importante nudo comercial y floreció aquí las hilaturas de lana, base de su economía durante 200 años. Pero todo se fue al garete por los continuos ataques ingleses y una temible peste que la asoló durante dos años, 1607-1608.

Dundee es una ciudad de edificios modernos pero cuenta con varios edificios históricos: la iglesia de Saint Andrews, el Caird Hall Theatre, la torre de la iglesia de Saint Mary (1480) y la imponente McManus, la principal galería de arte de Dundee con obras del siglo XIX y XX.


Iglesia de Saint Mary data de 1190 cuando el conde de Huntingdon, hermano de Guillermo el León
rey de Escocia. En 1303 la iglesia fue destruida por un ejército invasor inglés, en 1547, los ingleses
volvieron a quemarla en otra invasión. En 1841 fue nuevamente pasto de las llamas junto con otras
2 de la ciudad y se construyó tal como la vemos ahora en 1844. El viejo campanario es lo único
que ha sobrevivido, data de 1480. Dundee. Escocia. Foto del autor.



Catedral episcopaliana de Saint Paul (1853). Dundee. Escocia.
Foto del autor.
Entrada a la McManus, la galería de arte de Dundee. Escocia. Foto del autor.

 
Tras dar una vuelta por el centro de Dundee, volvemos a nuestro hotel. En el pasillo de entrada de nuestro alojamiento la fotografía de mister Churchill parece recibirnos con esa mirada inquisitiva y a la vez profunda, esa mirada que, sin palabras, te dice que esos ojos han visto demasiadas cosas. 
Si no habéis leído la carta que Sir Winston le escribió a su señora desde este hotel, volved un poco hacía arriba, os sorprenderá lo mal que habla del servicio del hotel y con qué apodo lo llamaban, apodo que a él debía encantarle porque firma así su misiva. No os lo perdáis.


Mañana visitaremos el puerto y el museo del diseño de Dundee, después nos pondremos en ruta hacía Edimburgo pero antes, pararemos en una de las localidades más bellas de Escocia, no es redundancia, si dejamos de lado la capital del país, Saint Andrews es para estos viajeros la segunda ciudad más bonita de la nación de las Highlands.
Las fotografías del próximo artículo darán fé de lo que este humilde viajero os cuenta.


Próximo post: 16.08- Saint Andrews y Edimburgo (I).