domingo, 17 de julio de 2016

11.0- Museo Thyssen. Exposición Caravaggio. Madrid.

25 de junio, sábado.
Madrid. España.



Una de las escapadas más amenas que podemos hacer por España es dejarnos caer por la capital del Reino y disfrutar de un fin de semana a nuestro aire. Solo hay que elegir entre la amplia variedad de opciones que tenemos a nuestro alcance; musicales, teatros, restaurantes temáticos, museos, noches locas, visitas a amig@s, terrazas, parques de atracciones, mercados, azoteas con encanto...
En este caso me decanté por una exposición espectacular sobre Caravaggio que dudo mucho pueda volver a darse tan cerca, y de paso, conocer el Museo Thyssen que aún no había tenido el placer de visitar. Eso sí, después de la cultura hay que disfrutar del Madrid más auténtico; Sol, Callao, calle de la Victoria, Carretas, plaza de Santa Ana, la Azotea del Círculo de Bellas Artes...bienvenidos a Madrid.




- FIN DE SEMANA EN MADRID. MUSEO THYSSEN-BORNEMISZA.

El Museo Thyssen se inauguró el 8 de octubre de 1992 para albergar una de las mejores y más prestigiosas colecciones privadas de arte. Esta colección fue reunida en apenas dos generaciones por Heinrich Thyssen-Bornemisza (1875-1947) y Hans Heinrich Thyssen Bornemisza (1921-2002). El conjunto de pintura más importante fue adquirido por España en julio de 1993 y comprende obras de finales del S. XIII hasta la década de los 80 de S. XX. La sede se instaló desde 1992 en el Palacio de Villahermosa, transformado en museo por el arquitecto Rafael Moneo.


Entrada al museo Thyssen-Bornemisza y su terraza. Madrid. Foto del autor.

La Colección Permanente se distribuye en tres plantas, el recorrido sugerido se inicia en la segunda planta con la Pintura Antigua, comienza con los Primitivos italianos para continuar con Renacimiento y Barroco. 
En las salas iniciales de la planta primera se encuentra la escuela holandesa. 


El autor junto a "Joven caballero en un paisaje" (1510)
del veneciano Carpaccio. Un cuadro que siempre me ha
gustado desde que lo ví por primera vez en un libro de
texto en el cole. Quién me diría que lo encontraría
aquí.


La Pintura Moderna empieza en la sala 29, con dos galerías de artistas norteamericanos del S. XIX, para continuar con el impresionismo, postimpresionismo y expresionismo alemán.
La planta baja se ha reservado al S. XX con obras cubistas, abstractas, surrealistas, de arte pop o la figuración en la posguerra europea.
Un recorrido donde podremos contemplar siete siglos de historia de la pintura.
La colección Carmen Thyssen-Bornemisza ocupa la ampliación del Palacio de Villahermosa llevada a cabo en el 2004. La componen más de 200 obras de pintura internacional desde el S. XVII al XX.
Para acceder a la exposición de Caravaggio os recomiendo adquirir las entradas en la web del museo: www.museothyssen.org , así podréis elegir hora y día de acceso y no tener que esperar las largas colas que seguramente os encontraréis.
Vamos a disfrutar del genio milanés...



- EXPOSICIÓN TEMPORAL CARAVAGGIO Y LOS PINTORES DEL NORTE.

 Michelangelo Merisi da Caravaggio (Milán,1571- Porto Ercole, 1610) realizó una obra muy variada que ejerció una enorme influencia sobre el arte del S. XVII. La crudeza realista, el intenso dramatismo de sus pinturas y un potente claroscuro son las principales razones del éxito de sus obras y de su fama como artista.


El autor a la entrada de la exposición Caravaggio. Museo Thyssen. Madrid.

En los Países Bajos, el pintor y escritor Karel van Mander reconoció ya en 1603 la originalidad del lombardo en su "Libro de la pintura" (1604). Hablaba de "las cosas maravillosas que estaba haciendo Caravaggio en Roma" y lo ponía de ejemplo a seguir por los jóvenes pintores. Muchos pintores de los Países Bajos, Alemania y Francia incorporaron a su obra elementos del estilo Caravaggio.
Esta exposición pone claramente de manifiesto la huella que dejó el artista milanés en los pintores del norte de Europa.
La exposición se divide en varias secciones para entender dicha influencia y la importancia que tuvo la innovación de Caravaggio en las tendencias que se siguieron entre 1600 y 1630. Fue el pintor más misterioso y sin duda, el más revolucionario de la historia del arte. 
Os aconsejo conocer su vida, de película. Por si sola, merecería cien artículos como este, pero de esos encontraréis muchísimos en internet mejor escritos y más eruditos de lo que podría hacer yo.
En la exposición está prohibido sacar fotografías. Las imágenes de los cuadros de Caravaggio están bajadas de Internet. En cambio, las obras de la exposición permanente del Thyssen, si pueden ser fotografiados. Hasta el 18 de septiembre de este año podéis disfrutar de este acontecimiento histórico en nuestro país.
La exposición está dividida en varias secciones:

A) Los primeros admiradores: Adam Elsheimer y Peter Paul Rubens. El jóven Rubens y Caravaggio tenían una energía similar, y ambos rompieron con las rígidas fórmulas de la pintura de finales del siglo XVI.


Muchacho mordido por una lagartija. National Gallery de Londres.
Caravaggio (1596).

B) Artistas y amantes del arte: quadri da stanza (cuadros para ámbito privado) y quadri d´altare (cuadros para ser expuestos). Cultivados mecenas y coleccionistas ayudaron en sus carreras artísticas a los pintores extranjeros que vivían en Roma.

C) Hendrick ter Brugghen y la escuela de Utrecht: pintores como Honthorst y Baburen que pintaron en Italia y Brugghen que lo hizo en los Países Bajos introdujeron en sus trabajos fórmulas estilísticas que procedían de Caravaggio.


Baco. Galería Uffizi, Florencia. Caravaggio (1596).

D) Pintores franceses en Roma: entre 1610 y 1630 los artistas franceses activos en Roma eran casi tan numerosos como los holandeses y flamencos. Claude Vignon, Simon Vouet, Valentin de Boulogne y Nicolas Tournier fueron los más reconocidos.

E) Caravaggio en Roma: de 1594 a 1605 Caravaggio fue abriéndose camino en Roma con su pintura, en 1596-97 el cardenal Del Monte lo tomó bajo su protección, dos de las obras para este primer mecenas romano las encontramos en la exposición: "Los músicos" y "Santa Catalina de Alejandría", este último, uno de los cuadros más hermosos (en mi humilde opinión) del gran artista.


La Buenaventura. Museos Capitolinos, Roma. Caravaggio (1594).



Los Músicos. Museo de Arte Metropolitano de Nueva York. Caravaggio (1595)


Santa Catalina de Alejandría. Museo Thyssen-Bornemisza Madrid.
Caravaggio (1596).


Tras el éxito de los cuadros que pintó para la capilla Contarelli, en la iglesia de San Luis de los Franceses (1599-1600), se convirtió en el pintor más solicitado de Roma. En 1605 su estilo se hizo menos pulcro, "San Francisco en meditación", con la penitencia y meditación como motivos principales, estuvo seguramente influenciado por la reyerta en la que mató a Ranuccio Tomassoni. Este hecho le hizo huir de Roma.


David y Goliat. Museo del Prado, Madrid. Caravaggio (1599).



El sacrificio de Isaac. Galería Uffizi, Florencia. Caravaggio (1603).


F) Nápoles y el sur de Italia: el último Caravaggio y sus seguidores: tras huir de Roma en 1606, Caravaggio halló la protección que buscaba en el sur de Italia. Allí modificó su estilo haciendo sus cuadros más sombríos. "El Martirio de Santa Úrsula" pertenece a sus últimos años. La dramática escena incluye un autorretrato del artista que observa el martirio fascinado. En Nápoles, las "extraordinarias sombras" de Caravaggio causaron asombro entre sus colegas.


San Juan Bautista. Museo Nelson Atkins, Kansas (EE.UU).
Caravaggio (1604).





El martirio de Santa Úrsula. Banca Commerciale Italiana, Nápoles.
Caravaggio (1610).

Último cuadro que pintó el artista, "El martirio de Santa Úrsula". En este lienzo se ve la nueva evolución que iba a tomar el estilo del milanés. Se observa el movimiento de la acción en la flecha que acaba de clavarse entre los senos de la santa en contraposición a la inmovilidad de los modelos que caracterizaba otras obras. En este óleo el mismo Caravaggio se autorretrata en el rostro del hombre que, entre asombrado y horrorizado, observa al rey de los hunos mientras ejecuta a la joven.



- MUSEO THYSSEN. EXPOSICIÓN PERMANENTE.

Tras pasar por el jardín nada más entrar al hall de entrada en la planta 0 tenemos a mano derecha la exposición temporal de Caravaggio, si seguimos adelante nos encontraremos con el acceso a la exposición permanente.
En esta planta 0 tenemos pintura europea del S. XX, dadaísmo, surrrealismo, abstracción, neodadaísmo y arte pop.
Veremos, entre otras, obras de Kandinsky, Dalí y Roy Lichtenstein.


"Mujer en el baño" (1963). Roy Lichtenstein. Museo Thyssen. Foto del autor.



"Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un
segundo antes de despertar" (1944) Dalí. Museo Thyssen. Foto del autor.


En la planta 1ª encontramos pintura holandesa del S. XVII, francesa e inglesa del S. XVIII, norteamericana y europea del S. XIX y europea del S. XX. 
Entre otros artistas veremos obras de: Claude Monet, Renoir, Juan Gris, Ludwig Kirchner, André Derain, Pablo Ruiz Picasso, Matisse, Degas o Vincent van Gogh.





Bailarina verde (1879).
Degas. Museo Thyssen.
Foto del autor.
Murnau, casas en el Obermarkt (1908).
Kandinsky. Museo Thyssen.
Foto del autor.



"Los Segadores" (1907). Picasso. Museo Thyssen. Foto del autor.



Amazona de frente (1882).
Manet. Museo Thyssen.
Foto del autor.
Conversación bajo los olivos (1921)
Matisse. Museo Thyssen.
Foto del autor.



























En la 2ª planta encontraremos pintura de los artistas primitivos italianos; pintura alemana, italiana, flamenca, holandesa y española de los siglos XV, XVI y XVII. Y pintura europea y norteamericana del S. XIX.



Retrato de Giovanna Tornabuoni
(1488). Ghirlandaio. Museo Thyssen.
Foto del autor.
Retraro del Dux Francesco Venier
(1556). Tiziano. Museo Thyssen.
Foto del autor.



























En esta planta disfrutaremos con obras de Tiziano, Ghirlandaio, Tintoretto y El Greco. Impresionantes los maestros venecianos y el maestro griego que hizo toda su carrera en la corte española. De Ghuirlandaio hay que resaltar el espectacular retrato de Giovanna Tornabuoni, una mujer de la nobleza florentina, por su colorido y sencillez, parece increíble que fuera pintado en en el S. XV. 
De Tiziano, el cuadro del Dux Francesco (máximo gobernante de la república de Venecia de 1554 a 1556) fue el último que realizó el artista para la Serenísima ya que sería sustituido como pintor de la corte veneciana por Girolamo de Tiziano y Tintoretto.




Anunciación (1600) El Greco.
Museo Thyssen.
Foto del autor.
La Inmaculada Concepción (1613)
El Greco. Museo Thyssen.
Foto del autor.



























Rubens, Canaletto, Rembrandt...un auténtico tesoro que no debéis perderos. El museo se recorre de manera muy fácil, son dos plantas más la planta baja y con el plano guía del museo no os perderéis nada. Canaletto y los pintores venecianos y holandeses del S. XVIII son de mis favoritos por los maravillosos cuadros que, como fotografía de época, reflejan ciudades con tanta historia como Venecia, Florencia o Roma.


Vista de la plaza San Marco de Venecia (1723). Canaletto. Museo Thyssen.
Foto del autor.
Plaza Navona, Roma (1699). Wittel, Gaspar Adriaansz, van (Vanvitelli). Museo Thyssen.
Foto del autor.


El autor de Vista de la plaza de San Marco es el afamado pintor rococó Canaletto, la pintura formaba parte de un conjunto de cuatro obras que le encargó un noble veneciano para decorar su palacio. Una bellísima imagen que podemos identificar perfectamente si hemos visitado la ciudad de los canales en pleno S. XXI.
En cuanto a van Wittel (1653-1736), este pintor holandés se trasladaría con 22 años a Roma donde ya ejercería prácticamente toda su obra pictórica. De 1694 a 1710 viajó por toda Italia dejando muestras pictóricas de Florencia, Bolonia, Ferrara, Venecia, Milán, Plasencia y Nápoles.





Venus y Cupido (1606-1611).
Rubens. Museo Thyssen.
Foto del autor.
Autorretrato (1643).
Rembrandt. Museo Thyssen.
Foto del autor

























La colección del Museo Thyssen es una exposición que puede verse tranquilamente en un par de horas y media, incluida la exposición temporal (en este caso la de Caravaggio y los maestros del norte) y la colección Carmen Thyssen.



Tras salir del museo Thyssen podemos ir a comer a alguno de los muchos restaurantes con encanto que hay en la parte de atrás de la Puerta del Sol; por la calle Victoria, la calle de La Cruz, la calle del Príncipe...




- PLAN PARA UNA TARDE POR MADRID.

Después de ver el Museo Thyssen me acerco por la calle de la Victoria, la taberna Alhambra fundada en 1920 es ya un clásico en mis escapadas por Madrid, no os perdáis su salmorejo, callos y recetas nacionales en unas raciones que os costara terminar.


Salmorejo y huevos rotos en Taberna Alhambra. Madrid. Foto del autor.

Tras comer siempre apetece tomarse un café o una cervecita. En Madrid uno de los lugares más espectaculares para hacerlo, con vistas, es la azotea del Círculo de Bellas Artes, en la calle Alcalá 42, muy cerca de la Puerta del Sol.


Azotea del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Foto del autor.

Para comer os recomiendo que reservéis, es un lugar que está muy de moda y llegar y tener mesa libre es muy complicado. Tanto las mesas del restaurante como la zona para tomarse algo esta convenientemente refrescada por agua pulverizada, así que no hay problema por el sol del verano.
La entrada cuesta 4 euros por persona pero merece la pena, las fotos os convencerán. 


Azotea del Círculo de Bellas Artes con la calle Alcalá a nuestros pies. Madrid.
Foto del autor.


Madrid a nuestros pies desde la azotea del Círculo de Bellas Artes. Esta vista es del norte de
la capital de España. Foto del autor.


Madrid siempre tiene nuevos sitios que conocer, lugares que visitar y locales donde disfrutar de cualquier tipo de gastronomía. Un fin de semana para escaparse y desconectar.
Con este artículo sobre el Museo Thyssen me despido de vosotros hasta el próximo viaje que será uno de los más espectaculares que he emprendido hasta ahora. Asia me espera. Entraré por Singapur y conoceré la Malasia peninsular, sus campos de té, islas de ensueño aún no masificadas, playas, ciudades coloniales y su capital Kuala Lumpur para luego volar a la isla de Java, ya en Indonesia. Recorreré esta gran isla de punta a punta visitando templos espectaculares, volcanes, selvas, pueblos con encanto y después pasaré a Bali. La isla de los dioses, uno de los lugares que siempre he deseado conocer. Tras recorrerla y como guinda del pastel, vuelta a Singapur para, en los últimos días de escapada, conocer la perla del Sudeste Asiático con sus edificios futuristas y mercados tradicionales.


¡¡¡¡Hasta pronto viajer@s!!!!! Gracias por estar ahí.



Próximo post: 12.0 ESCAPADA 2016. SINGAPUR, MALASIA E INDONESIA-BALI.























martes, 5 de julio de 2016

10.6- Mont Saint Michel. Un sueño de piedra hecho realidad.

25 de mazo de 2016. Viernes.
Arromanches. Francia.


Me levanto a las 07:30 en el hotel De Normandie en Arromanches. Tras el desayuno me pongo en ruta hacía Falaise, quiero visitar el castillo de Guillermo I el Conquistador. Me despido por unas horas de la costa y me interno en la campiña normanda para visitar uno de los castillos más míticos de Europa.
Hay 70 kilómetros desde Arromanches y el cielo continua como ayer, encapotado y lluvioso pero con unos agradables 15ºC.


- GUILLERMO I EL CONQUISTADOR. UN POCO DE HISTORIA.

Nacido en Falaise en la Navidad del 1027, era hijo único e ilegítimo del duque Roberto I de Normandía. La nobleza normanda de la época era descendiente de los vikingos que intentaron tomar París el siglo anterior (910) y que pactaron la paz con Francia asentándose en la costa normanda como primera línea de defensa contra sus parientes escandinavos. Era muy joven cuando, en 1035 se convirtió en Duque de Normandía con el nombre de Guillermo II. Nada más acceder al título tuvo que enfrentarse a los barones del Ducado que se negaron a obedecerle. Con 20 años los derrotó y se consolidó en el poder, pero no es hasta 1060 que no consigue dominar Normandía definitivamente. En 1050 se casó con Matilda, hija de Balduino V, Conde de Flandes.


Plaza del Ayuntamiento de Falaise desde la muralla baja del castillo. Se aprecia la estatua de
Guillermo el Conquistador y la iglesia de Saint Gervais del S. XI.

Al otro lado del Canal, al final de su vida, el rey Eduardo el Confesor eligió a Guillermo, que era su primo lejano, como sucesor al trono de Inglaterra.
Al morir este, el Duque de Wessex Harold se coronó rey de Inglaterra, los normandos lo consideraron una traición y Guillermo decidió responder. En septiembre de 1066 Guillermo desembarcó en el sudeste de Inglaterra. El 14 de octubre de ese mismo año se produjo la batalla de Hastings, entre Guillermo y sus normandos contra Harold y sus anglo-sajones.
La batalla duró unas 5 horas y el resultado fue una victoria completa del normando, convirtiéndose en Guillermo I de Inglaterra, amo y señor de todo el reino y último extranjero en conquistar la "pérfida Albión". El nuevo rey de Inglaterra pasaría el resto de su vida combatiendo para preservar sus tierras tanto en Inglaterra como en Normandía. Nunca quiso integrarlas en un único imperio, las gobernó por separado.
Las famosos tapices de Bayeux cuentan la historia de esta gran conquista.
Guillermo murió en 1087 combatiendo a sus enemigos en el norte de Francia y dividió sus posesiones entre su hijo mayor, Roberto, que se quedó con sus posesiones en Normandía y su segundo hijo Guillermo al que legó Inglaterra.


Castillo de Guillermo I el Conquistador en Falaise. Normandía. Foto del autor.



- EL CASTILLO DE FALAISE.

Este castillo es el punto de partida de una de las epopeyas medievales más espectaculares y conocidas de Europa. Más tarde, los sucesores de Guillermo ampliaron las construcciones originales convirtiendo sus castillos en magníficos ejemplos de arte normando.


Puerta de acceso al recinto fortificado del castillo de Falaise. Normandía. Foto del autor.
Entrando a la torre del homenaje del castillo de Falaise. Normandía. Foto del autor.

Gracias a varios proyectos de restauración la mayoría de esas fortificaciones pueden visitarse hoy. El Castillo de Falaise en concreto es una maravilla, dispone de tablets digitales donde podemos observar la vida en la estancia en la que nos encontramos simplemente pasando la tablet por el punto designado: el salón del trono, las estancias privadas de los duques, el cuerpo de guardia, las cocinas...y luego contemplar la sala a través de la tablet como si fuera una cámara de video, es impresionante. El vídeo que os pongo os lo muestra.



 Disponemos además de paneles animados, vídeos, elementos arqueológicos, maquetas de torres de asalto y catapultas y réplicas de mobiliario del período para completar nuestro recorrido al pasado.


Estancias privadas de la Duquesa. Tenemos paneles animados en todas las salas
del castillo donde los protagonistas nos hablan (en inglés y en francés) de la vida diaria en
el castillo. La tablet que nos dan a la entrada debemos pasarla por los puntos señalados
en las habitaciones para disfrutar de las estancias tal como eran en el S. XI a través de ella.
Falaise. Normandía. Foto del autor.
El autor en lo alto de la torre del homenaje del castillo de Guillermo el Conquistador con Falaise
a nuestros pies. Normandía.


Vista general de Falaise desde la torre del castillo de Guillermo el Conquistador.
Normandía. Foto del autor.

En una estancia de las propias murallas del castillo podremos ver un reportaje sobre la evolución de la fortaleza, desde sus primeros años, hasta como la conocemos hoy en día.
La entrada al castillo cuesta 8 euros para adultos y 4 euros para los menores de 17.
Tras recorrer este magnífico exponente de fortaleza normanda del S. XI bajo a la plaza del ayuntamiento donde me encuentro con la famosa estatua de Guillermo I de Inglaterra y la iglesia de Saint Gervais del S. XI. Empezó su construcción en 1066 en estilo románico pero con el paso del tiempo se le fueron incorporando elementos del gótico-flamígero y renacimiento (1570). Me acerco a la puerta de la iglesia, compruebo con sorpresa que está abierta y entro a contemplarla, no es tan recargada como las iglesias españolas, es más sobria y se nota la reforma hecha tras los daños causados por los bombardeos de la 2ª G.M. 


Iglesia de Saint Gervais en Falaise. Normandía. Foto del autor.


Salgo de Falaise, bajo un cielo plomizo de nubes bajas que descarga lloviznas intermitentes, me encamino hacía la joya final de mi viaje por estas tierras del noroeste francés.
La Abadía del monte de San Miguel, una joya que parece sacada del sueño de un escritor de novelas medievales fantásticas.
Desde Falaise cojo la D-511 hacía Pont-d´Ouilly y atravesando la Normandía profunda recorro poblaciones tan bellas como Condé sur Noireau, Vire y Saint Sever Calvados para luego salir a la autovía A-84, pasar por Avranches, donde pasaré mi última noche en Normandía, y llegar a la Abadía de Mont Saint Michelle. Son 131 kilómetros desde Falaise.



- EN RUTA HACÍA EL MONT SAINT MICHEL. UN POCO DE HISTORIA.

La larga historia del Mont Saint Michel comienza en el año 708, cuando Aubert, obispo de Avranches, hizo construir en el Mont-Tombe un santuario en honor del Arcángel San Miguel. El monte se convirtió rápidamente en un lugar importante de peregrinaje. En el S. X, los benedictinos se instalaron en la abadía mientras que, más abajo, se desarrollaba la villa. En el S. XIV dichas viviendas de se extendieron hasta el pie del peñasco ocupando todo el monte.
Plaza fuerte inexpugnable durante la Guerra de los Cien Años (1337-1453), el Mont-Saint-Michel es también un ejemplo de arquitectura militar. Sus murallas y fortificaciones resistieron todos los ataques ingleses e hicieron del Monte un lugar simbólico de la identidad nacional francesa.


El autor y su cámara desde el parking de Mont Saint Michel. A punto de empezar la visita.
Normandía.

Tras la disolución de la comunidad religiosa durante la Revolución Francesa y hasta 1863, la abadía fue utilizada como prisión. En 1874 es convertida en monumento histórico y se realizan ininterrumpidamente grandes restauraciones en la totalidad del lugar.
Dichas restauraciones permiten contemplar el esplendor de una abadía que, los hombres de la Edad Media veían como una representación de la Jerusalén celeste sobre la tierra, la imagen del Paraíso.
Desde 1979 el Monte de San Miguel está incluido en la lista del patrimonio mundial de la UNESCO.



- LLEGANDO A MONT SAINT MICHEL. PRIMERAS IMPRESIONES.

Desde Avranches, por la A-84, tenemos 24 kilómetros hasta la Abadía. Los últimos kilómetros recorriendo esa carretera viendo crecer poco a poco la mole pétrea del Mont, elevándose en medio de la inmensa bahía es impresionante, sobre todo cuanto más nos vamos acercando. 


Vista de la Abadía de Mont Saint Michel desde 2 kms. de distancia
Normandía. Foto del autor con trípode y zoom.

Tras salir de la autopista cogemos la nacional RD-976, que pasando por Pontorson nos dejara en el moderno parking, desde él se puede llegar a la Abadía a pie (50 minutos), en bus-lanzadera eléctrico (gratuito, 12 minutos), en coche de caballos lanzadera (25 minutos y de pago) o en línea de autobuses municipal Pontorson- Le Mont Saint Michel. Al lado del parking tenéis un centro de información turística con toda la información. Yo os recomiendo acercaros andando por el puente-pasarela a la Abadía, es una gozada acercarse poco a poco a esta joya arquitectónica disfrutando del entorno natural, y más, con un día tan espectacular como el que tuve la suerte de disfrutar. Ya a la vuelta, más cansados, coger el bus-lanzadera.


Puente-pasarela de acceso al Mont Saint Michel. Normandía. Foto del autor.

El parking para coches cuesta 6,30 euros menos de 2 horas (imposible si vas a visitar la Abadía) por encima de esas 2 horas, cuesta 12,50 euros 24 horas seguidas. Para caravanas, motos y autobuses los precios varían. Para más información tenéis la web oficial www.bienvenueaumontsaintmichel.com


No dejas de asombrarte de la maravilla que tienes ante tus ojos. Mont Saint Michel.
Normandía. Foto del autor.



- LA ABADÍA DE LE MONT SAINT MICHEL. UN LUGAR ENTRE EL CIELO, LA TIERRA Y EL MAR.

Cuando llegamos al pie del Mont deberemos atravesar tres puertas fortificadas, la Puerta del Antecuerpo, la Puerta del Bulevar y la Puerta del Rey. Entre la primera y la segunda veremos unas bombardas inglesas recuperadas tras un ataque de estos en la Guerra de los Cien Años.


Puerta del Rey, acceso al burgo del Mont Saint Michel. A la dcha. un chiringuito para comer
algo a precios razonables antes de la pateada que me espera. Normandía. Foto del autor.

Entramos en el pequeño burgo normando que en este siglo XXI ha reemplazado las casas de vecinos, mesones y albergues para peregrinos por modernos hoteles, restaurantes y tiendas de souvenirs, pero conservando ese encanto de villa medieval que nos dejará con la boca abierta.
La ciudad esta rodeada por murallas y se puede elegir dos caminos para subir a la Abadía, la ronda de las murallas (espectacular por las vistas y la propia fortaleza en sí) o subiendo entre las casas de la villa. Yo os recomiendo subir por las murallas, visitar la Abadía (imprescindible habiendo llegado hasta aquí, la entrada cuesta 9 euros) y bajar por la terraza del Oeste, Rampa de los Poulains y dejar las tiendas y el burgo para el final. No tiene perdida.


Comenzamos la ronda por las murallas de Mont Saint Michel tras pasar por la Puerta del Rey.
Normandía. Foto del autor.



Vista del puente-pasarela desde la Torre del Rey. Mont Saint Michel. Normandía.
Foto del autor.

La subida a las murallas la encontraremos justo tras pasar la Puerta del Rey, subiremos a la Torre del Rey y de ahí seguiremos las murallas pasando por diferentes torres, Torre de la Libertad, Torre Baja y Torre Bouche hasta llegar a la Torre Norte, la más alta del recinto, que nos da acceso a la entrada de la Abadía.


Vista de la inmensa bahía del Mont Saint Michel desde la Torre de la Libertad. A la dcha.
se aprecia diminuto el puente-pasarela de acceso al recinto. Normandía.
Foto del autor.
Caminando por la muralla entre los tejados del burgo de Saint Michel. Normandía.
Foto del autor.
Caminando por la ronda de las murallas de Mont Saint Michel. Una gozada que no debéis
perderos. Normandía. Foto del autor.

 Todas estas fortificaciones construidas durante la Guerra de los Cien Años para protegerse de los ingleses hacen de la Abadía y el pueblo una fortaleza inexpugnable, que, efectivamente, nunca pudieron tomar los ingleses ni ningún otro atacante.
Tras pasar la Sala de los Guardias, entrada fortificada de la Abadía, subimos por la escalera monumental llamada el Grand Degré hasta la terraza de Saut-Gaultier. Se camina entre la iglesia y los edificios abaciales, unidos por pasajes suspendidos. Estos edificios construidos entre los siglos XIV y XVI fueron la residencia señorial de los abades.
De ahí pasamos a la Terraza del Oeste, desde donde se aprecia una vista general sobre la bahía que es increíble, desde el peñasco de Cancale al oeste (Bretaña) hasta los acantilados normandos del este. Se aprecia también el Mont-Dol y el islote de Tombelaine. A lo ancho se distingue el archipiélago de las islas Chausey de donde procede el granito con el que se construyo la Abadía.


Vista al este desde la Terraza del Oeste, se ve el islote Tombelaine y al fondo la costa
normanda. Abadía Mont Saint Michel. Normandía. Foto del autor.


Vista al oeste desde la Terraza del Oeste, se aprecia la presa en la desembocadura del río
Couesnon y más allá la región de Bretaña. Normandía. Foto del autor.
Vista desde la Terraza del Oeste. Mont Saint Michel. Normandía. Foto del autor.

Ahora entramos en la iglesia abacial, construida en las primeras décadas del año mil e instalada en la cima del peñasco a 80 metros sobre el mar, sobre una plataforma de 80 metros de largo. El coro románico, derrumbado en 1421, fue reconstruido tras la Guerra de los Cien Años en estilo gótico flamígero.


Iglesia abacial del Mont Saint Michel. Normandía. Foto del autor.


Iglesia abacial de Mont
Saint Michel.
Normandía. Foto del autor.
Claustro de Mont Saint
Michel. Normandía.
Foto del autor.



























La visita continúa por el claustro, una maravilla teniendo en cuenta el lugar donde se encuentra, en lo alto de un edificio de casi 80 metros de alto. Tenemos una vista preciosa de la bahía a través de una cristalera. Este era lugar de procesiones durante las fiestas religiosas, construido sobre un edificio llamado la Maravilla (S.XIII) permite el acceso al refectorio, la cocina, la iglesia, los dormitorios, al archivo de cartas y a diferentes escaleras.


Claustro del Mont Saint Michel. Normandía. Foto del autor.


Claustro de Mont Saint Michel. Al fondo la cristalera con vistas a la bahía. Normandía.
Foto del autor.

Pasamos por el Refectorio donde los monjes comían en silencio mientras uno de ellos les leía. Por una escalera accedemos a la Sala de los Huéspedes que estaba destinada a recibir a reyes y nobles. La visita continua accediendo a la Cripta de gruesos pilares, elevada a mediados del S. XV para sostener el coro gótico la de la iglesia abacial.


Refectorio del Mont Saint Michel. Donde comían los monjes. Normandía.
Foto del autor.
Sala de los Huéspedes donde se recibía a reyes y nobles visitantes. Se aprecia perfec-
tamente el tamaño de las dos chimeneas que debían caldear al estancia.
Mont Saint Michel. Normandía. Foto del autor.
Las gruesas columnas de la Cripta sostienen el coro gótico de la iglesia abacial.
Mont Saint Michel. Normandía. Foto del autor.

Se llega ahora a la Cripta de San Martín (año 1000) que servía de cimiento al brazo sur del crucero de la iglesia abacial. Desde la cripta se accede por un pequeño pasaje a la enorme rueda que ocupa el antiguo osario de los monjes. Fue instalada en 1820 para subir los alimentos de los presos encerrados en la Abadía que la Revolución Francesa transformó en prisión para los no afines al Régimen.


Grua que llega hasta el
Osario de los Monjes.
Mont Saint Michel.
Normandía. Foto del autor.
Rueda de la grúa del Osario
de los Monjes. Mont Saint
Michel. Normandía.
Foto del autor.








Vista panorámica del puente-pasarela de acceso a Mont Saint Michel desde el Osario de
los Monjes. Normandía. Foto del autor.

De aquí pasamos a la Capilla de San Esteban y tomamos la escalera Norte-Sur situada bajo la terraza del oeste. Es el gran eje de circulación del monasterio románico y da al Paseo Cubierto, un larga sala con doble nave. Sus arquitectos pensaron en montar sus bóvedas sobre arcos cruceros; esta innovación anunciaba el nacimiento del Arte gótico a principios del S. XII. Impresionante ver el lugar donde nació la idea que luego se plasmaría en todo su esplendor en nuestras inimitables catedrales góticas. Un regalo inesperado para todo amante de la Historia del Arte.


La cuna del arte gótico se encuentra en este Paseo Cubierto con sus bóvedas sobre
arcos cruceros (S. XII). Mont Saint Michel Normandía. Foto del autor.

Nos encontramos en La Maravilla entrando en la Sala de los Caballeros, construida para sustentar el claustro, era la sala de trabajo y estudio de los monjes. Su obra intelectual, los manuscritos de la Abadía, han llegado hasta nosotros conservados en Avranches. Finaliza la visita de la Maravilla por la capellanía, era este el lugar donde los monjes acogían a los pobres y a los peregrinos de cualquier condición.



Sala de los Caballeros, era la sala de estudio y trabajo de los monjes. Mont Saint Michel.
Normandía. Foto del autor.


Jardines del Norte, ante nosotros el edificio de La Maravilla, la cristalera de arriba es el
mirador del claustro. Mont Saint Michel. Normandía. Foto del autor.


Vista de La Maravilla y la aguja del campanario de 32 metros (en obras, que raro).
En lo alto se halla una estatua dorada de San Miguel realizada en 1897.
Mont Saint Michel. Normandía. Foto del autor.

Tras salir de la capellanía nos encontramos en los jardines del norte desde los que tenemos una vista privilegiada de La Maravilla. Rodeamos todo el complejo de la Abadía para salir a la zona oeste, bajaremos por la Rampa de los Poulains y ya solo queda visitar la calle principal del burgo para ver que nos ofrecen las tiendas de souvenirs. 


Bajando por la Rampa de Los Poulains. Mont Saint Michel. Normandía.
Foto del autor.


Vista de la Abadía con el carril de la grúa que lleva al Osario de los Monjes. Mont
Saint Michel. Normandía. Foto del autor.

Tras ir de tienda en tienda, ha caído un libro sobre el Mont Saint Michel, un imán de gárgola para mi nevera y unas postales para mandar a la familia. Merece la pena llevarse un pequeño recuerdo de esta maravilla.


Tiendas en la calle principal
de Mont Saint Michel.
Normandía. Foto del autor.
Burgo de Mont Saint
Michel. Normandía.
Foto del autor.

Si no es muy tarde y no estáis muy cansados podéis volver andando de nuevo hasta el parking, si no, podéis coger el bus-lanzadera y bajaros en la parada de Place du Barrage, en la zona de los hoteles, desde allí podéis acercaros a la presa del río Le Couesnon desde donde tendréis unas vistas preciosas de la Abadía y su entorno.











Alejándonos de la Abadía de Mont Saint Michel. Normandía. Foto del autor.


Vista general de la Abadía de Mont Saint Michel. Normandía. Foto del autor.


Vista de Mont Saint Michel desde la presa del río Couesnon. Normandía. Foto del autor.

Y aquí se termina la visita, el lugar es una maravilla. La construcción parece algo mágico, sacado de la imaginación de algún juglar medieval. Cada rincón, jardín, mirador y estancia de la Abadía no deja de sorprendernos. Un lugar que hay que visitar ineludiblemente. 
Dejo atrás la Abadía y me dirijo a Avranches donde pasaré mi última noche en Normandía.



- AVRANCHES.

En Avranches se conservan los manuscritos del Mont Saint Michel, se posiciona sobre un peñasco donde confluyen los ríos Sée y Sélune. Debido a su posición estratégica, Avranches tiene un pasado rico y turbulento. Sus orígenes se remontan al origen de los tiempos. En el S. IX a.C. los celtas y los Abrincates ocupaban la región. Tras la Guerra de las Galias (58-51 a.C.) y su conquista por Julio Cesar se convierte en capital galo-romana y goza durante tres siglos de una cierta prosperidad.
A continuación vienen las incursiones de los sajones y luego de los francos que se instalan allí en el 786.
Durante más de un milenio, los obispos serán los personajes más importantes de la ciudad, uno de ellos, Saint Aubert, funda sobre el monte Tombe "Le Mont Saint Michel".
La última vez que Avranches entró en los libros de Historia fue el 31 de Julio de 1944 cuando el general Patton inició su ofensiva en Avranches para acabar la batalla de Normandía, preludio de la liberación de Francia.


Monolito en memoria del general americano George Patton en la plaza Patton.
Avranches. Normandía. Foto del autor.

Yo no lo he dudado y me instalo en el hotel Patton, en la salida sur de la ciudad, justo en la Plaza Patton en donde encontramos un Sherman junto al monolito dedicado al general norteamericano. Desde allí tengo un paseo de 15 minutos hasta el centro de la ciudad. Veo el castillo y el torreón (S. XIII) de la ciudad pero no puedo acceder a su museo pues ya está cerrado y mañana parto para Santander a primera hora. En este lugar estuvo la fortificación romana que inició la historia de Avranches en el S. I de nuestra era.



Castillo de Avranches. Normandía. Foto del autor.

Recomiendo visitar la iglesia de Saint Gervais de estilo neoclásico, con un campanario de estilo neorrenacentista de 74 metros de alto. Su tesoro guarda un relicario de oro y plata en el que, dice la tradición, reposa el cráneo de San Aubert. La imponente iglesia de Notre Dame des Champs frente a los jardines Des Plantes también es digna de ver.


Aquí termina esta serie de artículos dedicados a la región de Normandía. Esta parte de la costa atlántica francesa es una maravilla en la que encontrareis muchos motivos para disfrutar, tanto naturales como arquitectónicos. Un lugar ideal para visitar por sus playas, museos, pueblos con encanto y rincones con Historia, sobre todo de la 2ª Guerra Mundial. Si sois aficionados a esta parte de la historia, sus museos, playas, baterías de costa y bunkers os van a encantar.


Vista del Mont Saint Michel desde el sur de la ciudad de Avranches. Ya desde
esta distancia impresiona. Normandía. Foto del autor.




Muchas gracias a todos por estar ahí. Nos veremos pronto en el siguiente artículo, esta vez por Madrid.





Próximo post: 11.0- Museo Thyssen de Madrid. Exposición Caravaggio.