Maspalomas. Gran Canaria.
Iniciamos el relato de una de las Escapadas más deseadas por parte del que suscribe. Escocia es una tierra llena de Historia donde se mezclan los mitos y personajes que han forjado los acontecimientos más importantes del país con las leyendas que surgen de sus castillos encantados y sus lagos; hogar estos últimos, de misteriosos pero muy lucrativos monstruos.
En este viaje pudimos disfrutar tanto de la Escocia soleada sobre valles y lagos como de la lluvia que hacía brillar las centenarias piedras de los edificios más bellos de su capital, en ambas situaciones esta tierra enamora. Acompañadnos en esta ruta por uno de los países con más encanto.
Bienvenidos a Escocia. Entrando al valle de Glen Coe. Foto del autor. |
Los lagos escoceses son auténticos espejos. Lago Lochy, Lochaber. Escocia. Foto del autor. |
Edimburgo nos recibió con nubes bajas y lluvia. Subiendo por la Royal Mile al fondo se puede apreciar la catedral de San Giles. Escocia. Foto del autor. |
Como siempre, empezaremos por el principio. Un poco de historia para saber de donde surge Escocia y las tradiciones de sus habitantes.
- TODO COMIENZA HACE 7.000 AÑOS...
Podemos decir que todo comienza hace 7.000 años en las Islas Órcadas, donde se hallaron los primeros vestigios humanos que se conservan en Escocia. Los restos arqueológicos allí encontrados sugieren que personas de la Europa continental llegaron y se asentaron en ese lugar en el quinto milenio a.C.
Estos primeros pobladores llevaban una vida muy simple, pero a medida que sus asentamientos se volvieron más grandes y seguros y su dominio sobre el país se hizo más fuerte, dejaron su impronta en forma de grandes túmulos funerarios y círculos de piedras que hoy siguen estando envueltos en el misterio en las Islas Órcadas y las Hébridas Exteriores. Las mejores muestras están en Callanish, en la isla de Lewis, cuyas piedras datan de una fecha tan remota como 2.000 a.C.
Piedras de Callanish en la isla de Lewis. Foto de internet. |
La llegada de la Edad del Bronce proporcionó a los antiguos habitantes de Escocia nuevas herramientas de trabajo con las que mejoraron las cosechas pero también los dotó de armas más eficaces para matarse entre ellos. Las luchas por las tierras cultivables (escasas) y los prados para el ganado condujeron a enfrentamientos muy violentos que forzaron a la construcción de "crannongs" defensivos (refugios construidos en los lagos y a los que solo se podía acceder por una pasarela de madera que recogían en caso de ataque o por las noches) y de castros fortificados de mayor tamaño en la cima de colinas y montañas.
A este berenjenal que tenían liado en las tierras altas se sumaron nuevas inmigraciones procedentes del continente y una nueva oleada de pobladores venidos del sur: los celtas britones. Ante la escalada de los enfrentamientos entre tribus rivales y las nuevas amenazas que llegaban por vía marítima comenzaron a proliferar por toda la costa los "brochs" (torreones de piedra fortificados), en los que las familias más acomodadas podían refugiarse y resistir a esas bandas de merodeadores que no tenían la capacidad tecnológica ni el tiempo para un asedio en toda regla. Los mejor conservados son Dun Carloway, en Lewis y el formidable Mousa Broch, en la isla del mismo nombre en las Shetland. Llegaron a erigirse una red de más de 500 "brochs".
- LLEGAN LOS ROMANOS. LOS PICTOS LES HACEN FRENTE.
Fueron los romanos los primeros en llamar pictos (del latín pictus, "pintados) a las tribus de guerreros con los rostros pintados que se encontraron en sus incursiones al norte de la isla de Gran Bretaña, en la región que llamaron Caledonia.
Tras unas invasiones preliminares a pequeña escala que realizó Julio Cesar, los romanos invadieron la isla para quedarse en el 43 d.C. A medida que ganaban batallas se adentraban en el territorio empujando a las belicosas tribus britanas hacía el norte. El general Plaucio logró derrotar en varias y muy duras batallas la resistencia de esas tribus del sur de Britania. El emperador Claudio se auto-concedió el triunfo.
En los años siguientes se sucedieron los gobernadores romanos (Vespasiano, Escápula, Didio Galo, Suetonio Paulino...) enviados Claudio y por su sucesor Nerón, que en el 54 accedió a la púrpura y continuó la invasión de la isla. En el año 60 derrotan a los druidas en su fortaleza de la isla de Anglesey en la brumosa costa oeste de Gales. Es en este año cuando surge la famosa rebelión de la reina Boudica, que duró poco, derrotada en la batalla de Watling Street al año siguiente. En el 70 los romanos conquistan York y en el 75 Gales es totalmente sometida. Pronto las fuerzas romanas pondrían toda su fuerza en el norte del país.
La diplomacia entre las tribus y los romanos evitó muchos conflictos. Panel informativo en el castillo de Edimburgo. Foto del autor. |
Guerreros pictos cargando contra una legión formada en orden cerrado. Foto de internet. |
En el 80, el general Agrícola había llegado al río Tay, en la actual Perth y la bahía de Dundee. En el 83, Agrícola obtuvo una importante victoria en la batalla del Monte Graupio contra una confederación de tribus caledonias comandadas por Calgaco. Tras esta batalla, el general romano mandó a su flota a recibir la rendición de las islas Orcadas llegando a establecer puestos militares en la costa del fiordo de Moray. A pesar de sus victorias, o precisamente por eso, Agrícola fue llamado a Roma por el emperador Domiciano y reemplazado por nuevos sucesores que no pudieron consolidar la conquista de Escocia-Caledonia. Tras la debacle del Graupio las tribus britanas abandonaron el norte de la isla cediendo el territorio a los romanos y abandonando a sus suerte a los caledonios.
A estos no les fue mal ya que los romanos se parapetaron tras el Muro de Adriano que se levantó por orden de este emperador entre el 122 y el 132, con 117 kilómetros de largo iba de costa a costa, desde el golfo de Solway en el oeste, hasta el estuario del Tyne.
Los romanos intentaron avanzar de nuevo, construyeron el Muro de Antonino entre los ríos Clyde y Forth (desde la actual Edimburgo hasta Glasgow). Pero tras dos décadas más de fracasos regresaron a la protección de la muralla de Adriano.
El último intento por parte de los romanos de ocupar el norte de la isla le correspondió al emperador Severo, pero murió en York en el 211. Las últimas misiones de los romanos dentro del territorio escocés se limitaron a establecer redes comerciales, firma de tratados y finalmente a la propagación del cristianismo.
Ataque de guerreros pictos contra el muro de Adriano en el año 360 d.C. Foto de internet. |
En estos últimos años de presencia romana en Escocia los guerreros caledonios-pictos no dejaron de atacar el Muro de Adriano, logrando atravesarlo en tres ocasiones: en el 197, 296 y 367. Fue reparado y ampliado en el 209 por Septimio Severo y abandonado definitivamente en el año 383. Tras su abandono los habitantes de la región utilizaron sus piedras para la construcción de granjas, iglesias y demás edificios.
Es curioso como el "limes romano" del S. III coincide en el S. XXI con la delimitación geográfica de Inglaterra y Escocia, dicha geografía política coincide prácticamente con la ubicación de la muralla de Adriano. En 1987 la Unesco lo declaró Patrimonio de la Humanidad, hoy se pueden visitar tramos que
Los romanos abandonaron Britania en el 500 d.C. tras medio milenio de ocupación sin poder conquistar Escocia.
- LA LLEGADA DEL CRISTIANISMO.
La situación tribal que dejó la partida de los romanos de Escocia fue una división del territorio en manos de 3 pueblos principales: los celtas britones que eran dueños de actual sur de Escocia, los pictos que controlaban grandes extensiones del norte y el este y por último los escotos. Estos últimos eran celtas procedente de la vecina Irlanda y que comenzaron a llegar a las islas y a la costa occidental de Escocia en las últimas etapas de la ocupación romana y que terminarían por dar nombre al país.
Los escotos y celtas eran cristianos y los pictos eran paganos, con el paso del tiempo el que obtuvo más éxito en la conversión de estos últimos fue San Columba, estableció un monasterio en la isla de Iona, que aún persiste, reconstruido. Cuenta la leyenda que en el S. VI San Columba derrotó al monstruo primigenio del lago Ness, que ya por entonces parece que habitaba esas aguas.
La isla de Britania en el 640 d.C. Las tribus por colores: amarillo- Anglos, verde-britones, azul-pictos, rojo-escotos y naranjas- irlandeses. Foto de internet. |
Algunos historiadores atribuyen a Kenneth MacAlpine (800-858) ser el primer rey de Escocia. Era señor del reino escoto de Dalriada, quién unió en el 843 sus tierras a las de los pictos creando la nación de Alba, más tarde llamada Escocia. Este primigenio reino no incluía el Strathclyde, las Lothians ni el sur de Escocia.Otros historiadores afirman que no es correcto hablar de Escocia como nación unida hasta 1468 cuando las Orcadas y las Shetland fueron conquistadas. Sin embargo MacAlpine formó una nación que englobaba gran parte de la actual Escocia con su capital en Scone y dió a Escocia el símbolo primordial del país, la Piedra del Destino, sobre la que serían coronados los reyes del país.
Más adelante cuando visitemos Edimburgo os contaremos más de está mítica pero muy real piedra.
Los siglos fueron pasando, uno de los descendientes de MacAlpine, Malcolm II (954-1034) derrotó a los anglos en 1018 y les arrebató las tierras situadas al sur de Edimburgo. El país fue ampliando territorios hacía el sur a la vez que su sociedad fue avanzando culturalmente, David I (1083-1153) supervisó el establecimiento de los burgos reales y la fundación de las abadías de los Borders.
El feudalismo fue paulatinamente suplantando al sistema tradicional de clanes, al menos en las regiones meridionales y centrales, aunque las Highlands seguían siendo un territorio salvaje. En el norte y el noroeste los reyes noruegos controlaban las Islas Shetland y Orcadas efectuando incursiones en las costas del sur.
- COMIENZAN LAS GUERRAS DE INDEPENDENCIA.
En 1263 los escoceses se quitaron de encima a los vikingos noruegos ganando la batalla de Largs, desde entonces no volvieron a ser un problema serio. Los problemas ahora llegaban del sur...
Las escaramuzas en los inhóspitos parajes de los Borders eran moneda corriente, pero la verdadera invasión se inició en 1296, cuando el rey Eduardo I (1239-1307), "el martillo de los escoceses" invadió el país con 30.000 soldados.
Efectivamente este rey es el Eduardo I "Longshanks" (piernas largas) de la película Braveheart.
Los escoceses nunca aceptaron la anexión. Tras esta rebeldía surgió el líder más carismático, el más recordado por sus paisanos y el que dió más problemas a la corona inglesa hasta que esta lo venció.
Es muy conocido en todo el mundo gracias a la película Braveheart (1995) que le dedicó Mel Gibson y cuyo personaje interpretó. Estamos hablando, por supuesto, de William Wallace (1272-1305).
De este personaje histórico os contaremos mucho más en los próximos artículos sobre todo en el primero de ellos, cuando visitemos Stirling, la bella ciudad donde obtuvo su famosísima victoria sobre los ingleses.
Vista actual del campo de batalla de Stirling desde el Monumento Nacional a William Wallace. Stirling. Escocia. Foto del autor. |
Reproducción digital de la batalla del puente de Stirling. Museo del Monumento Nacional a William Wallace. Stirling. Escocia. Foto del autor. |
Wallace no era de origen real ni aristocrático pero gracias a los muchos viajes que realizó por Europa (incluyendo el Vaticano) conoció las últimas técnicas de la época contra la caballería pesada, y las puso en práctica con magníficos resultados. La batalla del puente de Stirling en 1297 fue la prueba de ello.
Los señores feudales escoceses nunca apoyaron del todo a Wallace porque no querían perder las tierras en Inglaterra que poseían y con las que el monarca inglés compraba su traición a Escocia.
Un año después, en 1298, Wallace fue derrotado y apresado en la batalla de Falkirk. Su final fue terrible, arrastrado, colgado y descuartizado por sus vencedores en 1305.
Otra de las figuras históricas más admiradas por el pueblo, y más aceptado por la nobleza de la época, aprendió las lecciones de Wallace, fue Robert the Bruce (1274-1329). Inicialmente sufrió derrotas pero su perseverancia le llevó al mayor triunfo escocés contra los ingleses en Bannockburn. Esta batalla sirvió para que conservara su corona y concedió a Escocia cuatro siglos más de libertad, tras conseguir que los vecinos del sur se volvieran a casa "con el rabo entre las piernas", como dice el himno no oficial escocés Flower of Scotland.
Espada del rey Robert the Bruce. Museo del Monumento Nacional a William Wallace en Stirling. Escocia. Foto del autor. |
La independencia de Escocia fue reconocida oficialmente por el monarca inglés Eduardo III (1312-1377) en 1328. Aunque la Declaración de Arbroath firmada por 51 nobles y magnates escoceses tenía como finalidad establecer claramente la existencia de Escocia como estado independiente y soberano. La declaración está escrita en forma de carta y dirigida al Papa Juan XXII y está datada el 6 de abril de 1320.
Robert the Bruce y, después, su hijo David II, rigieron Escocia hasta 1371, año en que la casa de Estuardo llegó al poder por medio de Roberto II (1316-1390) sobrino materno de David II.
- MARIA ESTUARDO Y LAS GUERRAS DE RELIGIÓN.
La Reforma religiosa que estalló en el S. XVI por toda Europa, sobre todo del norte y central, se debió a una reacción de los cristianos en contra de la ostentación de la iglesia católica, a la que se acusaba de haber desvirtuado el mensaje de Dios. Esta Reforma supuso todo un cataclismo en Escocia, al mando de la misma, un furibundo clérigo, John Knox (1514-1572).
La casa más antigua de Edimburgo es la del clérigo John Knox. Es la de piedra que tenemos al frente. Calle High Street en la Royal Mile de Edimburgo. Foto del autor. |
María Estuardo caminó siempre sobre el filo de la navaja durante su reinado, debía contentar a sus seguidores católicos, a los reformistas y a la incipiente iglesia protestante.
María Estuardo (1542-1587) es una figura histórica primordial para Escocia, fue proclamada reina a los seis días de haber nacido en el Palacio de Linlithgow tras la muerte de su padre Jaime V.
Sala de Armas del castillo de Stirling. Sobre la chimenea el escudo de Jaime V. Este magnífico palacio lo levantó el el soberano escocés en 1540. Stirling. Foto del autor. |
Al poco tiempo (con cinco años de edad) fue llevada a Francia con acuerdo matrimonial incluido con el heredero de Francia y futuro rey Francisco II. Vivió sus siguientes trece años en la corte francesa y fue coronada reina de Francia con aspiraciones a los tronos de Inglaterra y España. El 1560 tras la muerte de su marido el rey, María Estuardo regresa a Escocia, en Francia se queda de regente su suegra Catalina de Medici.
En Escocia se casa con un noble escocés con el que tiene un hijo. Este acusa a la reina de adulterio y mata al supuesto amante, el secretario de la reina David Rizzio, delante de su mujer que por entonces estaba embarazada. Todo este drama ocurre en el Palacio de Holyrood en Edimburgo, ironías de la historia, actualmente es la residencia real de la reina Isabel II cuando viaja a Escocia.
Estancias privadas de los Estuardo en el castillo de Edimburgo. Sobre la chimenea el escudo del rey Jaime I de Inglaterra, Francia y Escocia. Foto del autor. |
En 1567 María huye de Escocia y se refugia en la corte de su prima la reina Isabel I de Inglaterra, esta última desconfía de ella y la encarcela. Acusada de diversas conspiraciones, ya nunca volverá a disfrutar de la libertad siendo ejecutada por la reina Isabel en 1587.
Y mientras en Escocia reinaba el caos, el país se debatía entre la monarquía católica y las exigencias de los protestantes. En 1610, Jacobo VI (1566-1625) devolvió el poder a los obispos, lo que complicó aún más la situación. Su hijo Carlos I (1600-1649) la llevó al límite cuando, en 1637, impuso un nuevo libro de oración a la iglesia de Escocia. Los Reformistas movilizaron un ejército y se hicieron con el control del territorio, la rebelión duró hasta 1650, año en que Carlos II (1630-1685) accedió a firmar el Covenant. Su reinado fue breve. El ejército parlamentario de Oliver Cromwell conquistó Escocia y estuvo en su poder hasta la llegada al trono de Carlos II en 1660.
En 1689 el monarca católico Jaime VII de Escocia y II de Inglaterra (1633-1701) fue obligado a exiliarse por chocar con la iglesia anglicana. Tras la llegada al trono de María Estuardo y su falta de descendencia el parlamento inglés aprovechó para librarse de la casa Estuardo y encumbrar a los Hannover, que asumió el trono en 1714 e inicio el linaje que entronca con la actual familia real británica.
- LA ACT OF UNION. LA UNIÓN CON INGLATERRA.
Este proceso de unión sigue siendo motivo de controversia. La Act of Union fue aprobada en Escocia en 1707 y para muchos escoceses es el momento de renuncia oficial a la independencia.
Los firmantes aseguraban que sería bueno para la economía, abriría nuevas rutas comerciales y favorecería la seguridad. Para los detractores, el chantaje económico inglés no podía ser recompensado con una unión en la que Escocia estaba por debajo de inglaterra. El poeta Robert Burns se refirió en su obra a los nobles y arribistas que habían aceptado sobornos para facilitar la aprobación de una Acta de Unión que fue recibida con protestas en muchas partes de Escocia.
De la injusticia de esta Acta surgieron las rebeliones jacobitas, ya que los beneficios económicos prometidos no se materializaron lo que alimentó la agitación popular y el ansia de independencia.
En toda Escocia, pero en las Highlands en particular, la situación económica era muy precaria y muchos tenían claro que la única solución era el regreso del "viejo pretendiente" Jacobo VII, como paso previo a la independencia.
Los jacobitas (así llamados por apoyar a Jaime) se levantaron en armas en el castillo de Braemar el 1 de septiembre de 1715 y pronto se hicieron con amplias áreas del país consiguiendo que regresara al país Jacobo VII.
La celeridad del levantamiento pilló por sorpresa al gobierno británico, pero se repusieron al debilitar a los jacobitas en la batalla de Sheriffmuir. A partir de aquí la rebelión perdió fuelle muy rápido, Jacobo regreso al otro lado del Mar del Norte. Pero la rebelión no cejó y pasó a ser encabezada por el hijo de Jacobo VII, Carlos Eduardo Estuardo (1720-1788). El refinado Carlos (refinado por las maneras aprendidas en los círculos reales franceses) lideraba una fuerza de 10.000 montañeses, que de delicadas formas, poco. Esta rebelión se llamó "la del 45" por ocurrir en 1745.
En esta ocasión el éxito de los clanes fue rápido e incontestable tras tomar Edimburgo y vencer al ejército inglés en Prestonpans. Este ejército cruzó la frontera y llegó hasta Derby; el pánico se apoderó de Londres, pero los jacobitas ingleses no se sumaron en masa al alzamiento y la intervención francesa (planeada ambas cosas) no se materializó.
De mala gana Carlos "El Refinado" se retiró hacía el norte convirtiéndose la marcha en un desastre para la moral de las tropas.
En 1746 los clanes escoceses eran derrotados en el páramo pantanoso de Culloden ante las tropas anglo-alemanas del duque de Cumberland. Este eligió muy bien el terreno, en pendiente, y el momento, tras una marcha nocturna que agotó a los escoceses, para anular la carga de los highlanders que, hasta entonces, había conseguido imponerse al organizado ejército inglés. Los jacobitas fueron diezmados en una tremenda carnicería, 1.500 muertos por apenas dos centenares de bajas inglesas.
La derrota de Culloden fue catastrófica para el estilo de vida tradicional de las Tierras Altas. La región fue sometida por Cumberland "el Carnicero" y sus hombres que se dedicaron a asesinar durante meses a todos los montañeses heridos o capturados en Culloden y sus cercanías.
El nuevo régimen en la zona fue puramente feudal, los terratenientes o lairds, respaldados por el gobierno británico expulsaron a los montañeses de sus casas para dejar paso a la ganadería ovina y demás actividades rentables. Fue una tragedia humana que la historia recuerda con el nombre de Highland Clearances. Pronto, millares de escoceses se vieron obligados a emigrar para buscar el sustento por todos los rincones del mundo.
Las Highlands Clearances siguieron en activo hasta que una ley de 1886 finalmente garantizó los derechos sobre el minifundio e implantó otras reformas necesarias.
- REVOLUCIÓN INDUSTRIAL. SIGLOS XX Y XXI.
La Act of Unión logró que la economía escocesa funcionara a medio gas durante mucho tiempo. Pero la Revolución Industrial consiguió que, gracias a sus abundantes recursos naturales (hierro y carbón) el puerto más occidental y cercano a América, Glasgow, encabezara el florecimiento del comercio.
Máquina de vapor de 1861. Museo Nacional de Escocia. Edimburgo. Foto del autor. |
Los escoceses se encontraban inmersos en una paradójica situación, eran colonos entusiastas en el seno del Imperio británico y, a la vez, una nación colonizada bajo la bandera del Reino Unido. En Londres, los burócratas y lores eran los que seguían mandando.
La I G.M. (1914-1918) produjo mucho sufrimiento en Escocia. Se calcula que el 20% de los muertos británicos en combate fueron escoceses, aunque solo representaban el 10% de la población de Reino Unido. El país no se había recobrado aún cuando llegaron las depresiones económicas de los años 30.
La II G.M. (1939-1945) contribuyó a revitalizar las industrias pesadas en declive, como los astilleros, mientras otras fábricas fueron reconvertidas en productoras de munición lo que generó empleo entre los escoceses que no habían sido llamados a filas. Pero con la posguerra volvieron los años difíciles.
En 1997 el gobierno laborista hizo honor a su promesa electoral de convocar un referéndum. Un 75% votó a favor de la autonomía.
El 12 de mayo de 1999, el primer parlamento escocés en tres siglos abrió sus puertas en Edimburgo. En este sentido el Scottish National Party cuyo objetivo es la independencia de Escocia triunfó en las convocatorias electorales de 2007, 2011 y 2016 (aunque en está última cita perdiera la mayoría absoluta).
El polémico edificio del Parlamento escocés en el barrio de Holyrood, Edimburgo. Fue inaugurado el 9 de octubre de 2004 por la reina Isabel II. Foto del autor. |
Ya conocemos un poco de la historia de Escocia. Ya estamos en situación para recorrer sus carreteras y caminos, visitar sus ciudades y pueblos, andar entre sus lagos y páramos, disfrutar de las vistas de sus lagos y ríos y sentirnos como Braveheart en sus bellísimos castillos.
Acompañadnos, perderos con nosotros por las tierras de Escocia.
Entrando en el valle de Glen Coe por la mítica A-82. Escocia. Foto del autor. |
Vista del casco antiguo de la capital escocesa desde Calton Hill. Se observa la torre del reloj del hotel Balmoral y al fondo el castillo de Edimburgo. Foto del autor. |
Vista del río Ness desde la plaza del castillo de Inverness. Un lugar precioso y con sol mucho más. Escocia. Foto del autor. |
Esta es la ruta que os enseñaremos en los próximos artículos:
Primer día: llegada a Edimburgo (H) y primera noche en Stirling (B).
Segundo día: Stirling, Callander y noche en Fort William (C).
Tercer día: ruta por el valle de Glencoe, visita al castillo de Eilean Donan y noche en la isla de Skye, visita a Portree (D) en Broadford.
Cuarto día: visita a castillo de Dunvegan (isla de Skye), ruta por el lago Ness y noche en Inverness (E).
Quinto Día: ruta por la costa norte, Elgin, castillo de Dunnottar y noche en Dundee (G).
Sexto, séptimo y octavo día: visita Dundee, Saint Andrews y Edimburgo (H).
Noveno día: regreso a España.
Una de las localidades con más encanto de Escocia; Saint Andrews, con un increíble ambiente universitario. Esquina de Market street con College street. Foto del autor. |
Vista del lago Ness hacía el sur desde la orilla oeste. Foto del autor. |
Organizar una Escapada a Escocia es muy cómodo. Como siempre recomiendo organizarlo con tiempo. Los vuelos sacarlos un par de meses antes, reservar los hoteles desde casa, ya que hay sitios como la isla de Skye que se llenan en determinadas fechas. Y elegir los sitios a visitar. Hay mucho donde elegir y para todos los gustos; naturaleza, senderismo, museos, castillos, destilerías, rutas costeras, pueblos con encanto, paseos en barco visitando islas...
Bienvenidos a Escocia. En el próximo artículo aterrizamos en Edimburgo para ponernos en ruta hacía Stirling, la ciudad de William Wallace...
Próximo post 16.02- Stirling. La leyenda de William Wallace sigue viva.
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