sábado, 6 de diciembre de 2025

25.4- RIBEAUVILLE Y SÉLESTAT. EN RUTA HACIA ESTRASBURGO (I).

 22 de Noviembre de 2025. Sábado.

Las Palmas de Gran Canaria.


Amanece en Riquewhir tras nuestra segunda noche en la casa rural Le Chemin du Meunier. Una maravilla a 200 metros de la entrada oeste de esta villa medieval alsaciana. Tras despedirnos de monsieur Jöel nos ponemos en ruta camino de Estrasburgo, pero antes de llegar a la capital de Alsacia, pararemos en dos pueblecitos con encanto; Ribeauville y Sélestat.

Nos despedimos de la casa rural Le Chemin de Meunier. Último vistazo a la Torre Dolder
de Riquewhir. Alsacia. Francia. Foto del autor.


De Riquewhir a Ribeauville nos desplazamos por carreteras nacionales jalonadas de colinas llenas de viñas. Tenemos por delante casi 5 kilómetros que cubriremos en 10 minutos a velocidad de la vía. Una ruta encantadora que, si os gusta conducir, como a mí, la vais a disfrutar.


Salimos de Riquewhir, al fondo, y nos ponemos en marcha a Ribeauville por la regional D1B
con esta espectacular estampa de viñedos. Alsacia. Francia. Foto del autor.

Un pueblo sobre una colina entre los viñedos de la carretera que nos lleva de Riquewhir a
Obernai. Las nubes también nos acompañaran hasta Estrasburgo, allí nos lloverá con
fuerza. Alsacia. Foto del autor.



- RIBEAUVILLE. UN POCO DE HISTORIA.

Originalmente conocida como Radbaldovillare, su nombre aparece por primera vez en el S. VIII. La familia noble de los Ribeaupierre, controló la ciudad desde el S. XII al S. XIII, construyendo los tres castillos que aún, en ruinas, dominan la ciudad. Conocida en el S. XIII como Rathaldovilare, la villa fue fortificada en este siglo y pasó de manos de los obispos de Basilea a los señores de Rappoltstein. El señor de Rappoltstein fue el rey o protector de juglares y músicos errantes europeos quienes compraban su protección a través de un impuesto, la llamaban "la ciudad de los músicos". Esta villa tiene una rica historia medieval ya que, gracias a su posición estratégica, en medio de viñedos controlaba varias rutas comerciales de transporte de vino. Por eso erigieron tres castillos en las colinas vecinas.

Tras la Guerra de los Treinta Años, Ribeauvillé como toda Alsacia pasó a manos del reino de Francia.


- LLEGAMOS A RIBEAUVILLE.

Llegamos a la villa y decidimos aparcar en la calle Rue du Rem de la Streng, junto al pequeño río Strenbach, tenemos suerte, es una zona que no tiene aparcamiento de pago. Desde aquí, paseando, empezamos a ver las primeras casas medievales de Ribeauvillé.

Primera casa alsaciana que vemos, en la rue de Juifs. Ribeauville. Alsacia. Francia.
Foto del autor.


Ribeauville es una localidad de producción vinícola con un casco urbano perfectamente conservado, parte del cual es peatonal. Destaca la Torre des Bouchers (Torre de los Carniceros), de piedra desnuda pero con un magnífico reloj; la Fuente del Oso, renacentista y esculpida en su característica piedra arenisca roja de la región; y la plaza del ayuntamiento.

Sus casas son compactas y bajas, mostrando todo el entramado de madera entre fachadas pintadas de color pastel. Merece la pena encontrar la casa Pfifferhüs, que en el pueblo conocer como de los menetriers (músicos rurales que amenizaban las fiestas y romerías). Fue construida a mediados del S. XVII, además de su bella fachada principal, la galería está decorada con tallas de madera de la Virgen y San Gabriel.

Ya nos encontramos en la Grand Rue, la principal artería de la localidad y nos disponemos a recorrerla contemplando sus tesoros. Uno de esos lugares es la Plaza del Ayuntamiento, su edificio consistorial preside la mayor plaza del pueblo, fue construido en 1778 y alberga una colección de "hanaps" (vajilla y copas del S XVII) de plata maciza que pertenecían a los señores de Ribeaupierre. En su interior destaca la Salle Rouge (Sala Roja), pues sus paredes están recubiertas por tejido rojo proveniente de la antigua ciudad turca de Adrianópolis.

Plaza del Ayuntamiento de Ribeauvillé. El edificio consistorial es el de la izquierda de la foto, 
con las banderas en su balcón, al fondo la Torre de los Carniceros. Ribeauville.
Alsacia. Foto del autor.

En la plaza de la 1ere Armée, que veréis paseando por la Grand Rue, destaca el edificio conocido como Albergue del Elefante. Desde su fundación en 1522 ha continuado con su función de albergue y en él destaca la figura de un elefante en uno de sus lados. Junto a él y en la misma plaza veréis el antiguo mercado de trigo, un edificio rosado con dos pórticos góticos donde se almacenaba el grano procedente de los tributos nobiliarios.

En la pequeña plaza del 1ere Armée, encontramos con un punto rojo en la fotografía, el Albergue
del Elefante
y a su lado, con un punto amarillo, el antiguo mercado de trigo. Ribeauville.
Alsacia. Foto del autor.

Otro punto imprescindible que ver en Ribeauville y por la que pasaremos si caminamos por la Grand Rue es la Torre de los Carniceros. La torre es el emblema del pueblo que antiguamente fue utilizada como mazmorra y que formaba parte de la antigua línea de murallas. Se encuentra al lado de la plaza del ayuntamiento, fue construida en 1260 y mide 29 metros de alto. Tiene un bello reloj y el escudo de la familia de los Ribeaupierre. Antiguamente la torre separaba la parte alta y baja de la ciudad y debe su nombre al matadero y los puestos de carnicería que se situaban a sus pies.

Torre de los Carniceros en la Grand Rue de Ribeauville. Alsacia.
Foto del autor.

Pasamos por debajo de la Torre de los Carniceros y seguimos por la Grand Rue, aquí, a nuestra derecha, en el Nº 78, podemos contemplar la Maison Siedel. Una casa con entramado de madera de estilo renacentista y que tiene la particularidad de tener varios "gugloch", unas pequeñas ventanas laterales que sirven para mirar desde el interior sin ser visto.

La Maison Siedel, la casa roja que tenemos a nuestra derecha.
Grand Rue de Ribeauville. Y sobre la montaña, la espectacular
vista del castillo. Alsacia. Foto del autor.

 Otro de los lugares con encanto de este pueblo es la Plaza de la Sinne, con su fuente del año 1862 que es una alegoría de la villa, su agricultura y su industria; representada por una mujer apoyada en un escudo. Aquí también hay varios edificios interesantes, como el Aubergue du Soleil, el Auberge du Mouton (antigua oficina de correos) y la Cour du Gran Bailli (antiguo centro administrativo de los Ribeaupierre).

Place de la Sinne, un rincón encantador de Ribeauville. Alsacia. Foto del autor.

Y tras subir unos 500 metros por la Grand Rue llegamos a la última plaza, la Place du la République, aquí encontramos una fuente de 1899. Desde aquí parte el Passage Jeannette, que marca el inicio de la muralla oeste y desde donde comienza la ascensión a los tres castillos.

Plaza de la República, con los tres castillos en lo alto de la montaña. De aquí parte el sendero
que nos lleva hasta ellos. Ribeauville. Alsacia. Foto del autor.

Plaza de la República, un lugar encantador para tomarse un respiro
en la visita a Ribeauville. Alsacia. Foto del autor.

Volvemos a bajar por la Grand Rue, a 50 metros nos fijamos en el canal que recorre la calle, nos encontramos en la Place du Bouc, otro de los lugares que hay que disfrutar en el pueblo. Lo que destaca de la plaza es el arroyo Stadtbach que la recorre, lugar que era el punto de encuentro de las lavanderas. Hay que fijarse en una casa color crema con la parte central redondeada que sobresale hacia la calle, el interior es una escalera de caracol.

La encantadora Place du Bouc, con el arroyo Stadtbach recorriéndolo. A la izquierda de la foto
la casa color crema con la escalera de caracol en su interior. Ribeauville. Alsacia.
Foto del autor.

La Place du Bouc, con la luz del atardecer filtrándose entre las nubes, la sensación
que vivíamos en ese momento era como estar en un escenario irreal de cuento.
Ribeauville. Alsacia. Foto del autor.


La plaza de Bouc. Un lugar para pasear sin prisas. Ribeauville. Alsacia. Foto del autor.

Y para terminar nuestra visita a Ribeauville, disfrutamos de un pequeño mercado junto al antiguo monasterio de los Agustinos, situado en la coqueta plaza de la Iglesia. El monasterio fue construido entre los años 1412 y 1452, actualmente es la iglesia des Soeurs de la Divine Providence, una bella construcción cuyo techo llama la atención y nos recuerda al de la catedral de Viena (ver artículo 14.2- Viena I, publicado en el blog en julio de 2017).

Un pequeño mercado da color a la plaza de la Iglesia. Detrás el convento de las Hermanas de
la Divina Providencia
. Ribeauville. Alsacia. Foto del autor.


En la montaña que domina el pueblo se encuentran los tres castillos, en ruinas, que se pueden observar desde casi todos los puntos de Ribeauville: Saint-Ulrich, Giersberg y Haut Ribeaupierre. Hay un sendero de 7 kilómetros que los enlaza, pero hay que contar con que se trata de un camino con desnivel, sin prisa se suele tardar dos horas en ir y volver. Las vistas que se tienen desde ellos, sin embargo, merecen el esfuerzo y son la excusa perfecta para luego, entrar en uno de los restaurantes del pueblo y disfrutar de un energético plato de chucrut con carne de cerdo.

Dejamos Ribeauville y nos ponemos en ruta hacia Sélestat. Tenemos por delante 16,6 kilómetros que recorreremos, a velocidad que marca la vía, en unos 25 minutos.


- SÉLESTAT. UN POCO DE HISTORIA.

Cuenta la leyenda que un gigante llamado Sletto, de quién deriva el nombre alemán de Schlettstadt. Este mito fundacional refleja de manera metafórica la existencia desde el Neolítico de un asentamiento humano en este lugar.

Del año 735 se conserva una mención en un documento testamental y hace referencia a su dependencia de Kintzheim, otra localidad de Alsacia. A partir del S. XI, la villa se desarrolla rápidamente cuando la condesa Hildegarda de Buren, madre del primero de los Hohenstaufen y abuela por tanto del emperador Federico I Barbarroja (1122-1190), funda una iglesia diseñada según el modelo del Santo Sepulcro en 1087. Federico II de Hohenstaufen concedió el título de Ciudad Libre Imperial a Schlettstadt en 1217.

A partir de entonces y gracias al impulso de la emergente clase burguesa enriquecida por el comercio, la villa conoce un período de expansión construyéndose la iglesia de Saint-Georges de Schlettstadt, en estilo gótico, entre 1220 y 1500. La próspera ciudad es miembro de la Decápolis Alsaciana, la alianza de las diez ciudades imperiales más importantes del valle del Alto Rin de 1354 a 1679.

Las diez ciudades imperiales de la Decápolis Alsaciana.


De Schlettstadt proviene la mención más antigua del Árbol de Navidad, en un documento contable de 21 de diciembre de 1521, que se exhibe en la Biblioteca Humanista. En el Renacimiento la ciudad alcanza su apogeo y el prestigio de su Escuela la convierte en uno de los centros de difusión del humanismo en la Europa de los siglos XV y XVI. Sin embargo, la guerra social de los campesinos alemanes (1524-1525) y la Guerra de los Treinta Años, en la que sufrió un mes de sitio por las tropas suecas que la ocupan en 1632 lleva a su decadencia. En 1634 la ocupan los franceses, en 1680 es fortificada convirtiéndose en guarnición militar francesa. En 1814 y 1815 fue sitiada por las fuerzas aliadas contra Napoleón Bonaparte, y nuevamente en 1870, por los prusianos, durante la guerra Franco-prusiana. Tras la victoria de Prusia fue incorporada al Reichsland de Alsacia-Lorena, pasando de nuevo a soberanía francesa tras la Iª G.M. Un tuya-mía entre Francia y Alemania en toda regla.

Biblioteca Humanista de Sélestat. Exposición permanente en el primer piso. Alsacia.
Foto de internet.


En 1920 pasó a llamarse Sélestat. Durante la IIª G.M. fue escenario de combates entre tropas estadounidenses y la Wehrmacht a partir del 2 de diciembre de 1944, atrincherados en algunos barrios de la ciudad, los alemanes resistieron hasta febrero de 1945.

Tropas acorazadas americanas en Mulhouse, Müllheim en alemán, durante la batalla de
la Bolsa de Colmar en 1944. En este caso van subidos en un tanque ligero M-3 Stuart.
IIª Guerra Mundial. Foto de internet.


Durante la posguerra la ciudad se reconstruye bajo el impulso de varios de sus alcaldes, en 1966 la ciudad se hermana con Waldkirch, ciudad alemana de la vecina Baden-Wurtemberg, representando la reconciliación franco-alemana. 


- LLEGAMOS A SÉLESTAT.

Si llegáis un sábado por la mañana sabed que hay un pequeño mercadillo agrícola al que acuden los productores de la zona con sus: verduras, frutas, quesos, vinos, cervezas, chocolates, carnes crudas y cocinadas, encurtidos...También el martes hay mercado pero este es de caracter más general, incluyendo ropa, calzados, objetos para el hogar...

La pequeñas localidad de Sélestat, bañada por el río Ill, tiene estas y otras razones para visitarla, aunque si vais con el tiempo justo, yo me la saltaría para visitar Obernai, Rosheim o el espectacular castillo de Haut-Koenigsbourg que queda muy cerca.

Pero nosotros paramos aquí porque nos coge de camino a Estrasburgo y teníamos tiempo para damos una vuelta por su casco histórico. Ser sede de la biblioteca Humanista es seguramente lo más conocido de esta localidad. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, fue fundada en 1452. En su colección hay libros que se remontan al S. VII, así como el Cosmographiae Introductio, que recoge por primera vez el nombre "América" para referirse a los territorios descubiertos por Cristobal Colón para la Corona de Castilla y también la primera cita documentada al Árbol de Navidad como ornamento. Hay una sala del Tesoro donde se agrupan 154 manuscritos medievales y más de 1.600 ejemplares impresos entre los siglos XV y XVI.

Aparcamos, gratis, en la Place du Maréchal de Lattre de Tassigny y entramos por la puerta de Estrasburgo. Esta es una de las tres puertas de las murallas exteriores de la ciudad, construidas entre 1675 y 1691 bajo el reinado de Luis XIV. Esta puerta al igual que las de Colmar y Breisach señalaba la salida, dirección este, hacia la ciudad de Estrasburgo.

Caminamos por la rue de la Grande Boucherie hasta toparnos con la iglesia de Sainte Foy, lo primero que llama la atención son sus torres campanario gemelas. Fue levantada entre los S. XI y XII, esta construida sobre un edificio anterior que mando levantar Hildegarde de Buren, de la que hablamos al principio. Es de estilo románico, aunque ha sufrido innumerables cambios a lo largo de la historia, añadiendo elementos de estilo gótico.

Las dos torres gemelas de la iglesia de
Sainte-Foy. Sélestat. Alsacia. Foto del autor.

Interior de la iglesia de Sainte-Foy.
Sélestat. Alsacia. Foto del autor.



 












Una curiosidad de este templo es que de la iglesia original de Hildegarde solo queda una cripta debajo del transepto, en la que puede verse un misterioso molde de máscara funeraria que fue hallada en 1893. Podría ser del propio rostro de Hildegarde o de su hija, pero no hay pruebas, por ese motivo se le llama "La Bella Desconocida de Sélestat".

Iglesia de Sainte-Foy. Sélestat. Alsacia. Foto del autor.

  Otra de las iglesias que no hay que perderse en Sélestat es la de Saint Georges, que fue construida entre los S. XIII y XV. Es la representación más espectacular del estilo gótico alsaciano construida en la clásica piedra arenisca roja que proporcionan las canteras de los Vosgos. Destaca por su imponente campanario del S. XV de 60 metros de altura y por sus vidrieras del S. XIII y XIV, de las que, actualmente, quedan 55. El rosetón es comparable al de la espectacular catedral de Estrasburgo que visitaremos en un próximo artículo.

Iglesia de Saint-Georges de Sélestat. Alsacia. Foto del autor. 

 

Nos perdemos por la ciudad de Sélestat y encontramos edificios y casas de estilo alsaciano de entramado de madera visto y fachadas de color pastel, pero en mucho menor número que en las otras localidades que hemos visitado.

Casa medieval junto a la Torre del Reloj.
Sélestat. Alsacia. Foto del autor.
Pastelería con encanto de la Rue de Sainte
Foy
de Sélestat. Alsacia. Foto del autor.















Ahora nos dirigimos al monumento más fotografiado de Sélestat, llamada de varias formas: la Torre del Reloj, o de los Caballeros o Torre Nueva. Una preciosidad construida en el S. XIII. En sus orígenes tuvo una finalidad defensiva, posteriormente se utilizó como puente levadizo y como deposito de material de fortificación.

La Puerta del Reloj de Sélestat y lass encantadoras casitas que la flanquean
y que albergan comercios. Alsacia. Foto del autor.
Nos vamos acercando por la Rue des Chevaliers y la Torre del
Reloj
se va agrandando ante nosotros. Sélestat. Alsacia.
Foto del autor.





















Impresiona conforme uno se va acercando a ella por la Rue des Chevaliers (caballeros) una calle que se va estrechando conforme llegamos a la torre. Es una de las pocas partes que queda de la segunda muralla exterior que circunvalaba la ciudad construida en 1280. Originalmente fue diseñada con una terraza almenada similar a los castillos locales, pero experimentó un cambio radical a principios del S. XVII con el añadido de un piso adicional y la cúpula que vemos rematada en cinco torres.

El reloj fue añadido en el S. XIX, diseñado por Jean Baptiste Schwilgué (1776-1856), más conocido por su famoso reloj astronómico de la catedral de Estrasburgo que visitaremos próximamente. El mecanismo del reloj de la Torre de Sélestat fue destruido por un incendio durante la noche del 7 al 8 de diciembre de 1891. La Torre Nueva o del Reloj, fue declarada Monumento Histórico en 1929.

La Torre del Reloj desde el lado sur, que miraba fuera de la
ciudad. Sélestat. Alsacia. Foto del autor.


El edificio destaca por las pinturas de sus fachadas con motivos medievales y por el otro lado un gran Jesucristo, por su reloj y por su cúpula terminada en cinco pequeñas torres. No dudéis en pasar por debajo para admirar las pinturas de su interior sobre la caza, la recogida de la uva y otras actividades de la ciudad.

Si queremos visitar uno de los castillos más espectaculares de Europa y el mejor de Alsacia, el Haut-Koenigsbourg, lo tenemos a 15 kilómetros de Sélestat. Se puede subir también en autobús y allí disfrutaréis de una colección de armaduras, espadas y demás elementos de la guerra medieval además de unas vistas increíbles del valle de Alsacia. Un error de esta Escapada-2025 no haber sacado tiempo para visitarlo, entono el "mea culpa".

Vista aérea del castillo de Haut-Koenigsbourg, con la región de Alsacia a sus pies.
Sélestat. Foto de internet.


Y poco más hay que señalar de Sélestat, hay un Museo del Pan, situada en una casa del año 1522 que perteneció al gremio medieval de los panaderos. El museo recorre la historia desde un simple grano de trigo hasta la hogaza de pan, pasando por las variedades más genuinamente alsacianas, como el pretzel, el lammele, el bredle o el kougelhopf. Su dirección es Maison du Pain d´Alsace. 7 Rue du Sel. 

Y si viajamos con niños, a las afueras de la población, a 7 kilómetros se encuentra la Montaña de los Monos, una reserva cerrada donde habitan una familia de macacos de Berbería a los que se puede alimentar con palomitas especialmente hechas para ellos. La dirección: Montagne des Singes. La Wick, Kintzheim. La entrada cuesta 9,50 euros. www.montagnedessinges.com

Empieza a llover en Sélestat, nos dirigimos al coche y ponemos el google maps rumbo a Estrasburgo. Tenemos casi 50 kilómetros que se hacen en unos 37 minutos de buena autovía.


- EN RUTA A ESTRASBURGO. LLEGAMOS A LA CAPITAL DE ALSACIA.


Llegamos a Estrasburgo bajo la lluvia, y nos dirigimos a nuestro hotel, el Adonis en la 5 rue Turenne, 67000. Un lugar bueno, bonito y asequible para dejar aparcado el coche y visitar andando el casco histórico de Estrasburgo que rodea su catedral y tiene, en el barrio medieval de La Petit France, su lugar más encantador.

Antes de finalizar el artículo vamos a dar un rápido paseo por el casco histórico para abriros el apetito antes del próximo artículo donde visitaremos la catedral de Estrasburgo y la Petit France.


Interior del hotel Adonis en Estrasburgo.
Alsacia. Foto del autor.
Nuestra habitación del hotel Adonis con 
vistas a la terraza del hotel, (foto superior).
Estrasburgo. Alsacia. Foto del autor.



Va cayendo la tarde y salimos a tener una primera toma de contacto con el casco viejo de Estrasburgo, paseamos por la Rue du General Gouraud y pasamos al lado de la Biblioteca Nacional y Universitaria de Estrasburgo y a la altura de la Avenida de Victor Schoelcher vemos al fondo el Palacio del Rin. Es el antiguo Palacio Imperial Alemán, construido en el S. XIX en plena Plaza de la República por la familia Hohenzollern en estilo renancentista germánico. Fue el símbolo del poder de Prusia cuando Estrasburgo pertenecía al Imperio Alemán formando la región de Alsacia-Lorena. El sitio está rodeado por un vasto jardín con puertas de hierro forjado. Además alberga una colección arqueológica que consta de una veintena de sarcófagos y elementos de monumentos antiguos de la antigua necrópolis romana de Argentoratum, actual Estrasburgo. También podemos disfrutar de la sombra de hermosos árboles centenarios: arces, plátaneros, tilos y tulipanes de Virginia.

Palacio del Rin, antiguo Palacio Imperial Alemán de cuando Estrasburgo y Alsacia-Lorena
pertenecían a Prusia. Foto del autor.

Cruzamos por el Pont de la Poste (puente del correo) el canal du Faux-Rempart que enlaza con el río Ill. Y caminando por la rue du Parchemin llegamos a una de las calles peatonales que atraviesa el casco histórico, la Rue des Juifs (calle de los judíos).

Canal de Faux-Rempart. Estrasburgo. Alsacia. Francia. Foto del autor.


Y por la rue des Juifs, llegamos a la plaza de la catedral católica de Notre Dame de Estrasburgo, una de los monumentos góticos más espectaculares de Europa.

Plaza de la catedral de Notre Dame de Estrasburgo. Alsacia. Foto del autor.


Fachada de la catedral gótica de Estrasburgo. Alsacia.
Foto del autor.



Nos despedimos por hoy de Estrasburgo, mañana la recorreremos para conocer sus lugares más encantadores sin tener que utilizar el coche; entraremos a la catedral y subiremos hasta su azotea (ya que a lo alto de la torre no se puede subir) para contemplar la ciudad a nuestros pies; visitaremos los Puentes Cubiertos, la presa Vauban y pasearemos por la Petit France, un barrio salido de un cuento de hadas.

Paseando por la Grand Rue, la artería más comercial e imprescindible
si queremos conocer el corazón de Estrasburgo. Alsacia.
Foto del autor.



En el próximo artículo ¡¡¡¡más Estrasburgo!!!!



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