viernes, 15 de noviembre de 2019

7.5- SANTANDER. UNA CIUDAD PARA PASEAR.


Maspalomas. Gran Canaria.


Ya conocemos la historia de Santander, hemos visto la transformación de esas calles que formaban la puebla vieja de la ciudad a través de los siglos y ahora pasearemos por ellas sabiendo identificar como se ganó terreno al mar, o donde estaba el puente de Vargas, o como se mantienen casi intactos los edificios del paseo de Pereda que levantaron los ricos comerciantes santanderinos en el S. XVIII.

Quién sabe si alguna de las fotos que saquéis en vuestra Escapada por Santander llega a alguien en el futuro y se utilizan para escribir un artículo sobre como era Santander en el último año de la segunda década del S. XXI.



- PASEANDO DESDE PUERTOCHICO A LA ESTACIÓN MARÍTIMA.

En nuestro primer día de visita a Santander voy a llevaros por la zona donde pase muchos momentos de mi infancia. Por aquí paseaba de niño con mi abuelo, él me contaba las historias de los raqueros, las diferentes clases de barcos, como y porqué se dragaba la bahía, hasta donde llegaba el agua hace 50 o 60 años, me enseñaba los remolcadores, me mostraba la oficina donde trabajó en el Palacete del Embarcadero y cogíamos la lancha para atravesar la bahía y pasear por Somo o Pedreña.


Plaza Matías Montero en Castelar junto a Puertochico. Santander.
Foto del autor.
Puertochico, plaza Matías Montero. Santander. Foto del autor.



Paseando por la bahía junto al monumento a Los Raqueros. Al fondo el Centro Botín y más
allá el muelle de Raos. Santander. Foto del autor.
El Ecoboat, primer prototipo de una embarcación totalmente ecológica. Construido en
Santander recorre la bahía gracias a su techo de paneles solares. Santander.
Foto del autor.


Desde el Mercado de Puertochico, bajamos hasta el pequeño puerto pesquero, el puerto chico, que da nombre a todo el barrio. Pasamos junto al Club Marítimo, saludamos a los raqueros y a Don José Hierro, el insigne poeta madrileño que pasó toda su niñez y juventud en Santander. Su monumento es muy original, hay que verlo con un poco de distancia para apreciar el rostro del autor en varias láminas de hierro con la bahía azul y la montaña verde al fondo. 
Seguimos por el paseo marítimo disfrutando de la vista de una bahía en azul que parece unirse con la mole verde de Peña Cabarga en una línea que finaliza en la ría de Solía a orillas del municipio de Astillero. 
En invierno es habitual ver su cumbre nevada, una maravilla tener la playa y la montaña a pocos kilómetros de distancia.



Vista de Puertochico desde el Centro de Alto Rendimiento de Vela. Santander.
Foto del autor.
La Duna de Zaera en la calle de Gamazo, desde aquí tenemos unas magníficas vistas
de la bahía de Santander. Detrás nuestro el Palacio de Festivales y a nuestra izquierda
el Centro Especializado de Alto Rendimiento de la Federación Cántabra de Vela.
Santander. Foto del autor.


Rotonda de El Embarcadero. Se ve el Palacete, antigua sede de las oficinas del Puerto de Santander
donde mi abuelo trabajó hasta su jubilación tras dejar de navegar. También se ve la Grúa de
Piedra y al fondo Peña Cabarga. Foto de Fernando Ruiz Torío.


La Farola de la bahía junto al muelle de El Embarcadero. Incluso con lluvia el lugar
tiene mucho encanto. Santander. Foto del autor.
La Nao Victoria atracada en el muelle del paseo Pereda vista desde La Farola
de El Embarcadero.
Santander.

Desde los jardines de Pereda llegamos a la Estación Marítima, donde cinco días a la semana, veremos atracado alguno de los ferris que navega a Inglaterra e Irlanda. Desde el muelle del embarcadero navegaban las antiguas orconeras que unían Santander con el otro lado de la bahía y Astillero. En este pequeño muelle encontraremos uno de los puntos más fotogénicos de la ciudad; la Farola de la bahía.


Monumento entre el Palacete del Embarcadero y el Centro Botín dedicado a todos
los marinos montañeses ilustres de la Armada española desde el S. XIII al XIX.
El monumento fue erigido en julio de 2001. Foto del autor.


Desde aquí ya apreciamos la mole del Centro Botín, el museo de arte moderno que ha cambiado la fisonomía de esta parte de la ciudad. Un edificio polémico para los santanderinos, unos lo apoyaban por posible dinamizador de la economía local y otros no lo querían por lo que suponía de ruptura visual con el paisaje. Al final hay que adaptarse a los nuevos tiempos, el paso de los años cambia todos los aspectos de la vida, todo evoluciona y aquí tenemos una muestra más. Particularmente pienso, que tras salvar la Grúa de Piedra, el museo no ha quedado mal. Santander necesita algo más que hermosos paisajes, gastronomía y comercio para afrontar los retos de futuro.



Vista del Centro Botín y de los jardines de Pereda, el edificio blanco y rojo es el
remodelado hotel Bahía. En 1992 se derrumbó cuando se estaban realizando
obras, 6 trabajadores perecieron. Santander. Foto del autor.



Los dos edificios del Centro Botín en el Muelle Calderón de Santander.
Foto del autor.
Vista desde el Centro Botín del parque de Pereda. Santander. Foto del autor.



Vista del Centro Botín y la Grúa de Piedra desde una de las lanchas que cruzan la bahía.
Santander. Foto del autor.



Vista desde lo alto del Centro Botín de el paseo Pereda. Santander. Foto del autor.



Jardines de Pereda bajo la lluvia. Santander. Foto del autor.



- EL CENTRO DE SANTANDER. NOS VAMOS DE PINCHOS Y DE COMPRAS.


Si nos situamos en la Plaza Porticada o Plaza Velarde, junto al edificio de Correos estaremos en el epicentro de las calles peatonales para ir de compras; calles San Francisco, Juan de Herrera o Lealtad. 


Plaza Porticada, en primer plano el monumento al capitán Pedro Velarde y Santillán, nacido
en Muriedas el 19 de octubre de 1779 y muerto defendiendo el cuartel de Monteleón el
2 de mayo de 1808 durante el levantamiento del pueblo de Madrid contra las
tropas de Napoleón. Actualmente la casa-palacio donde nació alberga el Museo Etnográfico
de Cantabria. Una maravilla. Santander. Foto del autor.
Calle Calvo Sotelo, edificio de Correos, detrás la torre de la catedral.
Santander. A la derecha la Delegación de Gobierno en la plaza Porticada.
Santander. Foto del autor.
Plaza de La Asunción, popularmente conocida como plaza de la catedral.
Santander. Foto del autor.
Jardines de Pereda en el centro de Santander. Foto del autor.



Tras ir de compras por el centro de la ciudad nos acercamos a la plaza del ayuntamiento donde no podemos dejar de visitar el Mercado de La Esperanza inaugurado en 1904. En su primer piso encontraremos los puestos de pescado y marisco y en el segundo, los de fruta, carne y demás productos típicos de Cantabria.
Está construido en acero y vidrio sobre una base de piedra de sillería en un estilo ecléctico con trazas modernistas.


Segunda planta del mercado de La Esperanza delante de uno de los puestos de
legumbres de la Tierruca. Santander. Foto del autor.


Si continuamos de mercados no podemos perdernos el Mercado del Este en la calle Hernán Cortés que fue inaugurado en 1842. Ocupa dos de las manzanas del Ensanche, la principal zona ganada al mar por la villa en esa década del S. XIX. 
Se considera este mercado como uno de los primeros ejemplos de "galerías" edificadas en España para uso comercial, ya que se articula como un entramado de vías trazadas a modo de calles cubiertas. En sus sótanos encontraremos además una de las joyas museísticas de Santander el MUPAC, el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria, una maravilla que nos lleva desde la prehistoria a la vida cotidiana en un castro cántabro, desde las Guerras Cántabras a la vida en una villa romana, el período visigodo, la invasión musulmana...seguro que os sorprenderá.


Mercado del Este año 2019. Santander. Foto del autor.



Mercado del Este a principios del S. XX. En la actualidad se ve muy similar tras la reconstrucción
realizada en el año 2000, que fue muy polémica ya que se conservaron escasos elementos
originales. Se mantuvo el cartel anunciando el Agua de Borines, una de las primeras envasadoras
de agua mineral, con sede en Piloña, Asturias.
Foto de internet.



El autor en la sala de las Aras votivas romanas del MUPAC. Santander.
Foto de Araceli Hidalgo.  


Y si como a mi, os encantan las bibliotecas no puedo dejar de recomendaros el magnífico trabajo de restauración que se hizo en el antiguo edificio del Depósito General de Tabaco de la fábrica de Tabacalera, desde enero de 2010 alberga la Biblioteca de Cantabria y el Archivo Histórico Provincial de Cantabria. Se encuentra en la calle Ruiz de Alda.


Biblioteca y casa-museo de Marcelino Menéndez Pelayo. En la calle Rubio.
Santander.



Y si hablamos de bibliotecas con solera no podemos dejar de visitar la biblioteca Menéndez Pelayo y su casa-museo. Posee unos 42.000 volúmenes, entre ellos 22 incunables del S. XV, 1.124 del S. XVI y 1.225 del S. XVII. Tras la muerte del escritor la legó al ayuntamiento de Santander. El edificio donde vivió el escritor es de estilo francés y se construyó en 1876. La Biblioteca se inauguró con la presencia del rey Alfonso XIII en 1923.


- DE LA PLAYA DE LOS PELIGROS AL SARDINERO.

Tras conocer el centro de la ciudad podemos ir andando o en trolebús hacía uno de los paseos marítimos más bellos del mundo. Si visitamos la capital de Cantabria no podemos dejar de conocerlo y a ser posible recorrerlo caminando. Hacerlo sin prisas nos permitirá detenernos en las docenas de rincones con encanto que nos encontraremos.
Empezaremos en Puertochico y subiremos por detrás de la Escuela de Marina Civil, pasaremos por delante de la entrada principal del Palacio de Festivales y ya estamos en la avenida de la Reina Victoria.


El Museo Marítimo del Cantábrico una maravilla. Ocho euros la entrada adultos y 5 los niños
y mayores de 65 años. Aquí contemplaremos fauna y flora marina viva, pescadores y
pesquerías, el Cantábrico y la mar en la historia, deportes náuticos, vanguardia tecnológica,
cafetería-restaurante, aula-taller, tienda-librería, sala polivalente y terraza.
Imagen desde la avenida Severiano Ballesteros. Santander. Foto del autor.



La playa de Los Peligros. Le pusieron este nombre porque muchos se ahogan intentando
atravesar la bahía desde esta playa. La canal de la bahía (el fondo arenoso que se draga para el
paso de los buques de mas calado) hace que al subir y bajar la marea esta tenga mucha fuerza
y es muy difícil nadar. Al otro lado se aprecia la playa de El Puntal. Santander.
Foto del autor.
Vista desde el otro lado de la bahía, desde la playa de El Puntal. Desde aquí se aprecian las playas
de Los Peligros, la Magdalena y Bikinis. A la izquierda de la imagen la mole blanca del hotel Real
y a la derecha entre árboles el Palacio de la Magdalena. Santander. Foto del autor.
Vista desde la avenida de la reina Victoria sobre la playa de los Peligros y al fondo la
playa de El Puntal. Santander. Foto de Araceli Hidalgo.
Vista desde la avenida de la Reina Victoria sobre la playa de los Peligros. Al fondo la
arbolada de la península de La Magdalena, se aprecia el torreón del palacio.
Santander. Foto del autor.


Paseamos por la avenida de la Reina Victoria, desde esta atalaya incomparable vemos la bahía de Santander y las maravillosas playas de los Peligros y la Magdalena y al otro lado de la bahía, tan cerca que parece que se puede tocar con la mano, la increíble playa de El Puntal. Un arenal de 4,5 kilómetros de largo con dunas en su zona central que podremos visitar navegando en las lanchas que salen del muelle de El Embarcadero. Una experiencia que no debemos perdernos. Tras un rato caminando sale a nuestro encuentro la península de La Magdalena con todo lo que tiene para mostrarnos.


Estanque de las focas en la península de La Magdalena. Al fondo se ve la playa
de El Camello. Santander. Foto de Maikel Zerpa.



Palacio de la Magdalena (1911). Santander. Foto del autor.



Vista desde la punta este de la península de la Magdalena. Desde este privilegiado
punto podemos ver el faro de la isla de Mouro y la costa cántabra que continua por
Loredo, Galizano, Ajo... Santander. Foto del autor.


Vista desde el lado oeste de la península de La Magdalena. Se aprecian las dos playas de el
Sardinero, al fondo la península de Mataleñas y Cabo Mayor con su faro. Santander.
Foto del autor.


Vista desde el Palacio de La Magdalena. Al fondo la playa de El Puntal en la bahía de Santander.
Foto del autor.

Salimos de la península de La Magdalena y continuamos andando por la avenida de la Reina Victoria camino de El Sardinero, desde aquí vemos la playa de El Camello, llamada así por la roca con el perfil de este animal. Invito a los futuros visitantes a encontrarla en la siguiente fotografía. Desde aquí en cinco minutos ya tenemos la 1ª playa de El Sardinero a la vista.


Plata de El Camello junto a la península de La Magdalena. Santander. Foto del autor.



Vista de la 1ª playa de El Sardinero. A la derecha el restaurante Maremondo en el
popularmente conocido como edificio de el Rhin. Santander. Foto del autor.


Frente a la playa es imposible no fijarse es un espectacular edificio blanco. Es el Gran Casino del Sardinero, Inaugurado en 1916 en estilo vienés Sezession. 

Desde aquí subiremos por la avenida de Castañeda y encontraremos el obstáculo natural que separa las dos playas de El Sardinero. Un murallón de piedra que sale al mar y sobre el que encontraremos los jardines de Piquio. Una de las características de este lugar es que la roca está hueca y durante años albergó cañones que defendían la entrada a la bahía de Santander. Debajo de los jardines hay un verdadero bunker.


Jardines de Piquio, una de las maravillas de Santander que no hay que perderse.
Foto del autor.


Este balcón natural ajardinado que se asoma al mar se creó en 1925. Es uno de los lugares que no puedes dejar de visitar si vienes a Santander. Las vistas sobre el mar y las playas son espectaculares, los bancos de madera donde sentarse y relajarse mirando al mar es uno de los placeres gratuitos que podemos disfrutar en este lugar.
Desde los jardines de Piquio bajamos hacía la 2ª playa de El Sardinero por la avenida de Castañeda. 


Vista de la 2ª playa de El Sardinero. Tiene 1 kilómetro de longitud.
Santander. Foto del autor.


Parque de el Doctor Mesones junto a la 2ª playa de El Sardinero. Santander. Foto del autor.



Cartel turístico de la ciudad en la avenida Manuel García Lago al final de la 2ª
playa de El Sardinero. Al fondo se ve la península de Mataleñas. 



Desde el Mirador de El Chiqui, en el final del paseo de El Sardinero tendremos estas magníficas
vistas sobre la costa. Se aprecia al fondo la mole de la Península de La Magdalena.
Santander. Foto del autor.

Y paseando por la avenida Manuel García Lago llegaremos al final de este espectacular paseo marítimo que empezó en la avenida de la Reina Victoria, en mi humilde opinión, el más bonito del mundo. Como decía aquella canción de Los Carabelas: "un paseo por el Sardinero, no hay igual en el mundo entero".


- EL PARQUE URBANO DE LA VAGUADA DE LAS LLAMAS.

Desde el Sardinero podemos acercarnos andando a un lugar verde e ideal para pasear. Tras pasar junto a los Nuevos Campos de Sport de El Sardinero donde juega el Racing de Santander y el Palacio de Deportes (inconfundible con ese diseño imitando al Halcón Milenario) enseguida veremos este oasis de paz.
 Este parque tiene una amplitud de 11 hectáreas, es el parque con mayor área de arbolado de la ciudad. La vaguada servía de desagüe a una de las dos rías de Santander, tras la urbanización de la zona de El Sardinero la dinámica de mareas que inundaba este terreno se interrumpió, convirtiéndose durante años en zona de residuos de la construcción.


La Vaguada del parque de Las Llamas. Santander. Foto de internet.


Las obras del nuevo parque comenzaron en el 2006. El parque dispone de 3 aparcamientos y de un carril bici de 2,5 kilómetros de longitud. Además tiene un gimnasio, un anfiteatro, un museo y un jardín botánico.
Desde el Palacio de Deportes hasta el carrizal que recorre el centro de la vaguada se encuentra un estanque, cuya lámina de agua tiene una profundidad de entre 60 y 90 centímetros. En torno a él hay un graderío, una cafetería y ludoteca, una solana de madera, amplias zonas de juego y deportivas y espacios verdes con 2.400 árboles y terrazas con jardineras.


Parque de la Vaguada de Las Llamas. Santander. Foto de internet.


Vista de Santander desde el aire. Se aprecian los Nuevos Campos de Sport de El Sardinero
donde juega el Racing, detrás el Palacio de Deportes y detrás el inicio del parque de Las
Llamas. Santander. Foto de internet.




- LUGARES CON ENCANTO.

Ya hemos visitado los lugares más conocidos de la ciudad ahora toca mostraros esos lugares que al que suscribe le parecen encantadores. Son lugares que os sorprenderán por su entorno y en los que podréis dejar volar la vista, relajaros descansando o tomando algo.


En la Explanada de Gamazo junto a la avenida de Severiano Ballesteros podemos disfrutar
del relax de la bahía de Santander en el parque de Gamazo. Foto del autor.



No dejéis de visitar el mirador del Faro de Cabo Mayor. En su restaurante podéis disfrutar de las
vistas con unas cañas y una de rabas. Santander. Foto del autor.
Calle Peña Herbosa. Una de las mejores para irse de pinchos. Santander.
Foto de Rosa Torío.
El precioso y romántico puente de los Jardines de Pereda. Una parada obligada para las
parejas. Santander.
No podemos perdernos las maravillosas vistas desde lo alto del funicular de Río de la Pila.
Debemos subir por esta típica calle de vinos de Santander y al final nos encontraremos
con este pequeño ingenio que nos llevará a lo alto de la calle del Prado de San Roque.
Las vistas sobre la bahía son preciosas. Foto del autor. 



Un auténtico café con encanto lo tendremos en la cafetería del Club Náutico La Horadada.
Las mejores vistas sobre la bahía, con la playa de Los Peligros a nuestros pies y la maravillosa
playa de El Puntal al frente. Santander. Foto del autor.
Desde el aparcamiento de Cabo Mayor se disfruta de estas vistas sobre la costa de Santander.
Santander. Foto de Roberto Ruiz Torío.
El parque de Mataleñas un maravilloso parque a orillas del mar para
pasear y disfrutar de la sombra y el verdor de sus árboles.
Lo encontraremos subiendo por la avenida de El Faro hacía el
faro de Cabo Mayor. Santander.
El claustro de la catedral de Santander es un lugar ideal para pasear y desconectar en pleno
centro de la ciudad. Foto de Araceli Hidalgo.
Pasear por la playa de Somo y contemplar el perfil de Santander al otro lado de la bahía
es una de las experiencias que no se puede perder el que visite Santander.
Foto del autor.
Cafetuco en un día de lluvia en el Centro Botín.
Santander. Foto del autor.
No hay que perderse la Semana
Grande de Santander
, los dos
últimos fines de semana de
julio. Gigantes y cabezudos
en los jardines de Pereda.

Casetas con pinchos y
muchos conciertos y fiesta.
Santander. Foto del autor.







Nada como la playa de El Puntal para relajarse frente a la bahía más hermosa del mundo.
Santander. Foto del autor.
Maravillosas vistas y un lugar ideal para tomarse un vermut en la cafetería-restaurante del
puerto deportivo Marina de Pedreña. Al fondo vemos la península de La Magdalena
con su playa y la de Los Peligros. El edificio blanco que sobresale es el hotel Real.
Foto del autor.
El Cantábrico en todo su esplendor, un auténtico espectáculo. Santander. Foto del autor.
Vista desde el mirador de El Chiqui, el Cantábrico en esta ocasión está como un plato.
Santander. Foto del autor.






- GASTRONOMÍA EN SANTANDER.


No descubrimos nada nuevo si contamos que uno de los atractivos de Santander reside en su amplia y rica gastronomía. Si empezamos por el desayuno no pueden faltar los sobaos, la quesada, los pastelitos de hojaldre y un Tacho Cao de Horno San José con leche de la tierra.


Desayuno con energía. Foto del autor.



Sobaos de Cantabria con relleno de chocolate. Santander. Foto de Roberto Ruiz Torío.


Antes de comer no debemos dejar de tomar una caña con unas rabas o un vermut con un pincho de tortilla o cualquiera de los riquísimos pinchos que encontraremos en alguno de los muchos locales del centro. Y tras esto, nos iremos a comer, a probar los pescados, mariscos, carnes o cocidos que nos presenta la deliciosa cocina regional. Para mariscos y pescados la calle Marqués de la Ensenada en el barrio pesquero o la calle Tetuán en la zona de Puertochico con buenas marisquerías y restaurantes con especialidad en pescados del cantábrico.


Rabas en el faro de Cabo Mayor. Santander. Foto del autor.
Cocido montañés. El rey de la cocina de Cantabria. Foto del autor.



Cocido lebaniego con su caldo y su compango. Foto del autor.
Chuletón de ternera a la piedra. Carne de Cantabria. Foto del autor.



Para un buen cocido montañés o lebaniego, la pequeña bodega Fuente Dé en la calle Peña Herbosa. 

Y ahora toca pasear un poco para digerir lo que hemos comido y prepararnos para la cena. Esta noche nos iremos a cenar a la calle Tetuán o a la calle Bonifaz o a la calle Hernán Cortés o a Peña Herbosa... hay mucha variedad de locales de restauración; cocina fusión, clásicos, de la tierra, arrocerías, orientales, italianos, de picoteo y raciones...

Ya entrada la noche nos iremos a tomar algo a la plaza Cañadío o al Río de la Pila y si es fin de semana disfrutar de su ambiente nocturno.




-SANTANDER UNA CIUDAD PERFECTAMENTE UBICADA EN SU ENTORNO NATURAL.

Nada como una imagen para mostrar la belleza del entorno que rodea la capital cántabra. Por el sur el macizo de Peña Cabarga sobresale inmenso como un monte Olimpo que protegiera desde tiempos inmemoriales al asentamiento humano que se asoma a las bravas aguas del Mar Cantábrico. Este mar que ha traído parte de la prosperidad y muchas desgracias a la villa que se asienta en sus orillas desde hace más de 2.000 años. 
Por el oeste el parque de las Dunas de Liencres marca una prolongación natural de la costa santanderina y por el lado este las maravillosas playas de Langre, Galizano, Ajo y Noja, las cuales nos invitan a realizar un nuevo viaje a estas tierras del Norte.


Bahía de Santander y en primer plano la ría de Cubas que baña las poblaciones de Somo,
Cubas y Villaverde de Pontones. Foto del autor.




Santander y su entorno desde el aire.
Preciosa fotografía tomada desde la calle Lope de Vega. La Nao
Victoria zarpa de la bahía de Santander. 
Santander y el mar. Foto realizada desde el mirador de el Río de la Pila. Se aprecia el
Centro Botín, el techo del edificio del Banco de Santander, la bahía de nuestra ciudad
y al frente la montaña de Peña Cabarga. Santander.
Vista desde Peña Cabarga de la bahía de Santander. Al fondo se aprecia la capital.
Foto de Roberto Ruiz Torío.



En este artículo faltan muchos rincones de costa, calles, avenidas, monumentos, parques...
Cada viajero encuentra sus oasis preferidos, lo bueno de perderse es buscar y hallar esos lugares que a cada uno nos llaman la atención y quedan siempre enmarcados en nuestra mente o en alguna fotografía con la que decorar nuestro hogar.

Lo que si puedo aseguraros, es que no encontraréis una ciudad parecida a Santander, por su entorno, por sus playas, por sus paisajes por su gastronomía y por su tranquilidad.


Con este artículo termino la serie sobre Santander ciudad. Espero que a mis paisanos les haya gustado descubrir cosas sobre su propia ciudad que no conocían y sentirse un poco más orgullosos de toda la Historia que ha vivido esta bahía en sus más de 2000 años de vida civilizada. Y a los visitantes, desearles que no se queden solo con una visita de un día o dos, Santander y su entorno tiene muchos rincones con encanto por descubrir.

En el próximo post empezaré con nuestra Escapada a Escocia 2019. Un maravilloso recorrido en coche de 10 días por parte de las legendarias Highlands. Recorreremos de costa a costa las tierras del mítico William Wallace y conoceremos su historia, sus paisajes, sus gentes, sus monumentos, sus pueblos y por supuesto sus castillos, sus valles y sus lagos para terminar en Edimburgo, una capital de cuento.
Como siempre, empezaremos con un poco de Historia y de eso, Escocia tiene de sobra. 





Próximo post: 16.01- Escocia una tierra de leyenda. Un poco de Historia.